Cuando Jesús comienza su predicación proclama: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; conviértanse y crean en el evangelio” (Mc 1,15).
La conversión es tema que está
muy presente en los evangelios: Mateo la menciona 7 veces (número preferido de
Mateo al diseñar su evangelio); Marcos, 3 veces; y Lucas, 14.
Y a muchas personas, Jesús les menciona su
fe: la expresión “tu fe te ha salvado” dicha por Jesús aparece 7 veces en los
evangelios.[1]
A veces, incluso, alaba la fe de algunas personas, como sucede con la mujer sirofenicia o con el centurión romano (Mc 7,24ss; Mt 8,5ss).
Lucas
no trae un texto semejante en su último capítulo: pero sí Jesús Resucitado pide
la conversión: “Así está escrito: que el Cristo debía padecer y resucitar de entre
los muertos al tercer día y que se predicaría en su nombre la conversión para
perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén” (Lc
24,46s).
[1]
Mt 9,22; Mc 5,34; Mc 10,52; Lc
7,50; Lc 8,48; Lc 17,19; Lc 18,42.
[2]
G. Theissen, La sombra del Galileo, Salamanca, 1995; p. 267. En los seis gruesos
tomos de John Meier sobre el Jesús histórico (Un judío marginal) no hay ningún título o subtítulo dedicado a
Jesús y el bautismo, salvo al bautismo que Jesús recibe de Juan. Pero ya en el
primer tomo en que empieza a hablar de Jesús y su actividad, el autor analiza
Mc 1,15: J. Meier, Un judío marginal II, Estella (Navarra), 1999; pp. 511ss.
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