Hay diversos
modos en que varios elementos pueden formar algún tipo de unidad. Obviamente la
lista no pretende ser exhaustiva y si alguien tiene alguna idea más, por favor,
coméntela.
1.
Yuxtaposición: los elementos están simplemente uno junto al otro sin formar una
verdadera unidad, salvo por razones bastante exteriores. Por ejemplo, los
libros que están en el mismo estante de una biblioteca.
2. Fusión: los
elementos desaparecen para dar lugar a una nueva realidad única y homogénea.
Por ejemplo: si fundimos cobre y estaño y los mezclamos obtenemos bronce, que
no es ni cobre ni estaño.
3. Organismo:
elementos diversos (que no podrían subsistir aislados) forman una profunda
unidad orgánica, en que cada uno sirve a los otros y es servido por los otros.
Por ejemplo, el cuerpo humano.
4 Comunión: los
elementos diversos permanecen en una unidad que se retroalimenta con las mismas
diferencias. Cabe preguntarse si realmente es algo distinto del organismo o
sólo se trata del concepto que corresponde a la imagen que es el
organismo.
Aplicaciones a lo religioso y a lo social
Respecto de la unión entre las personas humanas, la Biblia parece inclinarse
por el esquema orgánico y/o comunional: esto sucede desde Gn 2 en que se dice que el hombre
y la mujer al unirse forman “una sola carne”, es decir, una unidad vital (frase
que Jesús confirma en Mt 19); hasta la designación de la comunidad cristiana
como “cuerpo de Cristo” que hace Pablo, indicando que los distintos miembros se
sirven mutuamente y se potencian con su diferencia.
Respecto de la diferencia posible entre organismo
y comunión, quizás la única que diferencia que exista sea en el campo
propiamente trinitario, pues cada Persona Divina es la divinidad (y por tanto, cada
una es perfecta en sí misma y no “necesitada” de las otras) y, paradojalmente,
son completamente relacionales (no puede haber un Padre sin un Hijo; ni un Hijo sin un Padre, y etc). Esto deja una perspectiva interesante: en
nosotros “ser-con-los-otros” también es a causa de nuestra precariedad y
necesidad; en Dios, “ser-con-los-otros” no está motivado en
una necesidad, con lo cual aparece como un aspecto de lo que significa
ser persona en plenitud (a diferencia del individualismo, que
propondría la máxima independencia como ideal).
En cuanto a la fusión, si bien es un
concepto que a veces aparece en el lenguaje de los místicos, en realidad es
metafórico: si el místico puede seguir hablando en primera persona es que no se
fundió realmente con la divinidad. Si esto sucediera la persona humana sería
absorbida por la divinidad desapareciendo su identidad propia.
Una versión de esto es el panteísmo que se
puede encontrar, por ejemplo, en religiones o filosofías de Extremo Oriente. Y en el panteísmo –en realidad‒ existe sólo una “masa” o energía divina única (y, en generalmente
impersonal) y los seres particulares ‒desde el árbol hasta el hombre, desde la
piedra hasta el pájaro‒ no son seres reales, sino “ilusión”… apenas una forma
que (por breve tiempo) adquiere esa masa divina universal. Y estas formas luego desaparecen al refundirse en esa única masa divina. Algo así como sucede en esas
animaciones que se hacen con plastilina, donde un hombre se puede transformar
en un charquito de agua, y el charco en pájaro y luego salir volando… y siempre,
en realidad, es la misma y única plastilina…
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