En los textos indiscutidamente atribuidos a Pablo aparece siete veces la palabra “templo” (en griego: “naós”) referida al ámbito cristiano. Y las siete veces “templo” es aplicado, no a un edificio, sino a personas: seis veces Pablo dice que el templo de Dios es la comunidad cristiana (1Co 3,16s; 2Co 6,16), y una vez dice que el templo es el cuerpo del creyente (1Co 6,19).
Podemos agregar 1Co 9,13, donde la
palabra griega es “hierón” (única vez que Pablo usa esta palabra), y se refiere al Templo de Jerusalén. Y aquí no deja
de ser sugestiva la referencia, pues el paralelismo se hace con la comunidad de
los corintios, de la cual Pablo dice que es lícito recibir el sustento, como
los sacerdotes judíos lo obtienen del Templo. Con lo cual, de nuevo, se está
diciendo que el templo cristiano es la comunidad.
Finalmente, Ef 2,21, si bien es
considerada deutero-paulina, también coincide en usar “templo” para la
comunidad cristiana.
Copio los textos abajo, para facilitar un poco la percepción de lo dicho.[1]
1Co_3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en vosotros?
1Co_3:17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios es sagrado, y
vosotros sois ese templo.
1Co_6:19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios,
y que no os pertenecéis?
2Co_6:16 ¿Qué conformidad entre el templo de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos templo
de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y caminaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Ef_2:21 en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor.
“No deberíamos subestimar la importancia de la imagen de la morada y del templo (de Dios) para la identidad cristiana. En realidad, los étnico-cristianos ya no podían frecuentar los templos paganos (esto habría supuesto un retorno a la idolatría) ni podían entrar en el Templo de Jerusalén, por ser incircuncisos. Definir al grupo cristiano como morada o templo de Dios implica que ese grupo es el lugar donde Dios habita. La Iglesia se convierte entonces en el lugar en el que Dios puede ser encontrado y conocido, donde se ofrecen sacrificios que agradan a Dios, etc. ¡Inaudita vocación!”
“Pablo define a la comunidad en relación con Dios (campo, templo, casa de Dios), con Cristo (su fundamento) y con el Espíritu de Dios (que habita en ella). De las diferentes imágenes utilizadas en esta argumentación, la de la morada es la más fecunda, pues permite describir esta triple relación con Dios, con Cristo y con el Espíritu”.
(J. N. Aletti, Eclesiología de las Cartas de San Pablo, Estella (Navarra), España, 2012; p. 49)
[1] Fuera
de esto, en 1Co 8,10 se refiere a un templo (“naós”) dedicado a ídolos. Y en 2Ts
2,4 (cuya autoría paulina se discute) aparece la palabra “naós” de un modo inusual
en Pablo; la evocación de Dn 11,36 remite a Antíoco Epífanes y al Templo de
Jerusalén. Por otra parte, Pablo nunca usa el vocablo "skénés", que suele traducirse por "santuario", por ejemplo, en la Carta a los Hebreos.
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