Los evangelios nos
muestran una fidelidad creativa en el proceso de transmisión de la fe, que es
una enseñanza permanente para los discípulos de todos los tiempos. Veamos
algunos ejemplos.
1. Palabras de Jesús
en la Cruz
Según Marcos y
Mateo, Jesús crucificado dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
(Mc 15,34; Mt 27,46). Pero Lucas en ese mismo momento pone algo muy distinto: “Padre:
en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46): Jesús ¿estaba casi desesperado
o completamente confiado?
La explicación es
la siguiente: Marcos –que es quien escribe primero‒ lo hace para una comunidad
que tiene cristianos de origen judío entre sus miembros. Y ellos saben que “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” es el comienzo del Salmo 22. Este
Salmo cuenta la historia de un hombre justo que es perseguido cruelmente; él se
entrega confiadamente a Dios y Dios finalmente lo salva. Para quien conoce este
Salmo, entonces, la sola mención de sus primeras palabras le resume todo lo
que está sucediendo y le anticipa lo que sucederá.
que está sucediendo y le anticipa lo que sucederá.
Mateo, que escribe
luego de Marcos y usa su evangelio como una de sus fuentes, tiene la misma
situación comunitaria que Marcos: hay cristianos que antes eran judíos entre
los miembros de su comunidad.
Pero Lucas escribe para
comunidades de cristianos que proceden del paganismo griego y no conocen los
salmos. Si Lucas copiara exactamente lo que puso Marcos, haría que los miembros
de su comunidad pensaran que Jesús estaba desesperado. Por eso, Lucas –que sí
conoce el Salmo 22‒ toma el acto de confianza que está en el núcleo del Salmo (22,11),
y de este modo les transmite lo esencial de la situación.
Si Lucas hubiera
repetido mecánicamente lo que Marcos escribió, hubiera sido infiel a la
tradición recibida: su fidelidad
creativa le permite transmitir a una comunidad distinta lo esencial del mensaje.
2. El parche en el
vestido
Jesús predicó en un ambiente rural y
artesanal en el cual las familias confeccionaban sus propias ropas. Por eso, el
evangelio dice: “Nadie cose
un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido
tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor” (Mc
2,21; Mateo es igual: Mt 9,16).
Pero Lucas
transmite el evangelio en ambientes urbanos, en los cuales la gente compra la
ropa en los mercados. Y por eso, su evangelio dice: “Nadie rompe un vestido nuevo para echar un
remiendo a uno viejo;
porque, si lo hace, desgarrará el nuevo, y el remiendo nuevo no combinará con el
vestido viejo” (Lc 5,36).
3. El cimiento de la
casa
El contraste de
Mateo entre la casa construida sobre roca o sobre arena (Mt 7, 24-27) se
transforma en Lucas en un contraste entre una casa construida con cimientos
profundos, y otra casa construida sobre la tierra, sin cimientos (Lc 6,48s). Y
es que la geografía de roca y arena de Palestina, no es igual a los territorios
griegos que Lucas recorre.
En todos estos casos vemos como Lucas,
compañero de misión de San Pablo, adapta a su auditorio los elementos que
recogió de la tradición palestinense. Esta adaptación es una fidelidad
creativa, en la cual ‒para mantener el sentido original‒ en algunos casos hay
que modificar la materialidad de lo recibido. Si se hiciera lo contrario, es
decir, mantener siempre lo recibido rígidamente en su materialidad original, se
estaría distorsionando el proceso de transmisión.
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