sábado, 20 de diciembre de 2025

La sobreabundancia de la naturaleza, espejo de la gracia de Dios

   En una entrevista reciente de Jorge Fontevecchia publicada en el diario Perfil, el filósofo Daniel Milo dice que tuvo un “Eureka” –un descubrimiento iluminador– sobre la sobreabundancia de la naturaleza, al tener noticia de la “exagerada” cantidad de espermatozoides que se producen en un acto sexual.[1]

   Pero no hace falta ir a una observación científica de nivel microscópico para percibir esto, si uno observa la naturaleza pues: ¿Cuántas naranjas necesita producir un naranjo en toda su existencia para asegurar su descendencia?

   Parece que con una sola naranja en toda su vida es suficiente: una naranja contiene 8 o 10 semillas… con que se activen sólo dos, ya duplicamos la población de naranjos del mundo. Entonces: ¿por qué un naranjo produce cientos de naranjas cada año, a lo largo de muchos años?

   Y dos “vueltitas de tuerca” interesantes:

   1. La pulpa de la naranja no es necesaria para la eficiencia de la reproducción. Al naranjo le bastaría con producir la semilla y una cierta cáscara para protegerla. Lo que a nosotros nos alimenta, al naranjo –en principio– no le sirve para mucho.[2]

   2. La mayoría de las frutas maduran en verano. Curiosamente, los cítricos maduran en el invierno, justo cuando los humanos necesitamos vitamina C para fortalecernos ante el clima más frío.

   Esta reflexión sobre el naranjo se aplica a la generalidad de las especies vegetales y animales: las semillas de los cereales hoy producen mucho más que “el ciento por uno” que aparece como lo máximo en los evangelios… pero ya un “treinta por uno” (el mínimo mencionado allí) es un gran negocio…  Y una cabra puede producir dos cabritos cada cinco meses (suelen tener mellizos)…

   Elementos como estos han hecho que algunos científicos hablen del “principio antrópico”: parece que la evolución apunta al surgimiento final del ser humano y que éste –al surgir– tenga un entorno amable y abundante que le permita prosperar fácilmente.[3]

   O, como algún científico ha dicho también: “el fenómeno de la evolución, con la aparición progresiva de formas de vida jerarquizadas piramidalmente y genéticamente conectadas, tiene todas las apariencias de un vasto plan inteligente y suscita la vehemente sospecha de... una Mente omnipotente.” [4]

  A la luz de lo que estamos reflexionando, diría que habría que hablar de una Mente omnipotente, sabia… y muy generosa.



[1] Se puede encontrar la entrevista –fechada el 23 de agosto de este año– tanto en perfil.com, como en spotify y en youtube, etc. Se titula: “Hay una alianza objetiva entre el neodarwinismo y el neoliberalismo”

[2] Se podría encontrar una utilidad colateral de la pulpa sabrosa: al atraer a los animales y hacer que coman los frutos caídos, con su movilidad (y defecación) los animales pueden ayudar a la dispersión de las semillas. Aquí se demuestra una sutil astucia del naranjo…

[3] Cf. Juan Luis Ruiz de la Peña, Teología de la creación, Santander, Sal Terrae, 19872; pp. 245-247, donde menciona a media docena de científicos contemporáneos que hablan del “principio antrópico”.

[4] Ibid. p. 239, citando a Theodosius Dobzhansky.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario