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martes, 26 de septiembre de 2023

¿Y la koinonía?

    Luego de una serie de consultas editoriales, quedó disponible para publicarse -al menos aquí- la ponencia que hice en 2021 en la Semana de Teología, titulada "¿Y la koinonía?". Allí muestro, en unas 10 páginas, cómo seguimos todavía muy flojos en nuestro "retorno a las fuentes" en este aspecto esencial de la Iglesia. 

En el siguiente enlace encontrarán la ponencia y los índices de la edición digital:

¿Y LA KOINONÍA?

sábado, 24 de agosto de 2019

Un power point sobre la Sinodalidad.

En el siguiente enlace encontrarán el power point que comenté en el Día del Catequista celebrado en la Casa de la Catequesis el día 22 de agosto. Es una versión algo mejorada del artículo que escribí en Eclesia en marzo pasado.
Francisco y la sinodalidad: un cambio histórico

viernes, 23 de agosto de 2019

“Sinodalidad” expresa y realiza la comunión en sus distintas formas (publicado en Eclesia en mayo 2019)


Continuamos comentando el documento de la Comisión Teológica Internacional (CTI) “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, aprobado por Francisco y que expresa la orientación teológica y pastoral que él quiere dar a la Iglesia, en continuidad con el Vaticano II:
    “Este es el umbral de novedad que el Papa Francisco invita a atravesar. En la línea trazada por el Vaticano II y recorrida por sus predecesores, él señala que la sinodalidad expresa la figura de Iglesia que brota del Evangelio de Jesús y que hoy está llamada a encarnarse en la historia, en creativa fidelidad a la Tradición” (n° 9a).
   Y “los frutos de la renovación propiciados por el Vaticano II en la promoción de la comunión eclesial, de la colegialidad episcopal… para llevar a cabo una pertinente figura sinodal de Iglesia… requiere principios teológicos claros y orientaciones pastorales incisivas” (n° 8).
   En este sentido y “en conformidad con la enseñanza de la Lumen gentium, el Papa Francisco destaca en particular que la sinodalidad «nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico»” y que “todos los miembros de la Iglesia son sujetos activos de la evangelización. Se sigue de esto que la puesta en acción de una Iglesia sinodal es el presupuesto indispensable para un nuevo impulso misionero que involucre a todo el Pueblo de Dios” (n° 9b).
  Finalmente se indica que la figura sinodal de la Iglesia que nos abre a una comprensión y una “promoción de la comunión eclesial, de la colegialidad episcopal” (n° 8) también “está en el corazón del compromiso ecuménico de los cristianos… porque ofrece –correctamente entendida– una 

jueves, 9 de mayo de 2019

Sinodalidad es “comunión y misión” a imagen de la Trinidad (publicado en Eclesia de abril 2019)


   Seguimos comentando el documento que en marzo del año pasado presentó la Comisión Teológica Internacional (CTI) sobre “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, documento aprobado por Francisco.
   Comenzando a desarrollar el tema, el documento sobre la sinodalidad de la Comisión Teológica Internacional nos dice: “«Sínodo» es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia con los contenidos más profundos de la Revelación. Compuesta por la preposición syn, y el sustantivo odós, indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios” (CTI, Sinodalidad, n° 3).

   La preposición syn la conocemos pues está en muchas palabras de nuestro idioma: síntesis, símbolo, sinfonía, sintonía, simetría, simpatía… y siempre implica unión. El sustantivo odós es menos común en palabras castellanas, y significa “camino”. Con lo cual vemos que la palabra “sínodo” tiene la capacidad de integrar en un solo vocablo los dos aspectos fundamentales de la Iglesia: comunión y misión. Implica unión hacia adentro de la comunidad, y “una Iglesia en salida” hacia los caminos del  mundo.
   Y recordemos que comunión y misión también son dinamismos que nos ayudan a acercarnos al misterio de la misma Trinidad divina: la Trinidad que es Comunión Eterna en sí misma, se vuelve misionera con el envío del Hijo primero, y del Espíritu Paráclito después. Y por eso siempre tenemos que recordar que la realidad de la misión es ‒en primer lugar‒ una gracia y una acción de origen divino, en la cual modestamente nos integramos aquellos que somos llamados, para colaborar en la incorporación a esta comunión de aquellos que son llamados después de nosotros.
   Incluso, más concretamente aún, “sínodo” indica que somos Pueblo peregrino que mientras camina se mantiene unido, y va invitando a integrarse en su comunión a aquellos con quienes se encuentra en

sábado, 6 de abril de 2019

Francisco y la sinodalidad: un punto de inflexión en la historia de la Iglesia (publicado en Eclesia, marzo 2019)


   En marzo del año pasado la Comisión Teológica Internacional (CTI) presentó su documento sobre “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, aprobado por Francisco . 
   Y, de hecho, el documento comienza citando al propio Francisco, pues su primer párrafo dice así :
   «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio»: este es el compromiso programático propuesto por el Papa Francisco en la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos por parte del Beato Pablo VI. En efecto, la sinodalidad – ha subrayado – «es dimensión constitutiva de la Iglesia», de modo que «lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra “Sínodo”»”(al final de esta nota está el enlace al documento completo).
   Esta propuesta de Francisco, fundamentada teológica y pastoralmente por la CTI, es un punto de inflexión en la historia de la Iglesia. Y por eso quiero poner el contexto del documento en este amplio marco de la historia de la Iglesia. Para eso me serviré de algunas reflexiones del teólogo y monje benedictino Ghislain Lafont en su libro sobre la historia de la teología.[1] Veamos…
   En los dos primeros siglos del cristianismo ‒primer período que tiene un valor modélico‒ vemos

sábado, 9 de marzo de 2019

La Trinidad y la Doctrina Social de la Iglesia: 9 artículos publicados en Eclesia en 2018


1. Las consecuencias sociales del misterio de la Trinidad.

   En distintos artículos anteriores hemos mostrado la dimensión ética del misterio de la Trinidad. Podríamos decir que la Trinidad nos invita a un “estilo de vida trinitario”, que consiste en el don de sí mismo a los demás que –cuando es mutuo‒ genera la comunión. Y en esta doble clave ‒“don de sí mismo” y “comunión”‒ podemos sintetizar la teología trinitaria… y casi toda la teología.
   Este año, nuestra propuesta es abordar un aspecto particular de la moral cristiana: la doctrina social de la Iglesia, que es la “moral social” que complementa naturalmente a la “moral personal”, dado que toda persona es naturalmente un sujeto relacional.


1. Nexos entre el Misterio de la Trinidad y la Doctrina Social de la Iglesia.

   En primer lugar, estos dos “temas” tienen algo en común: son una carencia histórica en la predicación, en la catequesis y en la vivencia cristiana. Y no es casual que ambos contenidos estén ausentes, pues están vinculados: si no afirmamos a un Dios Trinidad cuando hacemos la exposición de los contenidos de la fe, no tendremos sustento firme para hablar de la dimensión social de la persona, cuando expongamos los contenidos de la moral cristiana. Pues el mejor cimiento para la Doctrina Social de la Iglesia es mostrar que Dios mismo es “una realidad social”.
    Pero hay otro elemento común –ahora positivo– entre la exposición del misterio de la Trinidad Divina, y la Doctrina Social de la Iglesia: en épocas recientes, es creciente la atención dedicada a ambas temáticas, alcanzando a generar un interés cada vez más masivo dentro de la Iglesia (aunque con impacto desigual). Este creciente interés –más o menos simultáneo– por ambos temas, nos confirma su secreta vinculación.
   Y, como un “botón de muestra” indiquemos lo siguiente: en el Magisterio Universal de la Iglesia, surgen –con muy pocos años de diferencia– primero el Catecismo de la Iglesia Católica (1992-1997) cuyo “hilo conductor” es el misterio de la Trinidad;[1] y luego el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (2005), llamado por muchos “el Catecismo social”... y que comienza con una rica exposición trinitaria, que más abajo recorreremos.
           

2. La Trinidad como modelo de comunión en el CCE.

   Primero recordemos un aspecto en el que siempre es necesario insistir: la Trinidad es comunión de Tres Personas Divinas infinitamente distintas que ‒al mismo tiempo‒ son la misma divinidad.[2]
   Cuando consideramos el misterio de Dios, a lo máximo que llegamos en esta vida es a una mirada en la cual contemplamos dos aspectos complementarios, pero que nunca podemos terminar de sintetizar en una unidad final. Y esto es lógico, porque –como decía San Agustín– “Si lo 

viernes, 25 de enero de 2019

"Fraternal economy": versión en inglés de mi artículo "Economía fraterna"



Fraternal economy

“All human beings are born free and equal in dignity and rights.
They are endowed with reason and conscience
and should act towards one another in a spirit of brotherhood.”

       United Nations, The Universal Declaration of Human Rights, Article 1.


1. An economic experience of many centuries

   When someone enters a monastery of the Benedictine tradition, in addition to joining a religious community he also joins an economic community. This type of community could be called a production and consumption cooperative.
   And it works like this: the person who joins is assigned a task, which does not exceed 6 hours a day.[1] And fulfill this task enables the person to enjoy all the goods and services that the monastery provides. It's that simple.
   No money is needed inside the monastery: work, production, goods and services are enough. And, as for the management mode, it is a fraternal economy: in fact, the monks call each other “brothers”.
   On the other hand, let´s remember that the word "economics" refers originally to the family: in Greek "óikos" means "house" and "nomos" means "regulation": economics is the practical wisdom with which ‒especially the father of family but not only him‒ the activity of the house is planned and regulated for the benefit of all its members. And let´s remember that the "houses" of ancient times were also economic communities like the monastery, and sometimes they were very numerous.[2]


2. An opportunity and its incalculable benefits

   The question is: why could not this system be applied on a global scale? Not only does there seem to be no economic downside, but there would be many benefits. It doesn’t seem to be problematic, because the macroeconomic numbers show that there is capacity to produce enough goods and 

sábado, 15 de julio de 2017

El amor o el poder (publicado en Eclesia, mayo de 2017)

   A lo largo del Evangelio según San Marcos se recalca claramente una oposición: el amor o el poder. Esto se va concentrando hacia el final del Evangelio; así, por ejemplo, en cada uno de los tres anuncios de la Pascua encontramos el mismo esquema:
   1. Jesús anuncia que va a Jerusalén y allí dará su vida, y luego resucitará.
   2. Hay una actitud de ambición de poder de uno, de alguno o de todos los discípulos.
   3. Jesús los corrige haciendo una fuerte catequesis sobre el don de sí mismo y el servicio.[1]
   Esto recrudece al pie de la Cruz: los dirigentes judíos le dicen que –si se baja de la Cruz‒ creerán que Él es el Hijo de Dios; en cambio, el centurión romano lo confiesa “Hijo de Dios, al verlo morir de esa manera” (Mc 15, 31-32 y 39). Mientras que los primeros piensan a Dios como Poder y quieren ver signos de ese poder; el centurión –que en este evangelio evoca a la misma comunidad romana para la cual Marcos escribe‒ reconoce a Jesús como Hijo de Dios pues da su vida en la Cruz por fidelidad al Padre y como servicio para los hombres: es el Hijo del Dios Amor.
   Redondeando esta perspectiva en el Evangelio de Marcos, recordemos que algunos especialistas nos dicen que Mc 10,45 resume el perfil de Jesús que Marcos nos quiere mostrar: “el Hijo del hombre no  ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”. Colocado al final del tercer anuncio de la Pasión, esta afirmación muestra el dilema entre el amor que sirve, o el poder que se sirve de los otros en provecho propio.
   Si vamos al Evangelio de Mateo encontramos las mismas enseñanzas en torno a esos tres anuncios de la Pascua de Jesús. Pero hay más: el bloque que constituyen los capítulos 8 al 10 tienen este 

domingo, 2 de julio de 2017

Distintos modos de vivir la Iglesia (publicado en Eclesia, abril de 2017)

Una verdadera reforma eclesial no puede ser otra cosa que retornar renovadamente al diseño de Jesús y al dinamismo del Espíritu que están en el origen; y, por eso, una reflexión bíblica puede iluminarnos al respecto.
   En este sentido, un texto que nos puede ayudar a pensar esas reformas necesarias en la Iglesia es el lúcido libro “Las Iglesias que los apóstoles nos dejaron” del renombrado biblista estadounidense Raymond Brown, que ya desde el título nos propone la perspectiva de una Iglesia‒Comunión, al poner el sustantivo en plural: “las Iglesias”. Con esto nos indica que las primeras comunidades cristianas no estaban uniformadas, sino que formando una “comunión” ‒que es unidad en la diversidad­‒ tenían riquezas y características complementarias.
   En este texto, Brown nos muestra siete modos de entender y vivir la experiencia de Iglesia:
‒ En la tradición paulina representada por las Cartas Pastorales (a Timoteo y a Tito) se privilegia la estructura eclesial para asegurar la continuidad en tiempos de crisis. Esta misma situación de crisis hace que se aferren a la doctrina recibida y que se insista en la autoridad de los maestros oficiales.
‒ En la tradición paulina representada en las Cartas a Colosenses y Efesios,  la Iglesia es un cuerpo que tiene a Cristo por Cabeza, y en la cual el amor mutuo es el vínculo perfecto de comunión. Esta comunión en el amor ‒que comienza en Cristo que ama a la Iglesia como a su esposa‒ se dilata hasta 

lunes, 1 de mayo de 2017

100 años de un artículo de Guardini sobre la Trinidad divina y la comunidad humana

   Ya se puede acceder a la versión digital de un artículo que escribí el año pasado y fue publicado en la revista "Teología" de nuestra facultad homónima de la UCA. Les copio el resumen del artículo y el enlace que permite acceder a él (y bajarlo en pdf, desde esa página)

Descripción: Resumen: En 1916 Romano Guardini propuso un artículo en que iluminaba la vida comunitaria humana, a la luz de la vida íntima de la Trinidad. Con esto, se adelantó varias décadas a perspectivas que se cultivaron, sobre todo, desde la segunda mitad del Siglo XX. Incluso, en este artículo podemos ver esbozos de ideas que propondrán grandes teólogos en ese período: la “distancia” entre el Padre y el Hijo (Von Balthasar); las relaciones reales de cada persona humana con las Personas divinas por medio de la gracia (Rahner); la utilización de la paradoja (De Lubac; Ferrara), o de una cierta “reduplicación del lenguaje” (Lafont)… y quizás un atisbo del Grundaxiom de Rahner, entre otras cosas.


sábado, 29 de abril de 2017

La Trinidad: modelo de una Iglesia-Comunión (publicado en Eclesia de marzo 2017)

   El sabio teólogo y monje benedictino Ghislain Lafont escribió en 1995 un estimulante libro titulado “Imaginer l´Eglise catholique”.[1] Allí Lafont sostiene que el “modelo gregoriano” de la Iglesia se inspira en una “teología del Dios Uno”, que olvidó que el Dios cristiano es la Trinidad.[2] Ese desequilibrio en la consideración del misterio de Dios, produjo como consecuencia varios desequilibrios, que siguen esa misma lógica de “lo Uno”, entendido como monolítico y uniforme.
   En concreto, esa “imagen gregoriana” se articula sobre tres elementos: el primado de la verdad, el primado del Papa, y del sacerdote célibe y santo; y estos tres elementos dependen los unos de los otros y se realimentan, formando un sistema. En esta imagen gregoriana, el respeto absoluto por la verdad –entendida como “una e inmutable” como “Dios mismo”– se vincula con la necesidad de adherir a esa verdad única para poder salvarse. Y –para reforzar la necesidad de adherir a esta verdad única– se argumenta que Jesús mismo es “la Verdad y la Vida”.
   A partir de esta lógica del Dios Uno, también se genera una “jerarquía descendente” que establece al “Papa como «plenitud fontal» de la vida de la Iglesia a causa de su situación mediadora única… intermediario entre Dios y los hombres” y establece al “sacerdote como el celebrante… de los