La primera “iglesia doméstica” es aquella que recibirá el Espíritu Santo en Pentecostés. Allí estaban reunidos, en “el aposento alto (hyperóon)”, los Apóstoles que “perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres, con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hch 1,13s).
En el contexto de una celebración mariana de nuestra Iglesia Católica debemos recordar que María es laica, casada, madre de familia y que la Sagrada Familia de Nazareth es el anticipo de aquella familia de Jesús constituida por quienes creemos en Él (Cf. Lc 8,19-21).
También en una casa de familia, Jesús celebró la Última Cena "en una sala grande, dispuesta en el piso superior" (Mc 14,15), en el contexto de la cena pascual judía que es un rito familiar, celebrado en casa y presidido por el padre de familia (o en ausencia de éste, por el hermano mayor: Cf. Rm 8,29).
En el siguiente artículo ‒perteneciente a los comentaros bíblicos ecuménicos conocidos en lengua alemana como EKK‒ el biblista Peter Stuhlmacher aporta un estudio sobre el desarrollo de las Iglesias domésticas cristianas en el Nuevo Testamento y en los siglos II y III.
LAS IGLESIAS DOMÉSTICAS EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO
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