En una entrevista reciente de Jorge Fontevecchia
publicada en el diario Perfil, el filósofo Daniel Milo dice que tuvo un “Eureka”
–un descubrimiento iluminador– sobre la sobreabundancia de la naturaleza, al
tener noticia de la “exagerada” cantidad de espermatozoides que se producen en
un acto sexual.[1]
Pero no hace falta ir a una observación
científica de nivel microscópico para percibir esto, si uno observa la
naturaleza pues: ¿Cuántas naranjas necesita producir un naranjo en toda su
existencia para asegurar su descendencia?
Parece que con una sola naranja en toda su
vida es suficiente: una naranja contiene 8 o 10 semillas… con que se activen
sólo dos, ya duplicamos la población de naranjos del mundo. Entonces: ¿por qué
un naranjo produce cientos de naranjas cada año, a lo largo de muchos años?
Y dos “vueltitas de tuerca” interesantes:
1. La pulpa de la naranja no es necesaria
para la eficiencia de la reproducción. Al naranjo le bastaría con producir la
semilla y una cierta cáscara para protegerla. Lo que a nosotros nos alimenta,
al naranjo –en principio– no le sirve para mucho.[2]
2. La mayoría de las frutas maduran en
verano. Curiosamente, los cítricos maduran en el invierno, justo cuando los
humanos necesitamos vitamina C para fortalecernos ante el clima más frío.
Esta reflexión sobre el naranjo se aplica a
la generalidad de las especies vegetales y animales: las semillas de los
cereales hoy producen mucho más que “el ciento por uno” que aparece como lo
máximo en los evangelios… pero ya un “treinta por uno” (el mínimo mencionado
allí) es un gran negocio… Y una cabra
puede producir dos cabritos cada cinco meses (suelen tener mellizos)…
Elementos como estos han hecho que algunos
científicos hablen del “principio antrópico”: parece que la evolución apunta al
surgimiento final del ser humano y que éste –al surgir– tenga un entorno amable
y abundante que le permita prosperar fácilmente.[3]
O, como algún científico ha dicho también: “el
fenómeno de la evolución, con la aparición progresiva de formas de vida
jerarquizadas piramidalmente y genéticamente conectadas, tiene todas las
apariencias de un vasto plan inteligente y suscita la vehemente sospecha de...
una Mente omnipotente.” [4]
A la luz de lo que
estamos reflexionando, diría que habría que hablar de una Mente omnipotente,
sabia… y muy generosa.
[1] Se puede
encontrar la entrevista –fechada el 23 de agosto de este año– tanto en
perfil.com, como en spotify y en youtube, etc. Se titula: “Hay una alianza
objetiva entre el neodarwinismo y el neoliberalismo”
[2] Se podría encontrar
una utilidad colateral de la pulpa sabrosa: al atraer a los animales y hacer
que coman los frutos caídos, con su movilidad (y defecación) los animales
pueden ayudar a la dispersión de las semillas. Aquí se demuestra una sutil astucia
del naranjo…
[3] Cf. Juan Luis
Ruiz de la Peña, Teología de la creación, Santander, Sal
Terrae, 19872; pp. 245-247, donde menciona a media docena de
científicos contemporáneos que hablan del “principio
antrópico”.
[4] Ibid. p. 239, citando a Theodosius
Dobzhansky.
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