viernes, 17 de febrero de 2017

La Trinidad: modelo de una Iglesia-Comunión

   El sabio teólogo y monje benedictino Ghislain Lafont escribió en 1995 un estimulante libro titulado “Imaginer l´Eglise catholique”.[1] Allí Lafont sostiene que el “modelo gregoriano” de la Iglesia se inspira en una “teología del Dios Uno”, que olvidó que el Dios cristiano es la Trinidad.[2] Ese desequilibrio en la consideración del misterio de Dios, produjo como consecuencia varios desequilibrios, que siguen esa misma lógica de “lo Uno”, entendido como monolítico y uniforme.
   En concreto, esa “imagen gregoriana” se articula sobre tres elementos: el primado de la verdad, el primado del Papa, y del sacerdote célibe y santo; y estos tres elementos dependen los unos de los otros y se realimentan, formando un sistema. En esta imagen gregoriana, el respeto absoluto por la verdad –entendida como “una e inmutable” como “Dios mismo”– se vincula con la necesidad de adherir a esa verdad única para poder salvarse. Y –para reforzar la necesidad de adherir a esta verdad única– se argumenta que Jesús mismo es “la Verdad y la Vida”.[3]
   A partir de esta lógica del Dios Uno, también se genera una “jerarquía descendente” que establece 

Parábolas fáciles sobre temas difíciles 2

   Este segundo volumen de Parábolas complementa al primero, poniendo el acento en aspectos de espiritualidad. Y -como el primer tomito- éste también tiene 3 secciones, con 3 temas cada una:
- Vivir con sabiduría
- El arte del crecimiento espiritual
- Dios y el problema de la existencia del mal.
   Y, como en el tomo anterior tenemos: la parábola, su explicación, textos de la Biblia que fundamentan o explican el tema, textos del Catecismo, un Salmo para orar, una propuesta para vivir y alguna metodología catequística para exponer el tema.
   Con esto apuntamos a públicos diversos, con intereses concéntricos: la parábola y su explicación pueden interesar a cualquier persona con inquietudes espirituales; el texto de la Biblia la interesará más a los cristianos; los del Catecismo a los católicos; y la metodología final, a los catequistas.

lunes, 6 de febrero de 2017

Las reformas en la Iglesia

   Está próximo a aparacer un libro que tiene como editores a Carlos María Galli y Antonio Spadaro, que trata sobre La reforma y las reformas en la Iglesia. En ese libro se recogen las ponencias de una treintena de teólogos de todo el mundo, quienes se reunieron en Roma a fines de 2015, para estudiar el tema en el contexto de los 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II.
   Como una introducción al tema, propongo ahora un artículo publicado en la revista Criterio, que trató ya esa cuestión al final de 2013, cuando finalizaba el primer año de Francisco como Papa.
   El artículo se puede encontrar online en:     Criterio: La Iglesia y sus reformas


  

domingo, 22 de enero de 2017

Brexit y Trump: del riesgo de uniformidad (en la globalización) al riesgo de la división (nacionalismos/proteccionismos): una lectura teológica de los recientes cambios en el mundo



   Una de las dos claves teológicas que uso para exponer la Palabra de Dios es la categoría “comunión”. Y la comunión es unidad en la diversidad. Esto implica un delicado equilibrio entre la uniformidad –que anula la riqueza de la diversidad‒ y la división, que resiente los vínculos de unidad.
   El modelo supremo de esta comunión es la misma Trinidad divina, en la que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Tres Personas realmente distintas entre sí (e incluso podría decirse: infinitamente distintas), que son al mismo tiempo una Comunión consustancial… tan profunda que los Tres son una sola Divinidad.
   Este modelo supremo, la misma Trinidad lo ha inscripto en toda su creación: el ser humano, la familia, la sociedad, la Iglesia, el “Cielo”… son todas realidades signadas por la comunión: unidad en la diversidad.
   Mirando desde estas perspectivas, vemos que en los últimos meses hubo un giro en los dinamismos de relaciones internacionales: de un proceso que ha sido llamado “globalización” y que –teniendo muchos aspectos positivos incluye el riesgo de la uniformidad‒ se está pasando al riesgo de la división: la salida del Reino Unido de la Unión Europea (“Brexit”) y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos muestran el mismo rasgo: los líderes del mundo anglosajón se cierran sobre sí mismos, separándose del resto de la comunidad internacional.
   En general, este tipo de “cierre sobre sí mismo” es efecto o causa de un ambiente “exterior” negativo, en el presente o en el futuro. En estos casos particulares ‒y dado que no hay un empeoramiento significativo de las condiciones “exteriores” en el presente‒ indicaría que los analistas (si será efecto) o los dirigentes (si será causa) del mundo anglosajón prevén un futuro más negativo que el presente.
   Las próximas décadas serán definitorias del futuro de la humanidad en lo que concierne al llamado “cambio climático”, que puede traer consecuencias catastróficas si no hacemos algo, y rápido.[1] Más allá de esto, el incremento de posiciones beligerantes puede ser el inicio de la máxima crisis que generamos los seres humanos: la guerra.[2]
   Es una pena que en un mundo donde hay riqueza suficiente para que todos vivamos de una manera más que satisfactoria, seamos la única especie que insista en amenazarse a sí misma y al mundo entero con el peligro de extinciones masivas.
   Y, más allá de los aspectos materiales del asunto, están las causas espirituales: que la comunidad humana no termine de aprender que su mejor opción –y quizás su única opción‒ es la comunión.


[1] El último Pulitzer ha sido para el trabajo de la periodista del New Yorker, Elizabeth Kolbert, titulado La sexta extinción.
[2] Véase el libro de la periodista canadiense Naomi Klein: La doctrina del shock, que termina describiendo aspectos de la política exterior de Bush que podrían reeditarse con Trump.

viernes, 20 de enero de 2017

Película recomendable: Dios Mío ¿pero qué te hemos hecho?

   Este filme es una comedia divertida, que a la vez plantea la temática del diálogo entre las religiones y las culturas. Marie y Claude son un matrimonio católico francés (y con un modo particular de entender tanto lo católico como lo francés). Tienen cuatro hijas... y sus sucesivos matrimonios generarán a sus padres un desafío a su modo de comprender la religión y la cultura. Y no sólo a ellos, sino también a los maridos de sus hijas... Vale la pena verla porque hace pensar y reir.
Se la puede encontrar en youtube, en el siguiente vínculo:
Dios mío ¿pero qué te hemos hecho?

martes, 3 de enero de 2017

Una idea sobre la fachada de la Basílica de San Pedro

   Hoy -y desde hace algunos siglos- la fachada de la Basílica de San Pedro tiene esta inscripción:


   IN  HONOREM  PRINCIPIS  APOST  PAVLVS  V  BVRGHESIVS  ROMANVS  PONT  MAX  AN  MDCXII  PONT  VII
Lo cual, traducido, significa, más o menos esto: 



En honor al Príncipe de los Apóstoles Pablo V Borghese,  Romano Pontífice Máximo (en el) año 1612, el séptimo de su pontificado.

Me parece que habría que animarse a cambiar esa inscripción por alguna un poco más pertinente y ecuménica (en todos los sentidos de la palabra), como por ejemplo: 


IN HONOREM DIVINAE TRINITATIS: PATER ET FILIUS ET SPIRITUS SANCTUS

y que, además, no parece necesitar traducción...


sábado, 24 de diciembre de 2016

Navidad también es "don de sí mismo" y "comunión"

  

   El Hijo de Dios, al hacerse hombre, realiza un "don de sí mismo" extremo, pues "Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía retener codiciosamente: al contrario, se vació de sí mismo, tomando la condición de servidor, haciéndose semejante a los hombres" (Flp 2, 6-7). Y la liturgia de Navidad canta este misterio:
    "Hoy la Virgen da a luz al Eterno.   
    Y la tierra ofrece una gruta al Inaccesible.
    Los ángeles y los pastores le alaban
    y los Magos avanzan con la estrella:
    Porque Tú ha nacido por nosotros,
    Niño pequeño ¡Dios eterno!" (CCE 525).
   Y, el fruto de este "don de sí mismo" extremo, es una comunión con todos los hombres, radicada en la misma naturaleza humana: "El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado" (GS 22c). Pues “en realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación…  Él que es imagen de Dios invisible (Col 1,15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado. En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual” (GS 22ab).
   De este modo, la Persona Divina del Hijo de Dios realiza el don de sí mismo a los seres humanos y la comunión con ellos en el nivel del ser, en el plano ontológico.
   Luego, ya desde su vida pública y culminando en su Misterio Pascual, también realizará esta doble clave en el nivel del obrar, en el plano de la acción.