El año pasado ‒con un dólar a $ 17‒ comprar un bien valuado
en dólares o realizar un viaje al exterior costaba menos de la mitad de lo que
cuesta hoy. O sea: hoy hay que trabajar
más del doble de lo que se necesitaba trabajar hasta el año pasado para lograr lo mismo. La pregunta es
¿por qué?
¿Acaso disminuyó su productividad a la mitad? No.
Si nuestro trabajo
es de la misma calidad y cantidad que el año pasado, pero nuestras
posibilidades se redujeron a menos de la mitad en algunos rubros, alguien nos ha robado.
Los economistas
podrán esforzarse en dar explicaciones de todo tipo, pero el hecho no cambia: debemos trabajar el doble para lograr lo
mismo.
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