Estamos en una
época que ha olvidado lo más básico de cualquier razonamiento: el principio de
no-contradicción, es decir, que “nada puede ser y no ser al mismo tiempo y en
el mismo sentido”. Veamos algunos ejemplos.
1. En la ecología
afirmamos que hay leyes de la naturaleza que hay que respetar pues, de lo
contrario, se producen daños y desequilibrios (que pueden ser, incluso,
irreparables). Pero en casos como el de la “ley de identidad de género” se
desconoce la existencia de la naturaleza y el individuo aislado construye su
identidad a partir de su sentimiento interno e individual, sin referencia a
nada ni a nadie. Entonces: ¿hay una
naturaleza con sus diseños, leyes y dinamismos propios o no existe ninguna
naturaleza?
2. Esa negación de
la naturaleza humana que aparece en la “ley de identidad de género” contradice
el fundamento mismo de los derechos humanos, que son derechos –no de tal o cual
persona por algún derecho o mérito propio‒ sino de todos los seres humanos por
el hecho de ser humanos. Pero si no hay naturaleza humana, tampoco hay derechos
humanos. Entonces, de nuevo:
¿hay naturaleza o no hay naturaleza?
3. El ADN es
determinante en muchos casos para establecer la identidad y el parentesco de
las personas, por ejemplo: en el caso de hijos de desaparecidos. Pero ese mismo
ADN que establece el mismo parentesco con sus padres no le es reconocido al ser
humano que se gesta en el seno materno y que puede ser abortado. Entonces: ¿el ADN es determinante o es
totalmente irrelevante?
4. Para establecer
la posibilidad del aborto se habla del “derecho de la mujer sobre su propio
cuerpo” (cuando en realidad se aborta otro cuerpo, que es el del hijo que se
está gestando). Pero luego, en proyectos de ley como la llamada “ley Justina”
el Estado decide que todos somos automáticamente donantes de órganos –sin
necesidad de aprobación del interesado y sin necesidad de consultar a su
familia‒ con lo cual el Estado se apropia del cuerpo de sus ciudadanos (y esta
vez sí que es el propio cuerpo). Entonces:
¿hay una libertad total de la persona sobre su propio cuerpo o el Estado puede
apropiarse de los órganos de una persona sin consultarle?
5. Expresiones
veganas extremas llegan a consumar atentados contra carnicerías o frigoríficos
pues defienden la vida de los animales que se crían para el consumo humano.
Pero esto sucede en sociedades que admiten y practican sin ningún problema el
aborto de seres humanos. Entonces: ¿la
vida vale o no vale? ¿O salvamos a los animales mientras matamos a los humanos?
6. Personas que
están a favor del aborto están en contra de la pena de muerte. Con lo cual
aceptan la eliminación de una vida humana inocente y rechazan la eliminación de
una vida humana que puede ser culpable de gravísimos y numerosos crímenes.
Entonces: ¿cuidamos la vida humana o no la
cuidamos?
7. Por un lado, es
casi un dogma de la época que “la verdad no existe, sólo existen verdades”. Si
en esta frase cambiamos la última palabra por “opiniones”, el sentido no cambia
(e incluso se aclara). Pero, por otro lado, en el ámbito científico parece que la
inteligencia humana tiene capacidad para encontrar todas las respuestas. Entonces: ¿es posible un conocimiento
verdadero o sólo existen opiniones personales?