En el texto que estoy resumiento y traduciendo en las entradas tituladas "La transformación estructural de la Iglesia", Ghislain Lafont propone una pregunta esencial (en p. 190 nota 1); lo traduzco así:
"Toda la cuestión es, quizás, ésta: desde el punto de vista
de las estructuras de la Iglesia, ¿el Concilio Vaticano II sería solamente un
reacomodamiento del conjunto definido por Trento y el Vaticano I, donde las
estructuras de base serían consideradas inamovibles?
"¿O sería, más bien,
una operación mucho más amplia: teniendo en cuenta la modernidad reciente,
remontándonos a los orígenes de la Iglesia y proyectándonos proféticamente al
futuro, remodelar más profundamente las estructuras que permiten vivir y
anunciar el Evangelio, como también entrar en diálogo con los hombres y con las
religiones?
"Yo creo
profundamente que la segunda alternativa es la única que responde
verdaderamente a lo que ha hecho el Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo,
en las últimas décadas."
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