jueves, 14 de diciembre de 2017

Economía fraterna: tres historias concretas posibles, y algo más…

   En los dos artículos anteriores presenté la economía fraterna desde una perspectiva general: ECONOMÍA FRATERNA
Y abarcadora, y luego concreticé algunos aspectos: ECONOMÍA FRATERNA EN CONCRETO
   Ahora lo concretizo aún más, mostrando la posibilidad real de un mundo distinto. Naturalmente, este artículo presupone la lectura de los dos anteriores, en que están resueltas cosas que aquí no se mencionan.

1. Economía fraterna en la ciudad: área servicios.

   Martín sale de su casa rumbo a la Universidad en donde trabaja como profesor. Como esta mañana hace bastante frío toma el ómnibus; si no, suele caminar esas veinte cuadras que separan su casa de la Universidad. Al subir al ómnibus pasa su ecocard por el lector, y luego va y se sienta. El viaje, por supuesto, es breve.
   Llegado a la Universidad dicta tres horas de clase, y luego está un par de horas más atendiendo consultas de alumnos. Terminada la tarea, vuelve a casa, ahora sí caminando: aprovecha a pasar por el supermercado para llevar algunas cosas que están faltando en casa.
   Cuando llega, su esposa Irene ya está cocinando: ella prefiere dedicar algunas horas de la mañana a las tareas de la casa, mientras su hijo Daniel está en la escuela. Como Martín se ocupó de comprar en el supermercado, Irene ocupó parte de la mañana en hacer ejercicio, caminando y charlando con un par de amigas en el parque cercano.
   El horario de la escuela es de cuatro horas, pues la educación se ha vuelto semipresencial y un tercio de las tareas se hacen en casa. Además los padres no deben preocuparse por llevar sus hijos a la escuela: un ómnibus escolar los recoge y los trae de vuelta, lo cual ha descongestionado el tránsito y ha aliviado la vida de las familias, además de otros beneficios (menos contaminación, menos gasto de energía, etc.).
   Irene es enfermera y trabaja en un hospital cercano cinco horas por la tarde. Martín normalmente se queda en casa con Daniel, leyendo o preparando clases, y ayuda a su hijo con la tarea si es necesario.
   Algunas tardes Martín y Daniel van hasta el club cercano y juegan al tenis. En otras oportunidades, Daniel juega al futbol con sus amigos, mientras Martín toma un café con algunos amigos en el bar del club.

   Tanto Irene como Martín tienen sus “compañeros de trabajo”, como los tienen todos: son personas que se eligen mutuamente, generalmente a lo largo de la carrera de formación, y forman un equipo de trabajo. En este caso, la compañera de Irene es María, y el compañero de Martín es Oscar. Los “compañeros de trabajo” a veces están juntos en su lugar de trabajo, otras veces está uno o el otro. La idea es que tengan más libertad para disponer del tiempo que la que había antes: entre ambas personas cubren los horarios y cumplen las tareas pautadas, coordinando entre ellos cómo lo harán.[1]  
   Hoy Irene no irá al hospital, pues María lo hará: hace un par de semanas que habían programado con Martín y Daniel para ir al teatro. Piden un taxi por teléfono para que los recoja y los lleve hasta el 

teatro. Casi nadie tiene auto particular, pues no es necesario: cuando las personas solicitan una casa lo hacen pensando en la cercanía de sus lugares de trabajo. Además el sistema de transporte público tiene un diseño inteligente, y es cómodo y puntual. Y además está el sistema de taxis, que cubre las demás necesidades.
   La familia disfruta de la obra de teatro, y luego van a comer a un restaurante. Suelen ir variando de restaurante, para ir conociendo comidas típicas de distintos países y, de paso, también conocer algo de su cultura. Hoy le toca a un restaurante vietnamita.
   Después de cenar, toman un taxi de vuelta a casa, y se van a descansar.

   En todas las actividades que hicieron durante el día lo único que utilizaron como instrumento económico fue la ecocard, es decir, la tarjeta que indica que cada uno está realizando su trabajo: con ella Martín tomó el ómnibus, marcó su ingreso y salida de la Universidad y retiró las mercaderías del supermercado. Y con las ecocards de ambos  accedieron a los taxis, y disfrutaron del teatro y del restaurante. También la misma tarjeta es la que usan cuando utilizan las instalaciones del club, o toman un café en su bar.


2. La cuestión político-democrática

   Y esta semana hay un clima especial en el ambiente: el viernes será un día feriado pues hay elecciones generales. En todos los lugares se debaten las plataformas que han presentado los distintos partidos, y la calidad de gestión que parecen ofrecer los distintos candidatos. Se elige presidente del país, gobernador de la provincia e intendente del municipio, y se recambian una parte de los legisladores de los tres estamentos. Los fiscales, que también son elegidos por el pueblo, no son elegidos en esta oportunidad: tienen una duración asimétrica en sus cargos en relación con los otros dos poderes, de modo que haya la mayor independencia del poder judicial.


3. Economía fraterna en la ciudad: área industria.

   Desde chico a Juan le gustaron “los fierros”. Hoy trabaja como ingeniero un una planta que fabrica maquinaria agrícola. Su tarea consiste en monitorear el desempeño correcto de una de las etapas de ensamblado, que es realizada por máquinas robotizadas.
   Desde su oficina sobre-elevada puede observar cómo se realiza efectivamente el trabajo, mientras que las pantallas de sus computadoras le ofrecen todos los indicadores necesarios. Como en el caso de Martín, también Juan tiene su compañero de trabajo y, por supuesto, su ecocard.
   Hoy, lunes, Juan cumple con sus cinco horas completas, pero mañana vendrá su compañero Alberto: el hobby de Juan es el aeromodelismo y el miércoles tiene una competencia nacional de destreza, por lo cual dedicará el día de mañana a poner a punto a su pequeño biplano, y el miércoles estará en la competencia.


4. Economía fraterna en el campo

   Dado que la distribución del trabajo se hace de manera más inteligente que en el pasado, también la población está distribuida de un modo más sano: ya no hay las enormes megápolis de antes, sino poblaciones con tamaño “más humano”. No obstante, siguen existiendo grandes extensiones dedicadas a la ganadería y a la agricultura.
   La agricultura está altamente robotizada y tiene sus especialistas que diseñan los mejores planes de siembra para conservar la calidad de los suelos, optimizar las cosechas, rotar los cultivos, etc. Cada región y país produce aquello para lo que se encuentra mejor capacitado, pues como ya no hay competencia ni mercado, lo que importa es tener el mejor rendimiento posible cuidando la calidad del ambiente: de este modo hay alimentos para todos y los habrá en el futuro.
   A diferencia de la agricultura, la ganadería necesita más de la atención humana. Verónica ha elegido ser veterinaria y vive en una pequeña ciudad que está rodeada de campos. Desde allí se mueve con su camioneta eléctrica hacia los lugares en que es requerida para asistir a los animales que lo necesitan. En la zona se cría básicamente ganado vacuno de distintas razas, aunque en unas sierras cercanas, algo más secas y escarpadas, hay cabras.
   Antes de salir hacia el campo, Verónica se encuentra con sus compañeros de trabajo en la oficina que tienen a tres cuadras de su casa, y allí coordinan el trabajo de los próximos días. Hoy el joven Luisito irá con Verónica: está estudiando veterinaria y tiene que hacer unas prácticas que cumplirá trabajando con Verónica y su equipo.
   Cumplida su tarea del día, Verónica dedica la tarde a una de las cosas que más disfruta: andar a caballo por el campo.

   Estas pequeñas historias imaginan lo que es un mundo posible, basado en una economía fraterna consistente en producir y disfrutar. Todos aquello que pueden, trabajan tranquilamente en aquello que quieren sumando riqueza a la sociedad. Y esa masa de bienes y servicios es disfrutada por todos.
   Podemos pensar en las dos familias vietnamitas que gestionan el restaurante de la primera historia: ellos disfrutan cocinando y difundiendo su cultura, tanto  como Juan con la mecánica o como Irene aliviando a las personas enfermas.
   En todos los casos, el aporte de cada uno es su trabajo, y el instrumento económico que permite el acceso a los bienes que se necesitan o desean es la ecocard.




[1] En algunos casos estos equipos son integrados por más personas, sea por la complejidad de la tarea, sea para incorporar nuevas personas que así adquieren experiencia, sea por otras causas. La idea es compartir el peso de la tarea y realizarla en tiempo y forma, con calidad.

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