Copio a continuación un artículo del psicólogo Alex Figueroba, en que resume las ideas de Bertalanffy. Lo considero interesante como una instancia de diálogo entre fe y ciencia, pues aquí aparece una reminiscencia trinitaria en lo que es el interjuego dinámico de los elementos que forman un sistema. Es parecido a lo que encontramos en física con realidades como resonancias, sincronicidad o sinergía; y también el entrelazamiento cuántico. Y es parecida a las simbiosis que encontramos en biología.
A partir de ahora será el artículo de Figueroba:
Se
conoce como “teoría de sistemas” a un conjunto de aportaciones
interdisciplinarias que tienen el objetivo de estudiar las características que
definen a los sistemas, es decir, entidades formadas por componentes
interrelacionados e interdependientes.
Una
de las primeras contribuciones a este campo fue la teoría general de
sistemas de Ludwig von Bertalanffy. Este modelo ha tenido una gran
influencia en la perspectiva científica y sigue siendo una referencia
fundamental en el análisis de sistemas, como pueden ser las familias y otros
grupos humanos.
I. La
teoría de sistemas de Bertalanffy
El biólogo alemán Karl Ludwig von
Bertalanffy (1901-1972)
propuso en 1928 su teoría general de sistemas como una herramienta amplia que
podría ser compartida por muchas ciencias distintas.
Esta teoría contribuyó a la
aparición de nuevo paradigma científico basado en la interrelación entre los
elementos que forman los sistemas. Previamente se consideraba que los sistemas
en su conjunto eran iguales a la suma de sus partes, y que podían ser
estudiados a partir del análisis individual de sus componentes; Bertalanffy
puso en duda tales creencias.
Desde que fue creada, la
teoría general de sistemas ha sido aplicada a la biología, a la psicología,
a las matemáticas, a las ciencias computacionales, a la economía, a la
sociología, a la política y a otras ciencias exactas y sociales, especialmente
en el marco del análisis de las interacciones.
II.
Definiendo los sistemas
Para este autor el concepto de “sistema” se puede definir como un conjunto de elementos que interactúan entre
ellos. Estos no necesariamente son humanos, ni siquiera animales, sino
que también pueden ser ordenadores, neuronas o células, entre muchas otras
posibilidades.
Los sistemas se definen por sus características estructurales, como la
relación entre los componentes, y funcionales; por ejemplo, en los sistemas
humanos los elementos del sistema persiguen un fin común. El aspecto clave de diferenciación
entre los sistemas es si estos están abiertos o cerrados a la influencia del
entorno en que se sitúan.
III.
Tipos de sistema
Bertalanffy y otros autores posteriores han definido distintos tipos de sistema en función de características
estructurales y funcionales. Veamos cuáles son las clasificaciones más
importantes.
1. Sistema,
suprasistema y subsistemas
Los sistemas se pueden dividir en función de su nivel de complejidad. Los
distintos niveles de un sistema interactúan entre ellos, de modo que no son
independientes unos de otros.
Si entendemos por sistema un conjunto de elementos, hablamos de
“subsistemas” para referirnos a tales componentes; por ejemplo, una familia es un sistema y cada individuo en
ella es un subsistema diferenciado. El suprasistema es el medio
externo al sistema, en el que éste se encuentra inmerso; en los sistemas
humanos es identificable con la sociedad.
2. Reales, ideales y
modelos
En función de su entitividad los sistemas se pueden clasificar en reales,
ideales y modelos. Los sistemas reales son
aquellos que existen físicamente y que pueden ser observados, mientras
que los sistemas ideales son construcciones simbólicas derivadas del
pensamiento y del lenguaje. Los modelos pretenden representar características
reales e ideales.
3. Naturales,
artificiales y compuestos
Cuando un sistema depende exclusivamente de la naturaleza, como el cuerpo
humano o las galaxias, nos referimos a ellos como “sistema natural”. Por
contra, los sistemas artificiales son aquellos que surgen como consecuencia de
la acción humana; dentro de este tipo de sistema podemos encontrar los
vehículos y las empresas, entre muchos otros.
Los sistemas compuestos combinan
elementos naturales y artificiales. Cualquier entorno físico
modificado por las personas, como los pueblos y las ciudades, es considerado un
sistema compuesto; por supuesto, la proporción de elementos naturales y
artificiales varía en cada caso concreto.
4. Cerrados y abiertos
Para Bertalanffy el criterio básico que define a un sistema es el grado de interacción con el suprasistema y otros
sistemas. Los sistemas abiertos intercambian materia, energía y/o información
con el entorno que los rodea, adaptándose a éste e influyendo en él.
En cambio, los sistemas cerrados se encuentran teóricamente aislados de
las influencias ambientales; en la práctica se habla de sistemas cerrados
cuando están altamente estructurados y la retroalimentación es mínima, puesto
que ningún sistema es completamente independiente de su suprasistema.
IV. Propiedades
de los sistemas abiertos
Aunque también se han descrito las propiedades de los sistemas cerrados, las de los abiertos resultan más
relevantes para las ciencias sociales porque los grupos humanos
forman sistemas abiertos. Así sucede, por ejemplo, en las familias, en las
organizaciones y en las naciones.
1. Totalidad o sinergia
Según el principio de sinergia, el funcionamiento del sistema no puede entenderse sólo a partir de la suma de
los elementos que lo componen, sino que la interacción entre estos
genera un resultado cualitativamente distinto.
2.
Causalidad circular o codeterminación recíproca
La acción de los distintos miembros de un sistema influye en la del resto,
de modo que la conducta de ninguno
de ellos es independiente del sistema en su conjunto. Además se da una
tendencia a la repetición (o redundancia) de los patrones de funcionamiento.
3. Equifinalidad
El término “equifinalidad” se refiere al hecho de que varios sistemas
pueden alcanzar el mismo estadio final aunque inicialmente sus condiciones sean
diferentes. En consecuencia es inadecuado buscar una causa única para explicar
este desarrollo.
4. Equicausalidad
La equicausalidad se opone a la
equifinalidad: sistemas que empiezan siendo iguales pueden
desarrollarse de forma distinta en función de las influencias que reciban y de
la conducta de sus miembros. Así, Bertalanffy consideraba que al analizar un
sistema hay que focalizarse en la situación presente y no tanto en las
condiciones iniciales.
5. Limitación o proceso
estocástico
Los sistemas tienden a desarrollar determinadas secuencias de
funcionamiento y de interacción entre miembros. Cuando esto sucede disminuye la
probabilidad de que se den respuestas diferentes a las que ya están
consolidadas; esto se conoce como “limitación”.
6. Regla de relación
Las reglas de relación determinan
cuáles son las interacciones prioritarias entre los componentes
del sistema y cuáles deben ser evitadas. En los grupos humanos las reglas de
relación son normalmente implícitas.
7. Ordenación
jerárquica
El principio de ordenación jerárquica se aplica tanto a los miembros del
sistema como a las conductas determinadas. Consiste en que algunos elementos y
funcionamientos tienen más peso que otros, siguiendo una lógica vertical.
8. Teleología
El desarrollo y la adaptación del sistema, o proceso teleológico, se
produce a partir de la oposición de
fuerzas homeostáticas (es decir, focalizadas en el mantenimiento
del equilibrio y el estado actuales) y morfogenéticas (centradas en el
crecimiento y en el cambio).
Alex
Figueroba
Psicólogo
Graduado
en Psicología por la Universitat de Barcelona, mención en Psicología Clínica.
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