jueves, 4 de enero de 2024

También Rudolf Schnackenburg se preguntaba: "¿Y la koinonía?"

   Mi ponencia en la Semana de Teología 2021 se tituló: "¿Y la koinonía?” (se la puede encontrar en este mismo blog, en el siguiente enlace: ¿Y LA KOINONÍA?). Allí analizaba la poca insistencia que nuestras comunidades ponen en este elemento esencial de la Iglesia, a la luz del Nuevo Testamento y los primeros siglos cristianos.

   También se lo preguntaba Rudolf Schnackenburg (1914 - 2002), quien fue un presbítero católico alemán y estudioso del Nuevo Testamento. Nada menos que Joseph Ratzinger ‒Benedicto XVI‒ se refirió a él como "probablemente el exégeta católico de habla alemana más importante de la segunda mitad del siglo XX".[1]

   Y Schnackenburg no se lo preguntaba de cualquier modo: esta pregunta está en la reflexión final de sus dos tomos sobre “El mensaje moral del Nuevo Testamento”.[2] Allí considera la vida cristiana actual a la luz de lo visto en esos dos tomos. 

   A continuación copio un par de párrafos de esa reflexión final, que se titula: “La comunidad de fe como lugar de la realización cristiana de la vida” que, literalmente, son las últimas páginas de esta gran obra:

   “La dimensión social de la vida humana está en el Nuevo Testamento destacadamente referida a la comunión de los creyentes e instalada en la «Iglesia». La comunidad, ya se trate de la comunidad doméstica o de una Iglesia local constituida por diversos grupos y comunidades domésticas, es el lugar preferente de la realización cristiana de la vida. Indudablemente, los creyentes también mantenían contactos con su medio ambiente social, pero no tanto a título individual cuanto más bien como miembros de la comunidad a la que se sabían pertenecer y en la que estaban asentados. Esta conciencia «eclesial» repercutía en su conducta moral y desembocaba en una ética específica del grupo, que hallaba su más clara expresión en la tendencia al amor (agape) solicitada por Jesús y realizada por él de la manera más plena y perfecta. El amor al prójimo, que se amplía hasta el amor a los enemigos, tenía, en el pensamiento y las actividades de las comunidades protocristianas, su esfera de acción más próxima -a veces de forma exclusiva y unilateral- en la comunión de los hermanos y las hermanas.

   “Pero en nuestra época... Falta aquella conciencia de comunión que, según la descripción de los Hechos de los apóstoles, caracterizaba a las primitivas comunidades cristianas y no sólo a la protocomunidad de Jerusalén. Cuando se leen las cartas dirigidas a las comunidades, llaman siempre la atención las constantes exhortaciones a la armonía interior, a la unidad y la concordia, a una vida común nacida del mismo espíritu, del poder del Espíritu divino. Pudieron desempeñar aquí un cierto papel factores sociológicos: las comunidades eran pequeñas y, por así decirlo, abarcables con una sola mirada, y necesitaban estar cohesionadas frente a un medio ambiente extraño y ante las corruptoras influencias del exterior. Pero esto no lo explica todo. Una mirada más profunda descubre el impulso, procedente de la fe, a configurar una comunión de vida que se extiende en todas las direcciones y a actuar de acuerdo con esta comunión. En la medida en que se va extinguiendo -también en las comunidades eclesiales- esta conciencia solidaria, la reflexión sobre este fenómeno debe entenderse como una pregunta crítica dirigida a las Iglesias existentes”.[3]



[1] Joseph Ratzinger, Jesus von Nazareth, p. 11, donde Schnackenburg es llamado el  wohl bedeutendste deutschsprachige katholische Exeget der zweiten Hälfte des 20 Jahrhunderts”. Esta referencia a Schnackenburg está en el Prólogo de la obra, que Ratzinger había comenzado a escribir a mediados de 2003.

[2] Barcelona, 1989 y 1991. Los tomos originales en alemán son de 1986 y 1988.

[3] R. Schnackenburg, El mensaje moral del Nuevo Testamento, Tomo II, Barcelona, 1991; pp. 325-327. También se puede leer en estos dos tomos lo que se dice sobre "la fuerza configuradora de la comunión", en Tomo I; pp. 196-206 y sobre la la vida comunitaria-familiar en la Iglesia primitiva en el mismo Tomo I, pp. 280-281. Allí el autor reenvía a la obra de Hans-Josef: Klauck Hausgemeinde und Hauskirche im fruhën Christentum, Stuttgart, 1981.

domingo, 24 de diciembre de 2023

The Chosen: capítulos navideños

    Si alguien no ha visto la serie multitemporada sobre Jesús titulada "The Chosen" estos capítulos navideños pueden ser una buena manera de empezar. Es una serie atractiva desde lo cinematográfico, y sólida desde lo teológico. Y tiene el plus de ser una elaboración ecuménica. 

   Si uno no es muy impaciente, puede empezar por el capítulo "El Pastor" y seguir con "Los mensajeros" para ir de menor a mayor (y en el orden cronológico en que fueron filmados). Si no, puede ser mejor invertir el orden, pues en "Los mensajeros" aparecen María y José desde el principio (este capítulo dura unos 40 minutos, "El Pastor" dura unos 20). 

   Tarda unos pocos segundos en abrir, pues pone un par de carátulas antes... no hay que tocar nada: pasan solas hasta que empieza el capítulo.

EL PASTOR

LOS MENSAJEROS

   Las tres temporadas ya estrenadas se pueden ver en la misma plataforma gratuita que ofrece la productora (THE CHOSEN) y también se pueden ver en Netflix. 

   La cuarta temporada está prometida para el mes que viene.



miércoles, 29 de noviembre de 2023

30 años de un documento ecuménico importante: Iglesia y justificación (1993)

   En este mes de noviembre se cumplen 30 años de la publicación de un importante documento católico-luterano que se llamó “Iglesia y justificación”. Fue un paso fundamental en este diálogo bilateral, que abordó dos temas esenciales y profundamente vinculados.

   Este documento, surgido más bien del diálogo entre los teólogos de ambas confesiones cristianas, abrió el paso para que en 1999 surgiera un documento aún más importante, pues representó un acuerdo –no solo entre los teólogos‒ sino también entre ambas comunidades cristianas: la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación”.

   A este documento adhirieron posteriormente otras comunidades cristianas y en la edición por el 20° aniversario se incluyeron las declaraciones del Consejo Metodista Mundial (2006), el Consejo Consultivo Anglicano (2016) y la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (2017).

   A continuación dispongo los enlaces que dan acceso a la documentación básica y a algunos artículos de contexto.

1993 Iglesia y justificación - El documento en el sitio vaticano en francés o inglés

Iglesia y justificación 1993- artículo

1999 - Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación

Víctor Manuel Fernández, El resultado del diálogo luterano-católico sobre la justificación, Revista Criterio Nº 2245, Noviembre 1999

2017 - Artículo sobre la historia del diálogo católico-luterano


jueves, 23 de noviembre de 2023

Borges: "In memoriam J. F. K."

    Ayer se cumplieron 60 años del asesinato de John F. Kennedy. Un crimen que también es un símbolo del mal en el mundo, que en la época contemporánea se manifiesta con amplitud y profundidad crecientes.

  Jorge Luis Borges supo leer el símbolo como pocos, y lo plasmó en el breve escrito que transcribo.

In memoriam J. F. K.

Esta bala es antigua. 

En 1897 la disparó contra el presidente del Uruguay un muchacho de Montevideo, Arredondo, que había pasado largo tiempo sin ver a nadie, para que lo supieran sin cómplice. Treinta años antes, el mismo proyectil mató a Lincoln, por obra criminal o mágica de un actor, a quien las palabras de Shakespeare habían convertido en Marco Bruto, asesino de César. Al promediar el siglo XVII la venganza la usó para dar muerte a Gustavo Adolfo de Suecia, en mitad de la pública hecatombe de una batalla.

Antes, la bala fue otras cosas, porque la transmigración pitagórica no sólo es propia de los hombres. Fue el cordón de seda que en el Oriente reciben los visires, fue la fusilería y las bayonetas que destrozaron a los defensores del Álamo, fue la cuchilla triangular que segó el cuello de una reina, fue los oscuros clavos que atravesaron la carne del Redentor y el leño de la Cruz, fue el veneno que el jefe cartaginés guardaba en una sortija de hierro, fue la serena copa que en un atardecer bebió Sócrates.

En el alba del tiempo fue la piedra que Caín lanzó contra Abel y será muchas cosas que hoy ni siquiera imaginamos y que podrán concluir con los hombres y con su prodigioso y frágil destino.

domingo, 19 de noviembre de 2023

Mesa y sobremesa; Misa y sobremisa...

    Desde el domingo 10 de septiembre, en que recibí una moción del Espíritu (ante la que me comporté al principio de un modo tan poco dócil como el profeta Jonás), con el discernimiento y aprobación del párroco, estamos realizando un encuentro en la capilla a la que pertenezco, que hemos dado en llamar "sobremisa".

   Como nuestra celebración dominical tiene lugar a las 10 de la mañana (después de la cual siempre nos quedábamos un rato a charlar en la puerta de la capilla) y aprovechando que tenemos un merendero amplio y acogedor, quienes quieran (y por el tiempo que quieran o puedan) nos quedamos tomando mate (o mate cocido o té...) en el merendero, compartiendo la vida.

   Esto ha llevado a re-conocernos entre los miembros de la comunidad, recordar historias de la comunidad y del barrio... y a solucionar algunos problemas que algunos tienen y que -cuando los comentan- vemos que se pueden arreglar con la ayuda de otros miembros de la comunidad.

   También se han comenzado a acercar algunas personas que hacía tiempo no asistían a la liturgia y se han sentidos atraídos por este plus que es la reunión posterior. Se nota -como dicen muchos estudios- que la soledad es uno de los grandes males de nuestra época y este compartir fraterno y sencillo es un bálsamo para todos, y especialmente para algunos que sufren más este mal.

   Lo comento, pues puede ser inspirador para otra comunidades. Y, por momentos, me parece que si alguien pasa por la puerta del merendero (que da a la calle) y escucha nuestras risas y conversaciones, quizás se le ocurra decir: "Miren cómo se aman"...

sábado, 11 de noviembre de 2023

San Lucas: el evangelista de la conversión

 Se suele decir que el Evangelio según San Lucas es el evangelio de la misericordia. Y es cierto: Cf. L. Rivas, Qué es un evangelio, Buenos Aires, 2001; pp. 81s. 

   Pero no se suele indicar que también es el autor que más insiste en la conversión: el verbo “metanoéo” aparece 9 veces en el evangelio y 5 veces en el Libro de los Hechos (mientras que Mateo lo usa 5 veces, Marcos 2 y Juan nunca); y el sustantivo “metánoia” aparece 5 veces en el evangelio y 6 en Hechos (en Mateo 2 veces, en Marcos 1, en Juan nunca). Sumando todo, tenemos que Mateo habla de la conversión 7 veces, Marcos 3,  Juan nunca y ¡Lucas 25 veces! 

   Pasando de lo cuantitativo a lo cualitativo, tenemos que en Lucas la palabra “conversión” aparece tres veces en boca de Jesús (no así en los otros evangelios): Lc 5,32; 15,7 y 24,47. Este último texto tiene importancia especial pues es una explicación general de Jesús Resucitado: “Así está escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados”.

(Tomado de mi libro Don y Comunión, Temperley, 2023; p. 56, nota 176)

Conversión, fe, bautismo

   Cuando Jesús comienza su predicación proclama: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; conviértanse y crean en el evangelio” (Mc 1,15). 

   La conversión es tema que está muy presente en los evangelios: Mateo la menciona 7 veces (número preferido de Mateo al diseñar su evangelio); Marcos, 3 veces; y Lucas, 14.

   Y a muchas personas, Jesús les menciona su fe: la expresión “tu fe te ha salvado” dicha por Jesús aparece 7 veces en los evangelios.[1] A veces, incluso, alaba la fe de algunas personas, como sucede con la mujer sirofenicia o con el centurión romano (Mc 7,24ss; Mt 8,5ss).

   Curiosamente, no encontramos ningún pasaje del evangelio donde Jesús le pida a una persona que se bautice, o que Jesús bautice a alguien. Por eso, algunos especialistas piensan que el bautismo es un requisito que comienza en la Iglesia después de la Pascua: el bautismo aparece en boca de Jesús Resucitado (Mc 16,16… aunque aquí Marcos sigue privilegiando la fe; Mt 28,19).[2]

   Lucas no trae un texto semejante en su último capítulo: pero sí Jesús Resucitado pide la conversión: “Así está escrito: que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día y que se predicaría en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén” (Lc 24,46s).



[1] Mt 9,22; Mc 5,34; Mc 10,52; Lc 7,50; Lc 8,48; Lc 17,19; Lc 18,42.

[2] G. Theissen, La sombra del Galileo, Salamanca, 1995; p. 267. En los seis gruesos tomos de John Meier sobre el Jesús histórico (Un judío marginal) no hay ningún título o subtítulo dedicado a Jesús y el bautismo, salvo al bautismo que Jesús recibe de Juan. Pero ya en el primer tomo en que empieza a hablar de Jesús y su actividad, el autor analiza Mc 1,15: J. Meier, Un judío marginal II, Estella (Navarra), 1999; pp. 511ss.