Ya hemos cumplido dos meses desde la elección del nuevo Obispo de Roma, y se puede detectar desde el primer momento su opción nítida por mantener el dinamismo de la sinodalidad en la Iglesia.
En los
seis textos que siguen, discursos pronunciados en estos dos meses, la palabra “sinodalidad”
aparece 14 veces; “sinodal” aparece 3 veces; “(práticas) sinodales”, 1 vez. (He recortado de esos discursos los párrafos que se refieren a la sinodalidad: se los puede encontrar completos en el siguiente enlace: DISCURSOS COMPLETOS ).
Y los contextos son muy ricos: desde su
primer encuentro con el colegio de cardenales a pocas horas de su elección, ya
planteando el tema (10 de mayo), hasta contextos ecuménicos, interreligiosos,
pasando por diálogos con obispos –de Oriente y de Occidente– y con movimientos
eclesiales. La amplitud no podría ser más rica… y es que el contexto del
Jubileo se presta para estas exposiciones y el Papa León lo está aprovechando
con toda prolijidad.
A continuación, los textos en orden cronológico...
DISCURSO
DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
AL COLEGIO CARDENALICIO
Sábado, 10
de mayo de 2025
Y a este
propósito, quisiera que renováramos juntos, hoy, nuestra plena adhesión a ese
camino, a la vía que desde hace ya decenios la Iglesia universal está
recorriendo tras las huellas del Concilio Vaticano II. El Papa
Francisco ha recordado y actualizado magistralmente su contenido en la
Exhortación apostólica Evangelii gaudium, de la que me gustaría destacar
algunas notas fundamentales: el regreso al primado de Cristo en el anuncio (cf.
n. 11); la conversión misionera de toda la comunidad cristiana (cf. n. 9); el
crecimiento en la colegialidad y en sinodalidad (cf. n. 33); la atención
al sensus fidei (cf. nn. 119-120), especialmente en sus formas más propias
e inclusivas, como la piedad popular (cf. 123); el cuidado amoroso de los
débiles y descartados (cf.n. 53); el diálogo valiente y confiado con el mundo
contemporáneo en sus diferentes componentes y realidades (cf. n. 84, Concilio
Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 1-2).
Se trata de
los principios del Evangelio que animan e inspiran, desde siempre, la vida y la
obra de la Familia de Dios; de los valores a través de los cuales el rostro
misericordioso del Padre se ha revelado y continúa a revelarse en el Hijo hecho
hombre, esperanza última de todos los que busquen con ánimo sincero la verdad,
la justicia, la paz y la fraternidad (cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 2;
Francisco, Bulla Spes non confundit, 3).
DISCURSO
DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
A LOS PARTICIPANTES EN EL JUBILEO DE LAS IGLESIAS ORIENTALES
Aula Pablo
VI
Miércoles, 14 de mayo de 2025
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ¡la paz esté con ustedes!
Beatitudes,
Eminencias, Excelencias,
queridos sacerdotes, consagradas y consagrados,
hermanos y hermanas,
Cristo ha
resucitado. ¡Ha resucitado verdaderamente! Los saludo con las palabras
que, en muchas regiones, el Oriente cristiano no se cansa de repetir en este
tiempo pascual, profesando el núcleo central de la fe y de la esperanza. Y es
hermoso verlos aquí precisamente con motivo del Jubileo de la esperanza, de la
que la resurrección de Jesús es el fundamento indestructible. ¡Bienvenidos a
Roma! Me alegra encontrarme con ustedes y dedicar a los fieles orientales uno
de los primeros encuentros de mi pontificado.
Ustedes son
valiosos. Al mirarlos, pienso en la variedad de sus procedencias, en la
historia gloriosa y en los duros sufrimientos que muchas de sus comunidades han
padecido o padecen. Y quisiera reiterar lo que dijo el papa Francisco sobre las
Iglesias orientales: «Son Iglesias que deben ser amadas: custodian tradiciones
espirituales y sapienciales únicas, y tienen tanto que decirnos sobre la vida
cristiana, la sinodalidad y la liturgia; piensen en los Padres antiguos, en los
Concilios, en el monacato: tesoros inestimables para la Iglesia» (Discurso a los participantes en la
Asamblea de la ROACO, 27 de junio de 2024).
DISCURSO A
LAS DELEGACIONES ECUMÉNICAS E INTERRELIGIOSAS
CONVENIDAS PARA EL INICIO DEL MINISTERIO PETRINO DEL PAPA LEÓN XIV
Sala
Clementina
Lunes, 19 de mayo de 2025
Consciente,
además, de que sinodalidad y ecumenismo están estrechamente relacionados, deseo
asegurar mi intención de proseguir el compromiso del Papa Francisco en la
promoción del carácter sinodal de la Iglesia Católica y en el desarrollo de
formas nuevas y concretas para una sinodalidad cada vez más intensa en el
ámbito ecuménico.
DISCURSO
DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
A LOS PARTICIPANTES EN EL SIMYMPOSIO
“NICEA Y LA IGLESIA DEL TERCER MILENIO:
HACIA LA UNIDAD CATÓLICO-ORTODOXA”
[Pontificia
Universidad de Santo Tomás de Aquino, 4-7 de junio de 2025]
Sala
Clementina
Sábado, 7 de junio de 2025
Los tres temas de este Simposio son
particularmente relevantes para nuestro camino ecuménico. En primer lugar, la
fe de Nicea...
El segundo tema del Simposio es la
sinodalidad. El Concilio de Nicea inauguró un camino sinodal que la Iglesia
debe seguir para tratar las cuestiones teológicas y canónicas, a nivel
universal. La contribución de los delegados fraternos de las Iglesias y
comunidades eclesiales de oriente y de occidente en el reciente Sínodo sobre la
Sinodalidad que se tuvo aquí en el Vaticano, fue un valioso estímulo para una
más amplia reflexión sobre la naturaleza y la práctica de la sinodalidad. El
documento final del Sínodo notaba que «el diálogo ecuménico es fundamental para
desarrollar una comprensión de la sinodalidad y de la unidad de la Iglesia. Nos
empuja a imaginar prácticas sinodales auténticamente ecuménicas, incluso hasta
formas de consulta y discernimiento sobre cuestiones urgentes de interés común»
(Por una Iglesia sinodal: comunión,
participación y misión, n. 138). Tengo la esperanza de que la preparación
y la conmemoración conjunta del 1700º aniversario del Concilio de Nicea será
una ocasión providencial «para profundizar y confesar juntos la fe cristológica
y poner en práctica formas de sinodalidad entre los cristianos de todas las
tradiciones» (cf. Íbid., n. 139).
El Simposio tiene un tercer
tema relacionado con la fecha de la Pascua...
VIGILIA DE
PENTECOSTÉS CON MOVIMIENTOS, ASOCIACIONES Y NUEVAS COMUNIDADES
HOMILÍA
DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
Plaza de
San Pedro
Sábado, 7 de junio de 2025
En Pentecostés María, los Apóstoles,
las discípulas y los discípulos que con ellos fueron colmados con un Espíritu
de unidad, que radicaba para siempre sus diversidades en el único Señor
Jesucristo. No muchas misiones, sino una única misión. No introvertidos y
belicosos, sino extrovertidos y luminosos. Esta Plaza de San Pedro, que es como
un abrazo abierto y acogedor, expresa magníficamente la comunión de la Iglesia,
experimentada por cada uno de ustedes en las distintas experiencias asociativas
y comunitarias, muchas de las cuales representan frutos del Concilio Vaticano II.
La tarde de mi elección, mirando con conmoción al pueblo de
Dios aquí reunido, recordé la palabra “sinodalidad”, que expresa felizmente el
modo en el cual el Espíritu modela la Iglesia. En esta palabra resuena el
syn —que quiere decir con— que constituye el secreto de la vida de Dios.
Dios no es soledad. Dios es “con” en sí mismo —Padre, Hijo y Espíritu Santo— y
es Dios con nosotros. Al mismo tiempo, sinodalidad nos recuerda el camino
—odós— porque donde está el Espíritu hay movimiento, hay camino. Somos un
pueblo en camino. Esta conciencia no nos aleja, sino que nos sumerge en la
humanidad, como levadura en la masa, que la fermenta toda. El año de gracia del
Señor, del que es expresión el Jubileo, tiene en sí este fermento. En un mundo
quebrantado y sin paz el Espíritu Santo nos educa a caminar juntos. La tierra
descasará, la justicia se afirmará, los pobres se alegrarán y la paz volverá si
dejamos de movernos como predadores y comenzamos a hacerlo como peregrinos. Ya
no cada uno por su cuenta, sino armonizando nuestros pasos con los pasos de los
demás. No consumiendo el mundo con voracidad, sino cultivándolo y
custodiándolo, como nos enseña la Encíclica Laudato si’.
Queridos hermanos y hermanas, Dios ha
creado el mundo para que nosotros estuviésemos juntos. “Sinodalidad” es el
nombre eclesial de esta conciencia. Es el camino que pide a cada uno reconocer
la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera
de la cual todo se marchita, incluso el más original de los carismas. Miren:
toda la creación existe sólo en la modalidad del existir juntos, a veces
peligroso, pero aun así juntos siempre (cf. Carta enc., Laudato si’ 16; 117). Y esto que nosotros llamamos
“historia” toma forma sólo en la modalidad de reunirse, de una convivencia,
frecuentemente en medio de disensos, pero aun así una convivencia. Lo contrario
es mortal y desgraciadamente está ante nuestros ojos cada día.
JUBILEO DE
LOS OBISPOS
DISCURSO
DEL SANTO PADRE A LOS OBISPOS,
CON OCASIÓN DE SU JUBILEO
Basílica
de San Pedro, Altar de la Cátedra
Miércoles, 25 de junio de 2025
La prudencia
pastoral es la sabiduría práctica que guía al Obispo en sus decisiones, en
el gobierno, en las relaciones con los fieles y con sus asociaciones. Una clara
señal de prudencia es el ejercicio del diálogo como estilo y método en las
relaciones, y también en la presidencia de los organismos de participación, es
decir, en la gestión de la sinodalidad en la Iglesia particular. En este
aspecto, el Papa Francisco nos ha hecho dar un gran paso
adelante, insistiendo, con sabiduría pedagógica, en la sinodalidad como
dimensión de la vida de la Iglesia. La prudencia pastoral permite al obispo
guiar a la comunidad diocesana valorizando sus tradiciones y promoviendo nuevos
caminos y nuevas iniciativas.