domingo, 13 de noviembre de 2022

San Pablo: “ora et labora”, día y noche

   


   La consigna “ora et labora” (ora y trabaja) identifica la vida benedictina: aunque no está literalmente así en la Regla de San Benito, resume bien lo que es la vida del monje. Y, de hecho, Benito lo dice con alguna palabra más: “La ociosidad es enemiga del alma. Por eso los hermanos deben ocuparse en ciertos tiempos en el trabajo manual, y a ciertas horas en la lectura espiritual (lectio divina)” (RB 48,1). Y, recordemos que la “lectio divina” es el modo de orar típico de los monjes.

   Pero, mucho antes que a Benito y sus monjes, vemos a San Pablo practicando la consigna “ora et labora” y con toda asiduidad: “día y noche”:

‒ “Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones” (1Ts 1,2; cf. Fil 1.3s; Col 1,3).

‒ “Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, mientras trabajábamos día y noche para no serles una carga” (1Ts 2,9).

‒ “…no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen” (1Ts 2,13).

‒ “¿Cómo podremos dar gracias a Dios por ustedes, por todo el gozo que nos hacen sentir en la presencia de nuestro Dios? Día y noche, le pedimos con insistencia que podamos verlos de nuevo personalmente, para completar lo que todavía falta a su fe” (1Ts 3,9s).

‒ “Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como vagos, y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes” (2Ts 3,7s).

‒ “Doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura al igual que mis antepasados, recordándote constantemente, de día y de noche, en mis oraciones”.

‒ “Nos agotamos, trabajando con nuestras manos” (1Co 4,12).

    Sabemos que Pablo trabajaba como tejedor de tiendas de campaña (cf. Hch 18,3). Y, por otra parte, uno de los consejos de San Pablo es el versículo más corto de la Biblia, y uno de los más comentados y practicados en la historia de la espiritualidad: “Oren incesantemente” (1 Ts 5,17)

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