Hace unos años, hablando con un médico especialista (que también era docente de médicos) acerca de la vacuna contra la gripe que se suele aplicar en invierno a las personas mayores, le pregunté por qué no se vacunaba a todo el mundo y listo.
Y él me explicó que
la medicina sanitaria
no trabaja así, sino que apunta
a los grupos de riesgo. La razón es que, por ejemplo, con 8 millones de
vacunas se puede vacunar a los grupos de riesgo de Argentina. Y se calcula que,
por no vacunar a todo el mundo, pueden fallecer (digamos) 10.000 personas.
Pero, si se vacunara a los 40 millones de argentinos, también fallecerían
10.000 personas. No las mismas 10.000 del primer grupo, que estarían vacunadas;
sino otras 10.000 que sufrirían los efectos colaterales de las vacunas. Entonces
‒me explicaba este médico‒ entre vacunar a 8 millones o a 40 millones y en
ambos casos tener 10.000 fallecidos, la medicina sanitaria elige la primera
opción: con el 20% del
esfuerzo y del gasto, obtiene el mismo resultado.
Y, me seguía
explicando este médico: luego
entra la “medicina de familia” que atiende lo micro-social, como la medicina sanitaria
atiende lo macro-social. Y en este otro campo, si el médico de la
familia (o un mismo) saben que un hijo (o uno mismo) son personas de riesgo que
no están dentro de los grupos contemplados en la medicina sanitaria, se acerca
al médico de la familia , se le receta la vacuna y listo. Si esto se hiciera
con las 10.000 personas que quedaron afuera de lo considerado por la medicina
sanitaria, el resultado final sería que con 8.010.000 vacunas quedaría
cubiertos todos aquellos más vulnerables. Lo demás, queda a cargo del sistema inmune humano, que ha
demostrado ser eficiente desde hace muchos siglos.
Ante esta lógica
que me fue expuesta hace unos años, me pregunto qué sentido tiene vacunar
a todo el mundo, inclusive a personas jóvenes, fuertes y sanas, como los deportistas.
Máxime, cuando se trata de
vacunas experimentales.
Y, además teniendo en cuenta que ‒según la misma Organización Mundial de la Salud‒ el Covid 19, a lo largo de dos años fue causa del fallecimiento de 5,2 millones de personas, es decir, que de cada 20 personas que fallecen en el mundo, sólo una fallece de Covid (el 5% de los fallecidos cada año, el 0,07% de la población mundial… muy lejos de la peste negra que mató al 40% de la población de aquella época).
Como otro dato comparativo: de esas 20 personas que fallecen en el mundo de hoy, 4 fallecen de hambre y 2 o 3 (quizás también 4) de malaria... y esto desde el siglo pasado; y nunca se hizo mucho al respecto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario