«Si alguno viene
junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus
hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío…” (Lc 14,26).
A veces se minimiza la energía que el texto de Lc 14,26 pone con el verbo “odiar” (en griego: miséo) diciendo varias cosas, en general, pertinentes.
Pero creo que esos
comentarios no reducen la energía expresiva del texto, sobre todo teniendo en
cuenta que Lucas utiliza verbos más “suaves” en otros lugares del mismo
evangelio, como “despreciar / desdeñar” (antéjomai: Lc 16,13) o “menospreciar”
(exouthenéo: Lc 18,9; 23,11).
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