domingo, 19 de abril de 2020

Los números no me cierran... otra vez

En el diario Perfil de hoy se dice que sin cuarentena, habría 800 muertos por coronavirus en la Argentina, en lugar de los 132 que tenemos hasta hoy.
Perfil: habría 800 muertos
Ahora bien:
El promedio 2016-2018 de muertes en la Argentina da un aproximado de 940 MUERTES POR DÍA. Si hubiéramos tenido 800 fallecidos en los más de 40 días que lleva la enfermedad en el país, esto hubiera significado unos 20 fallecidos más por día. La variación en el conjunto es de MENOS DEL 2%. De hecho, la cantidad de muertes que hubo en 2016 y en 2018 tiene una diferencia mucho mayor (352.992 fallecidos en 2016 y 336.823 en 2018: diferencia de alrededor de un 5%). 
Mientras tanto la pobreza crece y los derechos están recortados (hasta el derecho a trabajar) y estamos con prisión domiciliaria...
Datos del Ministerio de Salud: ESTADÍSTICAS DEL MSAL

miércoles, 15 de abril de 2020

Ni apocalípticos, ni integrados: peregrinos


  El peregrino es un figura bíblica esencial que nos permite asumir de modo creyente la movilidad, a veces vertiginosa, de la posmodernidad.
Como sucede con el hombre posmoderno, el peregrino está siempre en movimiento.
   Pero el peregrino sabe a dónde quiere ir: tiene una meta… a diferencia del hombre posmoderno que, a veces, se mueve sin sentido.

   Y el peregrino integra dos aspectos contrapuestos de lo humano.
   Por un lado, el peregrino es una figura vulnerable y falible: el camino es un lugar peligroso en que se pueden recibir sorpresas desagradables y se pueden sufrir heridas. Y también se puede tropezar o caer, o errar el camino.
   Pero, por otro lado, el peregrino está profundamente comprometido con su meta: si cae, se levanta y continúa; si se desvía, se corrige y vuelve a orientarse hacia su meta; si es herido, se recupera y sigue adelante…
   Y, a veces, el peregrino debe caminar en la noche. Pero, como dice la canción, tiene una estrella que lo guía: la luz divina de la fe… hasta que llegue a Jerusalén, que en hebreo significa “Visión de Paz”.

*             *             *

   Otro aspecto a tener en cuenta es que peregrinamos en comunidad. Esto es de gran ayuda, pues la comunidad puede sostener al hermano débil que quiere seguir adelante. Pero la presencia de la comunidad no diluye la profunda soledad de la decisión de seguir adelante… como decía Duns Scoto –anticipándose a los existencialistas contemporáneos– la persona es una “ultima solitudo”: una soledad última, una soledad extrema…

sábado, 11 de abril de 2020

Vivir la Pascua en tiempos de pandemia

Les comparto una reflexión de Tomás Halik. El autor es sacerdote, filósofo y profesor universitario checo, ganador en 2014 del premio Templeton. Doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford. 

La traducción la hizo nuestro apreciado Vicente Espeche Gil, quien (creo recordar) lo conoció cuando estuvo como diplomático en Praga.

LOS CRISTIANOS EN LA HORA DE LA PANDEMIA

viernes, 10 de abril de 2020

Los números aclaran: coronavirus 1%, pobreza 40%


El día 14 de marzo publiqué una entrada con algunos números que muestran la desproporción en la reacción que hay respecto del coronavirus, con otras pandemias mucho más graves (y más fáciles de resolver) como el hambre que mata 25.000 personas por día... desde hace décadas.
Para ver ese artículo se puede pulsar en el siguiente enlace:

Ahora presento unos números recientes que siguen haciendo pensar:

Todos los días en el mundo nacen 350.000 personas y mueren 155.000.[1]
Hubo 100.000 muertos por coronavirus en 100 días de pandemia.
Por tanto, los muertos por coronavirus representan MENOS DEL 1% de los que hay cada día.

Hay 1300 millones de personas que en el mundo sufren pobreza.[2]
Los efectos económicos de la pandemia están empujando a otros 500 millones de personas a la pobreza.[3]
La pobreza está aumentando un 40%.

Saquen sus propias conclusiones.
Y si quieren un video para inspirarse vean “La doctrina del shock” en youtube, disponible en el siguiente enlace:

LA DOCTRINA DEL SHOCK




jueves, 9 de abril de 2020

El mundo después del coronavirus

Les comparto una reflexión de Yuval Harari quien, desde posiciones filosóficas bastante diferentes a las mías, llega a conclusiones parecidas.


POR: YUVAL NOAH HARARI · FUENTE: LA VANGUARDIA · 5 ABRIL, 2020

La humanidad se enfrenta a una crisis mundial. Quizá la mayor crisis de nuestra generación. Las decisiones que tomen los ciudadanos y los gobiernos en las próximas semanas moldearán el mundo durante los próximos años. No sólo moldearán los sistemas sanitarios, sino también la economía, la política y la cultura. Debemos actuar con rapidez y resolución. Debemos tener en cuenta, además, las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones. Al elegir entre alternativas, hay que preguntarse no sólo cómo superar la amenaza inmediata, sino también qué clase de mundo queremos habitar una vez pasada la tormenta. Sí, la tormenta pasará, la humanidad sobrevivirá, la mayoría de nosotros seguiremos vivos… pero viviremos en un mundo diferente.

Muchas medidas a corto plazo tomadas durante la emergencia se convertirán en parte integral de la vida. Esa es la naturaleza de las emergencias. Aceleran los procesos históricos. Decisiones que en tiempos normales llevarían años de deliberación se aprueban en cuestión de horas. Tecnologías incipientes o incluso peligrosas se introducen a toda prisa, porque son mayores los riesgos de no hacer nada. Países enteros hacen de cobayas en experimentos sociales a gran escala. ¿Qué ocurre cuando todo el mundo trabaja desde casa y se comunica sólo a distancia? ¿Qué ocurre cuando escuelas y universidades dejan de ser presenciales? En tiempos normales, los gobiernos, las empresas y las juntas educativas no aceptarían nunca llevar a cabo semejantes experimentos. Pero no son estos tiempos normales.
En este momento de crisis, nos enfrentamos a dos elecciones particularmente importantes. La primera es entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano. La segunda es entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial.

Vigilancia “hipodérmica”

Con el fin de detener la epidemia, toda la población debe seguir ciertas pautas. Hay dos

De qué se trata todo esto... realmente?

- El Congreso no funciona (¿no podría hacerlo con recursos a distancia como se está haciendo de múltiples modos en la educación?)
- La Justicia está reducida a un mínimo… aunque no para favorecer a los amigos del poder.
- La libertad de transitar está restringida y es controlada por las fuerzas de seguridad.
- Y, se incumple alguna normativa no muy definida (porque hay excepciones pero no siempre funcionan o se las acepta) se detienen personas y se incautan vehículos. ¿El crimen? Pretender desplazarse libremente.
- Por supuesto no pueden realizarse reuniones, marchas, agrupaciones en la vía pública (que, por si no lo recuerdan, ¡es pública!): no existe libertad de reunión.
- Las redes sociales empiezan a limitarse: Whatsapp reduce al mínimo la posibilidad de reenviar mensajes: se comienza a recortar la libertad de expresión y la posibilidad de convocatorias (¿Era necesario limitar la capacidad de comunicación justo en medio de un estado de aislamiento social?)
- El ministerio responsable de la seguridad habla de “ciberpatrullaje”.
- Las decisiones que se toman hace que los pobres sean cada vez más pobres: hay gente que pide como un favor que la dejen trabajar para poder pagar el alquiler… y no se lo permiten.
- No hay fecha para el retorno a la normalidad... todo depende del poder ejecutivo que nos va comunicando sus decisiones (y sus cambios de decisión) cuando le parece…

Si no fuera por el famoso virus… ¿a qué régimen les hace acordar esta situación?
Y un virus que no es más mortal que cualquier otra gripe ¿justifica esta situación?