Propongo (o arriesgo) una interpretación de Mt 19,9: “Cualquiera que repudiare a su
esposa, a no ser por causa de fornicación (porneía)…”
No he leído una
explicación como la que propongo en ningún lado… lo cual no significa que
alguien no la haya propuesto antes. Sobre todo porque aquí se entrecruzan
varios campos ‒al menos cuatro‒ de la vasta amplitud de la teología: exégesis
bíblica, teología de los sacramentos, derecho canónico y espiritualidad del
matrimonio.
Tomando el sentido figurado
que “porneía” (en griego) o “zanah” (en hebreo) tiene ‒por ejemplo‒ en
los profetas, que la aplican a la idolatría, se podría proponer una
interpretación en la cual esta “porneía”
consiste en la falta de compromiso verdadero con la alianza matrimonial
celebrada. Dicho de otro modo, sería una ausencia o un retaceo del
consentimiento matrimonial que se pronunció en la celebración pero que no se
efectiviza en la vida del matrimonio. Y le cabría una descripción como la que
hizo el profeta respecto de la relación del pueblo con su Dios: “este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Is 29,13; Mc
7,6).
En definitiva, se
trataría de un matrimonio nulo por falta de voluntad verdadera de comunión matrimonial,
aquello que Guardini llamó “voluntad de comunidad”.
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