jueves, 9 de mayo de 2019

Sinodalidad es “comunión y misión” a imagen de la Trinidad (publicado en Eclesia de abril 2019)


   Seguimos comentando el documento que en marzo del año pasado presentó la Comisión Teológica Internacional (CTI) sobre “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, documento aprobado por Francisco.
   Comenzando a desarrollar el tema, el documento sobre la sinodalidad de la Comisión Teológica Internacional nos dice: “«Sínodo» es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia con los contenidos más profundos de la Revelación. Compuesta por la preposición syn, y el sustantivo odós, indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios” (CTI, Sinodalidad, n° 3).

   La preposición syn la conocemos pues está en muchas palabras de nuestro idioma: síntesis, símbolo, sinfonía, sintonía, simetría, simpatía… y siempre implica unión. El sustantivo odós es menos común en palabras castellanas, y significa “camino”. Con lo cual vemos que la palabra “sínodo” tiene la capacidad de integrar en un solo vocablo los dos aspectos fundamentales de la Iglesia: comunión y misión. Implica unión hacia adentro de la comunidad, y “una Iglesia en salida” hacia los caminos del  mundo.
   Y recordemos que comunión y misión también son dinamismos que nos ayudan a acercarnos al misterio de la misma Trinidad divina: la Trinidad que es Comunión Eterna en sí misma, se vuelve misionera con el envío del Hijo primero, y del Espíritu Paráclito después. Y por eso siempre tenemos que recordar que la realidad de la misión es ‒en primer lugar‒ una gracia y una acción de origen divino, en la cual modestamente nos integramos aquellos que somos llamados, para colaborar en la incorporación a esta comunión de aquellos que son llamados después de nosotros.
   Incluso, más concretamente aún, “sínodo” indica que somos Pueblo peregrino que mientras camina se mantiene unido, y va invitando a integrarse en su comunión a aquellos con quienes se encuentra en

domingo, 5 de mayo de 2019

Observaciones sufridas sobre la economía y el dólar


   El director de Perfil, Jorge Fontevecchia escribió hace un año un artículo que se llama: “Dolarizados” donde constata que lo estamos de hecho.[1] Parece que siguió pensando el tema y en junio escribió otro artículo en donde se preguntaba por una dolarización efectiva y oficial: “¿Dolarizar?”.[2]
   Parte del asunto, como hace notar el autor, es que el 68 % de las empresas que trabajan en la Argentina son extranjeras y hacen sus análisis en inglés y en dólares (a diferencia de nuestro vecino Brasil, en donde sólo son el 24%). Y otra razón es la inveterada costumbre nacional de refugiarse en el dólar para no perder poder adquisitivo. Por eso Argentina es el país del mundo en que hay mayor cantidad de dólares fuera de Estados Unidos. De alguna manera -se ha dicho- los argentinos han plebiscitado en favor del dólar...
   Por otra parte, las tarifas están dolarizadas como hacen constar quienes hacen un seguimiento permanente del tema como Hector Polino, de Consumidores Libres.[3]
    Yo destaco del análisis de Polino que el único rubro importante de la economía que no está dolarizado son los salarios y jubilaciones.
   Ante esta dicotomía, cabe preguntarse qué quieren decir aquellos que dicen que dolarizar es resignar la soberanía económica nacional.
   Y también cabe preguntarse sobre la real soberanía nacional en materia económica cuando en enero de 2016 el dólar estaba a $ 15 y ahora está al triple… y el gobierno no parece poder hacer nada al respecto (digo esto porque según el diccionario de la Real Academia Española "soberanía" designa "el poder político supremo que corresponde a un Estado independiente").
   Y esto sin contar que la soberanía está jaqueada por el FMI.[4]
   Como yo no soy especialista no tengo una opinión definita al respecto. Sólo observo lo que pasa, noto las dicotomías y escribo lo que veo para hacernos pensar...