En el articulo de Yuval Harari que compartí el día 9 de
abril (con enlace al final de este
artículo) este pensador indica que nos encontramos ante dos elecciones
fundamentales en este momento:
- un ciudadano más formado, informado y responsable o un estado más controlador (y, acaso, invasivo y hasta totalitario);
- aislacionismo nacionalista o comunidad global solidaria.
- un ciudadano más formado, informado y responsable o un estado más controlador (y, acaso, invasivo y hasta totalitario);
- aislacionismo nacionalista o comunidad global solidaria.
Y ‒para estimular a
que elijamos, en particular, esta última opción- muestra, con argumentos de
estilo darwiniano, que si descuidamos un solo grupo humano en la comunidad
global y no le permitimos tener una atención médica de calidad; un virus puede
mutar en ese grupo humano reducido (y que hemos descuidado/despreciado) y
exterminar a toda la especie humana… si ese virus adquiere una letalidad mayor
a la que tiene el coronavirus (semejante por ejemplo a la que tuvo la fiebre
amarilla o la peste negra), y con su misma capacidad de contagio.
Hasta aquí un
resumen parcial del rico artículo de Harari. Ahora agrego yo: en este momento
hay unos 40 laboratorios en que se está buscando la vacuna contra el
coronavirus.[1]
Por supuesto, llevados por nuestro tradicional criterio del afán de lucro y de
la competencia, esos laboratorios no comparten su información pues cada uno
espera ser el primero en encontrarla y volverse rico y famoso. Y que todos le
rindamos homenaje a su inteligencia y su solidaridad.
Yo digo: son todos
egoístas e imbéciles (y también los dirigentes mundiales que podrían cambiar
esto): ¿Qué pasa si –mientras estos 40
centros de investigación siguen tomándose su tiempo para encontrar la vacuna‒
el virus muta a una versión más mortífera y empezamos (ahora sí) a caer como
moscas?
Posiblemente, si estos laboratorios hubieran compartido
toda su información desde el principio, quizás ya tendríamos la vacuna. Y
seguramente, si lo hubieran hecho (de no tenerla ya) estaríamos mucho más cerca
de tenerla.
No pasar de la mentalidad del lucro y la
competencia, a la ética de la solidaridad y de la colaboración nos puede llevar
a la extinción más rápido de lo que pensamos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario