En Marcos se usa tres veces el verbo “splagjnídsomai” y siempre tiene como sujeto a Jesús. Es un verbo muy especial que implica un efecto muy físico del sentimiento de compasión. “La Biblia textual” traduce la expresión diciendo que a Jesús “se le enternecieron las entrañas”.[1]
Las tres
situaciones en que el verbo aparece en Marcos son las siguientes:
1. La purificación del leproso: “Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes purificarme». Se le enternecieron las entrañas, extendió su mano y le tocó, y le dijo: «Quiero, purifícate»” (Mc 1,40s).[2]
2. En el contexto previo a la primera multiplicación de los panes: “Al desembarcar vio un gran gentío, y se le enternecieron las entrañas por ellos, porque eran como ovejas que no tienen pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas” (6,34).
3.
En el contexto de la segunda multiplicación de los panes:
“Tengo compasión de la multitud, porque son ya tres días que están conmigo, y
no tienen qué comer; y si los envío en ayunas a su casa, se desmayarán por el
camino, y algunos de ellos han venido de lejos” (8,2s).
Si leemos
los tres efectos que se producen sucesivamente vemos un esquema que se ha usado
mucho en la historia de la espiritualidad cristiana: purificación, iluminación
y comunión.
El creyente
primero debe permitir (y ayudar) que Dios purifique su corazón; eso permite ser
iluminado por la luz de la Sabiduría divina y esto lo conduce a la unión con la
Trinidad.
[1] En griego, “splágjnon” son las vísceras, las entrañas: Cf. Hch 1,18. El verbo
indica una conmoción visceral, entrañable, ante la necesidad de otros. Cf. Lc
1,78.
[2] Traduzco literalmente el verbo
griego katharidso: “purificar”.