sábado, 26 de agosto de 2023

Los 7 montes del Evangelio según San Mateo

   En el primer evangelio  aparecen 7 montes vinculados con Jesús en la narración.[1] Sabemos que Mateo tiene predilección por este número que indica perfección.[2]

- El monte de la tentación: 4,8.

- El monte de la predicación: 5,1; 8,1.

- El monte de la oración: 14,23.

- El monte de los milagros: 15,29ss.

- El monte de la transfiguración: 17,1.9.

- El monte de los Olivos: 21,1; 24,3; 26,30.

- El monte de la misión: 28,16.

   En los tres casos que están resaltados con amarillo (que quedan intercalados entre los otros cuatro) se dice que Jesús “se sentó” en ese monte.



[1] A su vez, la palabra “monte” aparece 16 veces (“óros” en griego; en el diccionario de Strong bajo el código G3735).

[2] Su evangelio tiene 7 partes; el “Padrenuestro” según Mateo tiene 7 peticiones (mientras que en Lucas tiene 5); Mt 18 tiene 7 consejos para la vida en comunidad; hay 7 “ayes” contra la hipocresía en Mt 23, etc.

lunes, 7 de agosto de 2023

Todos estamos en búsqueda

   La vida humana podría definirse como una búsqueda constante de "Algo" que finalmente llene nuestro corazón. 

   Ya los sabios antiguos habían observado este movimiento, y habían destacado que esa búsqueda incesante es una característica propia del ser humano -dado que los animales no la tienen- y es un indicio de la condición espiritual del hombre.

   Esa misma condición espiritual, y la búsqueda de un estado de felicidad sin límites parecen indicar que ese "Algo" que buscamos, es algo que supera cualquier bien material....

   El siguiente video plantea estas cuestiones y algunas otras de modo profundo y hermoso.

LA BÚSQUEDA - Instituto Agustino Producciones

martes, 18 de julio de 2023

La sombra del Galileo - Historia narrativa sobre Jesús

En el mes de marzo recomendé (y ofrecí el pdf) del libro de Raymond Brown, “101 preguntas y respuestas sobre la Biblia”, que se puede seguir bajando del blog (basta poner el número 101 en el buscador que está a la derecha del blog, debajo de la imagen de Jesús rezando).

   Ahora recomiendo un libro que Brown recomienda en el suyo: “La sombra del Galileo” de Gerd Theissen, uno de los grandes investigadores del “Jesús histórico”, de finales del siglo XX.

   En la pregunta 69 del libro de Brown, alguien plantea el interrogante acerca de qué se puede saber con certeza acerca de Jesús desde un punto de vista histórico. Y allí Brown dice: “le recomiendo el libro de Gerd Theissen "La sombra del Galileo. Las investigaciones histórica sobre Jesús traducidas a un relato". Se trata de un excelente biblista que desarrolla en forma narrativa una imagen de Jesús y de su tiempo comprensible al hombre de hoy y acorde con el estado actual de la investigación”.

En el siguiente enlace encontrarán el libro, que puede ser una lectura amena e interesante para todos… y sobre todo lo pueden aprovechar quienes tienen algún tiempito más por estar en receso invernal.

Thiessen - La sombra del Galileo

domingo, 11 de junio de 2023

¿Qué significa «poner la otra mejilla»?

   En la enseñanza de Jesús encontramos algunos desafíos que parecen imposibles. Uno de ellos es el consejo que dice: “al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra” (Mt 5,39; Cf. Lc 6,29).

  Pero puede sorprendernos que sea Dios mismo el primero en ofrecer la otra mejilla a nuestros golpes… y no me refiero a Jesús (Cf. Is 50,6) sino a Dios Padre.

   Pues nosotros le hicimos a Dios lo peor que se le puede hacer a un padre, que es matar a su hijo. Y Dios Padre, del mayor crimen cometido por los hombres, sacó para Jesús la Resurrección y para nosotros ‒no el merecido castigo‒ sino la Redención.

   “Poner la otra mejilla” significa hacer lo que hace Dios ‒quien siendo “perfecto en el amor”‒  “hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos” (Mt 5,45).

   Porque ante cualquier cosa que nosotros le hagamos a Dios ‒buena o mala‒ Dios siempre nos devuelve amor.

 

¿Qué lugar evoca mejor el sentido cristiano de la celebración eucarística: la basílica o el teatro?

   Julio Ramos, teólogo especialista en Pastoral, dice que:

   “…la autorrealización de la Iglesia pasa por el diálogo con la historia y con los elementos de la historicidad... El lenguaje, los edificios, las vestiduras, la estructura jurídica, la estructura mental, los moldes filosóficos, etc., son asumidos por el evangelio y puestos al servicio de la evangelización. Solamente así puede encarnarse en un contexto cultural. Aunque este diálogo puede ser costoso y fuente de problemas, es absolutamente necesario para que la misión de la Iglesia, la tarea para la que ha nacido, siga realizándose”.[1]

   Dado que en las culturas encontramos tanto las “semillas del Verbo” como las “heridas del pecado”, será necesario un discernimiento para ver qué elementos de una determinada cultura expresan mejor la novedad del Evangelio.

  Yendo a la historia de la Iglesia antigua, vemos que Constantino impulsó el uso de la basílica como lugar del culto cristiano, que Jesús había comenzado en una mesa de una casa de familia, y que ‒también en una mesa familiar‒ se siguió haciendo en la época apostólica, como nos muestra el libro de los Hechos de los Apóstoles (sobre esto, véase una entrada anterior en este mismo blog, titulada Un cambio muy grande y muy poco estudiado).

   Me pregunto si otro edificio de la misma época, que también permitía una reunión multitudinaria no hubiera sido más apto para el culto cristiano: me refiero al teatro. Ignoro si en la voluminosa obra de H. U. von Balthasar ‒tan grande que su sobrino y teólogo jesuita Peter Henrici (fallecido hace pocos días) dijo que “Balthasar ha escrito más libros de los que un hombre normal puede leer en toda su vida”‒[2] hay algo al respecto. Pero me parece que Balthasar hubiera preferido el teatro a la basílica.

   El teatro expresaría mejor el drama de la historia de la salvación, perspectiva que tanto exploró Balthasar que pudo poner como momento central de su Trilogía los cinco tomos de su Teodramática.

    Además, que el corazón de la celebración en la mesa del altar esté en un lugar más bajo que los asistentes evocaría la kénosis del Hijo de Dios; siendo “kénosis” quizás la categoría central la síntesis de Balthasar… que llega a hablar de cinco kénosis, comenzando con la kénosis del Padre al engendrar al Hijo en la eternidad .[3]

    Finalmente, la forma semicircular del teatro evoca mejor la comunión o koinonía de la asamblea (como la columnata de la plaza de San Pedro que parece abrazar a los asistentes) y permite que los asistentes puedan también verse entre sí, cosa que no sucede tan cumplidamente en la basílica.



[1] Julio Ramos, Teología pastoral, Madrid, 1995; p. 30

[2] Citado por: Rodrigo Polanco, Hans Urs von Balthasar I. Ejes estructurantes de su teología, Santiago de Chile, 2021; p. 28 (nota 3).

[3] H. U. von Balthasar, Teodramática IV “La acción”, Madrid, 1985; 307-308.

 

domingo, 4 de junio de 2023

Buda, Platón y San Juan de la Cruz: la experiencia mística y sus marcos conceptuales

  La experiencia tiene el sabor de lo inmediato y una dimensión exuberante. La explicación de la experiencia se sirve de los marcos conceptuales que quien vive la experiencia tiene a mano.

   Cuando el Buda quiere explicar la experiencia de contacto con el Absoluto se sirve del concepto de fusión con el Todo, que toma del hinduismo que lo circunda y su visión panteísta. Pero cuando uno reflexiona sobre la experiencia a que remite el Buda, podría pensar ‒desde otro marco conceptual como puede ser el marco bíblico que esa “fusión” es una comunión tan intensa que se difuminan los límites. Cuando San Juan de la Cruz explica la experiencia de comunión más intensa que se pueda dar con Dios, habla de “toque de sustancia desnuda con sustancia desnuda”, la de Dios y la del alma, sin imagen y sin concepto. Y se cuida de mantener la distinción entre comunión y fusión, pues se nutre del marco conceptual bíblico. Pero salvado esto ‒que se dice explícitamente‒ la descripción de la experiencia está en el límite con la fusión: “endiosando la sustancia del alma, haciéndola divina, en la cual absorbe el alma sobre todo ser, a Ser de Dios” (Llama de Amor Viva B, 1,35).

   Cuando Platón explica el conocimiento como una reminiscencia que procede de una vida anterior ‒puramente espiritual‒ que el alma tuvo antes de caer en este mundo y encarnarse en un cuerpo, quiere dar cuenta de un conocimiento que tiene sabor de trascendencia y que no viene desde los sentidos externos. Pero esto mismo lo puede explicar San Juan de la Cruz como una “noticia interior sin imagen y sin concepto” que llega a la conciencia desde lo más profundo del alma, centro en el cual se encuentra Dios, que “es más interior a mí, que yo mismo” como decía San Agustín. Entonces ese conocimiento que se experimenta como de origen espiritual y trascendente no vendría de una “vida anterior distinta a la actual” sino de una “instancia interior distinta a mí mismo”.

miércoles, 31 de mayo de 2023

Palabras y actitudes de María, que reencontramos en Jesús (¡es su hijo!)

   No siempre tenemos en cuenta que, cuando el Hijo de Dios se hizo hombre,  “puesto que en la unión misteriosa de la Encarnación “la naturaleza humana ha sido asumida, no absorbida"... El Hijo de Dios... trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado” (GS 22, 2 citado por el CCE 470).

E, incluso, como nos dice el Papa Juan Pablo II al final de la Catechesi Tradendae: “Por una vocación singular, ella (María) vio a su Hijo Jesús "crecer en sabiduría, edad y gracia". En su regazo y luego escuchándola, a lo largo de la vida oculta en Nazareth, este Hijo, que era el Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad, ha sido formado por ella en el conocimiento humano de las Escrituras y de la historia del designio de Dios sobre su Pueblo, en la adoración al Padre.” (CT 73)

Por eso no debería extrañarnos que palabras y actitudes que encontramos en María, las encontremos luego en Jesús, pues... ¡es su Hijo!

Les comparto entonces el siguiente cuadro que muestra los paralelismos entre palabras y actitudes de María y de Jesús. Y pidámosle que ella nos ayude a ser dignos hermanos de tal Primogénito (cf. Rm 8,29).

 

María

Jesús 

1

“Hágase en mí según tu Palabra...”(Lc 1, 38)     

“Hágase tu voluntad y no la mía...” (Mt 26, 39)

“Hágase tu voluntad en la tierra, como en el cielo...” (Mt 6, 10)

2

“Mi alma canta la grandeza del Señor...” (Lc 1, 47ss)

“Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra...” (Mt 11, 25ss)

3

“Santo es su Nombre” (Lc 1,49)

“Santificado sea tu Nombre” (Lc 11,2; Mt 6,9)

4

“Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.” (Lc 1, 52).

“...ocultaste estas cosas a los sabios, y las revelaste a los pequeños...” (Mt 11, 25)

5

“...la humildad de su servidora...” (Lc 1, 48)       

“Aprendan de mí que soy manso y humilde...” (Mt 11, 29)

“Yo estoy en medio de Uds. como el que sirve...” (Lc 22, 27).

6

María va a ayudar a Isabel (Lc 1, 39ss)  

Jesús, que pasó haciendo el bien. (Hch 10, 38).

Lava los pies de sus discípulos (Jn 13, 1ss).

7

Se invierten la situaciones

(Magnificat, Lc 1, 47ss)

Se invierten las situaciones

(Bienaventuranzas y Lamentaciones, Lc 6, 20-26 )

8

María, la Purísima, va a purificarse,

aunque no lo necesita (Lc 2, 22)

Jesús, el Hijo de Dios, va a bautizarse,

aunque no lo necesita (Mt 3, 13ss)

9

María escucha y aprende de parte del ángel Gabriel “que no hay nada imposible para Dios” (Lc 1, 37)

Jesús enseña: “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios” (Lc 18, 27)

 

    Por otra parte, el Padre y la Madre nos recomiendan lo mismo:

           "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco: ¡escúchenlo!" (Mt 17,5)

           "Hagan todo lo que Él les diga" (Jn 2,5).