1.
Hay accidentes mortales con bicicletas en la calle en todo el mundo
1.1.
En un mes murieron tres jóvenes en la ciudad de Buenos Aires, atropellados
mientras circulaban en bicicleta. Franco Sánchez murió atropellado en el barrio de Pompeya el 6 de
diciembre de 2017; también murieron Sofía Osswald en San Telmo el 3 de enero y
una joven (cuyo nombre no aparece en las noticias) en Caballito el 10 de enero.
En los dos últimos casos, se precisa que fueron atropelladas por colectivos. Y hubo
436 personas fallecidas por accidentes de este tipo en el país durante 2016.[1]
1.2. “El ciclista italiano Michele Scarponi murió este sábado a los 37 años
después de estrellarse contra una camioneta mientras entrenaba en los
alrededores de su pueblo natal, Filottrano, en el este de Italia. Scarponi, que
pertenecía al equipo Astana Pro, se
adjudicó el Giro de Italia en 2011, después de que Alberto Contador fuera
despojado del título por un caso de dopaje. También había ganado la primera
etapa del Tour de los Alpes este lunes.” BBC.com (22/04/2017).[2]
1.3. “El ciclista británico Chris Froome, triple campeón del Tour de
Francia, ha compartido este martes en su cuenta de Twitter una fotografía
de su bicicleta destrozada. "Acabo de ser atropellado intencionalmente por
un conductor impaciente que me tiró al asfalto. Estoy bien, la bici destruida.
El conductor siguió", dice el texto que acompaña la imagen, que está tomada
en Beausoleil (Francia).” Diario El País (09/05/2017).[3]
1.4. Según datos constantes en Argentina (y
tomando como base los datos de 2017) mueren unos 40 ciclistas por mes en
accidentes de tránsito en Argentina. Y en la Ciudad de Buenos Aires, 7 de cada
10 muertos son motociclistas o ciclistas.[4]
Vemos entonces que hay accidentes incluso fatales, cuyas víctimas son
personas experimentadas, y que suceden en poblaciones mucho menos densas que
una gran ciudad como Buenos Aires.
2.
Los subterráneos tienden a saturarse en las horas pico
Estudios recientes muestran que, al mejorar
el servicio de subterráneos, pasajeros que utilizaban otras opciones han
comenzado a optar por el subte, provocando que se sature, sobre todo en las
horas pico.
Por eso, por ejemplo, está en estudio una
nueva línea de subtes, que llevaría la letra F:
“En 2001, la Legislatura estableció que la
ciudad debía ser equipada con una línea de subte transversal para unir sin
necesidad de transbordos Constitución con Palermo a lo largo, principalmente,
del eje de las avenidas Entre Ríos-Callao. Más de 15 años después, el gobierno
porteño avanza con los estudios de factibilidad técnica y financiera para
concretar la obra, aunque no empezaría antes de 2020.
El nuevo ramal tendrá 8,6 kilómetros de
extensión entre la terminal de trenes de la línea Roca y Plaza Italia. Los
trabajos demandarían una inversión de casi
US$ 1050 millones, a razón de US$
120 millones por kilómetro, para solventar la obra civil, la instalación de
vías y señales, la compra de material rodante y el suministro de potencia
eléctrica. Recibiría medio millón de pasajeros diarios, estiman los
funcionarios involucrados en el proyecto; hoy, toda la red moviliza un promedio
de 1.200.000 personas por día hábil.” Diario La Nación (21/10/2017).[5]
3.
Una solución económica para el tránsito en la ciudad
En
otros países del mundo se sorprenden que en Argentina colisionen autos y
trenes. Y es que allí nunca andan al mismo nivel. Aquí la idea es la misma ‒que vehículos de porte muy diferente no
circulen al mismo nivel pues es una posibilidad constante de tragedia‒ pero
aplicada a bicicletas y automotores. Una opción es que las bicisendas sean
soterradas. Otra opción es la bicisenda sobreelevada.
Un túnel subterráneo -como el de la foto- con una sección
rectangular de (digamos) 4 x 2,5 metros puede hacerse a poca profundidad con
caños prefabricados, con bajo costo… sobre todo si se lo compara con el precio
de instalar una nueva línea de subterráneos. Con estas medidas, casi cualquier
calle puede ser apta para tener un túnel de este tipo debajo.
Ese túnel posibilitaría que las bicicletas
circularan:
– Sin
irregularidades en el piso
– Sin agua de las
alcantarillas que causa caídas
– Sin la molestia o
el impedimento de la lluvia, el viento; o el frio o el calor excesivos
– Con la
posibilidad de mayor velocidad que en la calle (podrían señalizarse dos
carriles en cada sentido, para mayor y menor velocidad)
‒ Sin costo alguno,
como tiene el transporte público o el auto particular
‒ Con beneficios
para la salud, por el ejercicio cotidiano implicado
‒ Con reducción de
la contaminación, del consumo de energía y del ruido
En un túnel
semejante que siguiera, por ejemplo, el itinerario de la Av. Rivadavia un
amateur del ciclismo como yo podría ir desde Puerto Madero a Liniers en media hora...