Mi ponencia en la Semana de Teología
2021 se tituló: "¿Y la koinonía?” (se la puede encontrar en este mismo
blog, en el siguiente enlace: ¿Y LA KOINONÍA?). Allí analizaba la poca insistencia que nuestras comunidades ponen en este
elemento esencial de la Iglesia, a la luz del Nuevo Testamento y los primeros
siglos cristianos.
También se lo preguntaba Rudolf Schnackenburg (1914 - 2002), quien fue
un presbítero católico alemán y estudioso del Nuevo Testamento. Nada menos que Joseph
Ratzinger ‒Benedicto XVI‒ se refirió a él como "probablemente el
exégeta católico de habla alemana más importante de la segunda mitad del siglo
XX".[1]
Y Schnackenburg no se lo preguntaba de cualquier modo: esta pregunta está en la reflexión final de sus dos tomos sobre “El mensaje moral del Nuevo Testamento”.[2] Allí considera la vida cristiana actual a la luz de lo visto en esos dos tomos.
A continuación copio un par de párrafos de esa reflexión final, que se titula: “La comunidad
de fe como lugar de la realización cristiana de la vida” que, literalmente, son
las últimas páginas de esta gran obra:
“La dimensión social de la vida humana está en el Nuevo Testamento
destacadamente referida a la comunión de los creyentes e instalada en la
«Iglesia». La comunidad, ya se trate de la comunidad doméstica o de una Iglesia
local constituida por diversos grupos y comunidades domésticas, es el lugar
preferente de la realización cristiana de la vida. Indudablemente, los
creyentes también mantenían contactos con su medio ambiente social, pero no
tanto a título individual cuanto más bien como miembros de la comunidad a la
que se sabían pertenecer y en la que estaban asentados. Esta conciencia
«eclesial» repercutía en su conducta moral y desembocaba en una ética específica del grupo, que hallaba
su más clara expresión en la tendencia al amor (agape) solicitada por Jesús y realizada por él de la manera más
plena y perfecta. El amor al prójimo, que se amplía hasta el amor a los
enemigos, tenía, en el pensamiento y las actividades de las comunidades
protocristianas, su esfera de acción más próxima -a veces de forma exclusiva y
unilateral- en la comunión de los hermanos y las hermanas.
“Pero en nuestra época... Falta aquella conciencia de comunión que,
según la descripción de los Hechos de los apóstoles, caracterizaba a las
primitivas comunidades cristianas y no sólo a la protocomunidad de Jerusalén. Cuando
se leen las cartas dirigidas a las comunidades, llaman siempre la atención las
constantes exhortaciones a la armonía interior, a la unidad y la concordia, a
una vida común nacida del mismo espíritu, del poder del Espíritu divino.
Pudieron desempeñar aquí un cierto papel factores sociológicos: las comunidades
eran pequeñas y, por así decirlo, abarcables con una sola mirada, y necesitaban
estar cohesionadas frente a un medio ambiente extraño y ante las corruptoras
influencias del exterior. Pero esto no lo explica todo. Una mirada más profunda
descubre el impulso, procedente de la fe, a configurar una comunión de vida que
se extiende en todas las direcciones y a actuar de acuerdo con esta comunión.
En la medida en que se va extinguiendo -también en las comunidades eclesiales- esta
conciencia solidaria, la reflexión sobre este fenómeno debe entenderse como una
pregunta crítica dirigida a las Iglesias existentes”.[3]
[1] Joseph
Ratzinger, Jesus von Nazareth, p. 11,
donde Schnackenburg es llamado el “wohl bedeutendste deutschsprachige
katholische Exeget der zweiten Hälfte des 20 Jahrhunderts”. Esta referencia a Schnackenburg está en el Prólogo de la obra, que Ratzinger había comenzado a escribir a mediados de 2003.
[2] Barcelona, 1989
y 1991. Los tomos originales en alemán son de 1986 y 1988.
[3] R.
Schnackenburg, El
mensaje moral del Nuevo Testamento, Tomo
II, Barcelona, 1991; pp. 325-327. También se puede leer en estos dos tomos lo que se dice sobre "la fuerza configuradora de la comunión", en Tomo I; pp. 196-206 y sobre la la vida comunitaria-familiar en la Iglesia primitiva en el mismo Tomo I, pp. 280-281. Allí el autor reenvía a la obra de Hans-Josef: Klauck Hausgemeinde und Hauskirche im fruhën Christentum, Stuttgart, 1981.
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