Cuando los cristianos nos hacemos la “señal
de la Cruz” decimos: “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Y, de este modo, expresamos simultáneamente los dos grandes misterios de la fe
cristiana: con las palabras que
decimos proclamamos el Misterio de la
Santísima Trinidad, y con el gesto que hacemos expresamos el Misterio Pascual del Hijo, muerto y
resucitado.
Dicho de
otro modo: los dos misterios que identifican al cristianismo son el misterio de
Cristo y el misterio de la Trinidad. La conjunción de ambos misterios configura
el cristocentrismo trinitario, que son el sello propio de la fe y de la
vida cristianas. Y podemos unirlos diciendo que “Cristo es
el centro y la Trinidad es la cumbre”, siendo Cristo “Uno de la Trinidad”.
En
este libro tratamos de profundizar en el misterio de la Trinidad divina, en
cuatro momentos:
1.
Consideramos la Revelación de la Trinidad, realizada en la historia y
consignada en la Sagrada Escritura.
2.
Proponemos vivir un “estilo de vida
trinitario” basado en el amor, el diálogo y la comunión.
3.
Exponemos sintéticamente el misterio de la Trinidad, siguiendo las huellas de
la reflexión cristiana.
Por otra parte, quisimos
encarar la exposición del misterio de la Trinidad en clave de “Meditaciones”.
La razón de esto es que la meditación, por un lado, nos da más amplia libertad
para expresar el misterio infinito de Dios; y, por otro lado, nos permite
utilizar un vocabulario accesible al mayor número de personas.
No obstante, siempre
intento mantener tanto la solidez doctrinal, cuanto el impacto vital. Y esto
también tiene un fundamento trinitario, pues Dios se nos ha revelado como Vida,
Luz y Amor, inseparablemente unidos.
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