viernes, 6 de diciembre de 2019

Ortodoxia y Ortopraxis (versión 2)

   Stella Morra, teóloga italiana que fue invitada este año a la reunión de la SAT (Sociedad Argentina de Teología) cuestiona la relación  de causa-efecto entre ortodoxia y ortopraxis que es un supuesto implícito desde Trento.[1] Según este modo de pensar, lo importante es tener los dogmas correctos y entonces la vida será correcta... salvo el accidente del pecado (considerado como un evento sólo moral y principalmente individual).[2]


    Ya la teología de la liberación (y una de sus variantes: la teología del pueblo) cuestionaban que esa sea la relación entre ortodoxia y ortopraxis, al poner el compromiso por la liberación, la opción por los pobres, etc. como el "lugar" desde el cual se podría entender mejor el Evangelio.

   C. Theobald a su manera (con el “estilo hospitalario” de Jesús) y M. Bellet desde la suya (con el amor humano) también hablan de "ámbitos" que permiten hacer una experiencia de Dios que no viene pautada principalmente por el dogma. Y Morra propone, desde Francisco, tomar la misericordia como "forma eclesial" y “ámbito” en el cual se manifiesta lo más importante del Evangelio.


   A su modo, también decía algo Benedicto XVI en su primera encíclica "Dios es Amor", en que insistía en la figura de Teresa de Calcuta (DCE 18, 36 y 40)  como el modo en que el mensaje del Evangelio puede ser entendido por el mundo de hoy (cf. DCE 25).

   Respecto de la historia de la creciente centralidad del dogma, el desarrollo tiene un punto de partida en el Concilio de Nicea,[3] pero durante el primer milenio el dogma solamente marcó los límites del campo de juego... luego, el juego (la Palabra, la liturgia, la comunidad, la oración) se vivían dentro de ese campo.[4] Pero con la escolástica el dogma adquiere el protagonismo (como señala Lafont, quien por otra parte prologa el mencionado libro de Morra).[5] Y en la contrarreforma hay un incremento que llega a su apoteosis en el Vaticano I con la definición de la infalibilidad del Papa.

   De mi parte, teniendo la impronta bíblica como un elemento fuerte, veo que “la ortopraxis de la  koinonía”  de la comunidad de Jerusalén que describe Hechos de los Apóstoles, [6] es el “ámbito” donde surge la mismísima Escritura cristiana, que ‒como Palabra de Dios‒ es el núcleo de la ortodoxia, muy por encima del Magisterio y del dogma… como enseña el mismo Magisterio.[7] Y por eso, decimos que “Tradición y Escritura están indisolublemente unidas” y de algún modo “se funden”(DV 9): la una es el ámbito existencial del origen (y, entonces, de la interpretación) de la otra...

   Por su parte, otro texto lucano, la parábola del buen samaritano (Lc 10,29ss) muestra que vive realmente el mandamiento divino del amor al prójimo quien no tiene la ortodoxia doctrinal y litúrgica (que sí tienen el sacerdote y el levita), pero tiene la ortopraxis de la compasión fraterna.[8]

   Y esta praxis de la vida comunitaria se remonta, por supuesto, al propio Jesús: desde el principio de su vida pública elige discípulos con los que va formando una comunidad (Mc 1, 16ss), y -salvo en los momentos en que se retira a orar en soledad (Mc 1,35ss)- lo vemos siempre rodeado de gente, particularmente, por sus discípulos. Incluso, podemos decir que Jesús nunca es sin comunidad: antes de su vida pública su comunidad es la Sagrada Familia... y antes de su encarnación -y siempre- su comunidad es la Trinidad:  la ortopraxis divina es la Comunión o koinonía.


   Volviendo al tema de la ortodoxia, el Cuarto Evangelio nos recuerda que la verdad no es tanto una afirmación sintética exacta, cuanto un ámbito y un modo de vivir: la verdad es algo que se hace o se pone por obra (3,21), cuyo conocimiento hace libre (8,12), una especie de camino en el uno se mantiene o persevera (8,44); el propio Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (trilogía que enmarca la verdad en medio de dos elementos dinámicos); por eso, la verdad nunca es algo que se posee definitivamente, sino que el Espíritu de la Verdad nos va conduciendo hacia la verdad completa (16,13). Incluso, se podría decir que no es el creyente el que posee la verdad, sino que es poseído por ella: “el que es de la verdad escucha mi voz” (18,37).[9]






[1] Morra, S. (2019). Dios no se cansa. La misericordia como forma eclesial. Buenos Aires: Ágape, pp. 85-89.
[2] La autora hace notar que se había perdido de vista “el misterio del pecado” que amerita una reflexión teológica sobre esa herida en la creación y en el hombre ‒como muestra la Palabra de Dios‒ antes de acceder a una valoración moral. Como dato notable, indica que en los dos primeros tomos del famoso manual posconciliar Mysterium Salutis la palabra “pecado” no se encuentra ni siquiera catalogada: p. 87, nota 75.
[3] San Atanasio dice que, a pesar de querer mantener el vocabulario bíblico, los obispos reunidos en Nicea no pudieron hacerlo pues las expresiones bíblicas no eran suficientemente precisas para evitar las interpretaciones arrianas (cf. texto y comentario en Ferrara, R. (2005). El Misterio de Dios, correspondencias y paradojas. Salamanca: Sígueme, p. 402). Pero yo me pregunto si no hubiera bastado con el himno de Flp 2, 6-11 para precisar la condición divina del Hijo con sus expresiones “siendo (hypárjon) de condición divina (morphé theoú)… igual a Dios (isa theó)… tomó (labón) la condición de esclavo asumiendo la semejanza (homoiómati) humana”.
[4] En ese sentido, como hace notar también S. Morra, es modélico el enunciado del Concilio de Calcedonia, sobre el modo de la unión de lo divino y lo humano en Jesús: “sin confusión, sin división, sin cambio, sin separación”: define un espacio, no un punto.
[5] Lafont, G. (1994). Histoire théologique de l´Église catholique. Itinéraire et formes de la théologie. Cerf, Paris. P. 184.
[6] Dos textos ilustrativos principales: “La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían ellos en común. ” (Hch 4, 32). Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la koinonía, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42).
[7] Por ejemplo: Concilio Vaticano II, Dei Verbum 10: “El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio”.
[8] Y si Jesús criticó duramente a alguien fue a los fariseos y a los mercaderes del Templo (que usaban la religión en beneficio propio ‒social y/o económico‒ invirtiendo la lógica del religarse con Dios, que es relación al Otro y a los otros, y no egoísmo). Por contraste, destacaba su praxis de acogida de aquellos que la sociedad de su época marginaba. Quizás el único debate sobre un punto doctrinal con un grupo judío es con los saduceos, sobre si hay o no resurrección de los muertos (Mt 22,23ss). Pero, por otra parte, sería minimizar el tema decir que Jesús no aporta contenidos de fe originales. En realidad es más bien al contrario: su imagen de Dios como Abbá, su reivindicación de una condición divina propia, la revelación del Espíritu como persona divina (es decir, la Trinidad de personas), la constitución de una Nueva Alianza con la elección de los Doce y la instauración del Bautismo y la Eucaristía, etc. marcan contenidos de fe y de vida que lo distinguen del judaísmo… y que será lo que lo llevará a la cruz. Pero lo que quiero indicar aquí es que Jesús no hace de esos contenidos un elemento de debate doctrinal, sino una propuesta de conjunto que es opcional: “Si alguno quiere seguirme…” (Mt 16, 24). Naturalmente, como todas las opciones libres, también ésta tiene sus consecuencias (cf. Mt 7, 24-27).
[9] Y si nos remontamos a las raíces semíticas del tema, vemos que el verbo hebreo yadah (traducido usualmente como “conocer”) implica una experiencia tal de lo conocido que puede usarse para referirse a las relaciones íntimas en el matrimonio; sobre este trasfondo está la frase de María en la Anunciación: “¿Cómo puede ser esto si yo no conozco varón?”.

sábado, 24 de agosto de 2019

Las rosas de Borges y de Eco


   La novela “El nombre de la rosa” de Umberto Eco parece tener un contrapunto implícito con Jorge Luis Borges, justamente en el tema de la rosa.
   Que la obra tiene indicaciones que la vinculan con Borges es bastante claro: ya el prólogo dice que encontró el libro que reavivó sus investigaciones sobre Adso de Melk “en 1970, en Buenos Aires, curioseando en una pequeña librería de viejo de la calle Corrientes, cerca del más famoso Patio del Tango”… justamente esas librerías que tanto gustaban a Borges y de las cuales habla más de una vez en sus textos.
     El bibliotecario ciego Jorge de Burgos es muy claramente cercano a Borges, hasta en el nombre disimulado.
   Los cuentos de Borges “La biblioteca de Babel” y ‒quizás‒ “La muerte y la brújula” laten en la novela de Eco.
  Por eso nos parece lícita la siguiente relación: el poema “La rosa” que está en el primer libro de Borges  ‒“Fervor de Buenos Aires”‒ dice así:

La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.

   Aquí hay una rosa perfecta… pero que no está en la realidad de los patios y jardines: “siempre es la rosa de las rosas, /la joven flor platónica… / la rosa inalcanzable” y que es la única “inmarcesible”.
   Eco concluye su libro con una frase en latín que tiene la misma idea, pero ‒según su propia filosofía‒ el escritor italiano pasa del platonismo al nominalismo: “stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus”; que podría traducirse (de un modo algo libre): “la rosa que permanece siempre lozana es la que está en el nombre: sólo tenemos nombres  desnudos (o palabras desnudas)”.
   Ambos escritores apuntan a lo precario de la belleza y de la vida en este mundo ‒representada en la rosa‒ pero desde filosofías distintas.
   Vaya esta pequeña reflexión como un homenaje a Jorge Luis Borges en su cumpleaños 120, quien me ha regalado y me sigue regalando lo que también  Eco dice bellamente al final de su prólogo (citando al autor cristiano Tomás de Kempis): “In omnibus requien quaesivi, et nusquam inveni nisi in angulo cum libro”… mi suerte ha sido un poco mejor que la indican Tomás y Umberto, pero lo que ellos dicen también ha sido para mí una fuente de grandes alegrías y ‒después de la Biblia‒ particularmente con Borges.

Un power point sobre la Sinodalidad.

En el siguiente enlace encontrarán el power point que comenté en el Día del Catequista celebrado en la Casa de la Catequesis el día 22 de agosto. Es una versión algo mejorada del artículo que escribí en Eclesia en marzo pasado.
Francisco y la sinodalidad: un cambio histórico

viernes, 23 de agosto de 2019

Algo falla en el sistema político


Repasemos algunos casos: Menem llegó al gobierno prometiendo “salariazo y revolución productiva” y lo que produjo fue recesión y desocupación. De la Rúa llegó con un aura de honestidad y eficiencia y se fue sin terminar su mandato por el caso de las coimas en el Senado. Cristina prometió que su segundo mandato reforzaría las instituciones de la democracia y la república y fue un período mucho más centralizador y personalista que el anterior. Y Macri llega con el mensaje de pobreza cero y desarrollo y nos deja una economía parada, miles de empresas cerradas y dos dígitos de desocupación.
   Es decir, las promesas de campaña de los políticos son palabras que se las lleva el viento. Pero si vos o yo, que somos ciudadanos de a pie, alquilamos un localcito de 2 x 2 para poner un kiosko tenemos que firmar un montón de papeles en una inmobiliaria o en una escribanía, y ‒si no cumplimos con el pago del alquiler‒ no esperan a que “Dios y la patria nos demanden”: nos demanda el dueño y de algún modo se la cobran…
   Pero con los políticos firmamos cheques en blanco y ‒como vemos‒ muchas veces hacen lo contrario de lo que prometieron y quedan impunes. ¿Es esto democracia, es decir, “gobierno del pueblo”?
   Como dato de cómo los jóvenes ven el asunto, un botón de muestra: cuando les mencioné a mis hijos mayores (uno ya está estudiando en la Universidad y otro está terminando el secundario) la frase “un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” pensaron que era una consigna comunista. Cuando les aclaré que esa frase de Abraham Lincoln está en la base de la democracia estadounidense y ha sido tan importante que desbordó los límites de su país y fue asumida ‒por ejemplo‒ en la actual constitución de Francia, quedaron asombrados: tan poco lo ven realizado en la vida de nuestra democracia…

Nota: la frase atribuida a Menem que aparece en la foto parece que no es real... pero está tan instalada que la propia Cristina Fernández siendo presidenta la citó como si fuera cierta... Para confirmarlo véase el siguiente link: Si Menem hubiera dicho...

“Sinodalidad” expresa y realiza la comunión en sus distintas formas (publicado en Eclesia en mayo 2019)


Continuamos comentando el documento de la Comisión Teológica Internacional (CTI) “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, aprobado por Francisco y que expresa la orientación teológica y pastoral que él quiere dar a la Iglesia, en continuidad con el Vaticano II:
    “Este es el umbral de novedad que el Papa Francisco invita a atravesar. En la línea trazada por el Vaticano II y recorrida por sus predecesores, él señala que la sinodalidad expresa la figura de Iglesia que brota del Evangelio de Jesús y que hoy está llamada a encarnarse en la historia, en creativa fidelidad a la Tradición” (n° 9a).
   Y “los frutos de la renovación propiciados por el Vaticano II en la promoción de la comunión eclesial, de la colegialidad episcopal… para llevar a cabo una pertinente figura sinodal de Iglesia… requiere principios teológicos claros y orientaciones pastorales incisivas” (n° 8).
   En este sentido y “en conformidad con la enseñanza de la Lumen gentium, el Papa Francisco destaca en particular que la sinodalidad «nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico»” y que “todos los miembros de la Iglesia son sujetos activos de la evangelización. Se sigue de esto que la puesta en acción de una Iglesia sinodal es el presupuesto indispensable para un nuevo impulso misionero que involucre a todo el Pueblo de Dios” (n° 9b).
  Finalmente se indica que la figura sinodal de la Iglesia que nos abre a una comprensión y una “promoción de la comunión eclesial, de la colegialidad episcopal” (n° 8) también “está en el corazón del compromiso ecuménico de los cristianos… porque ofrece –correctamente entendida– una 

sábado, 6 de julio de 2019

Para recuperar la riqueza original de la palabra "caridad", el amor típicamente cristiano

  La palabra “caridad” se ha vaciado de la riqueza original que tenía “agápe” en el griego del Nuevo Testamento. Ahora significa ‒al menos en nuestro ambiente‒ la atención material a una persona necesitada.
   Pero si bien esto es parte del asunto, es una reducción inmensa de aquella riqueza original. Se podría decir que es el quinto momento de una realidad que empieza mucho más alto y es mucho más ancha y profunda.
   En el siguiente vínculo podrán ver y bajar un power point que muestra los cinco momentos de la caridad:
1. Es el amor mutuo de las Tres Personas Divinas en la eternidad, desde antes de la creación del mundo.
2. Es el amor de la Trinidad al hombre 
3. Es la respuesta de amor del hombre a la Trinidad (recién aquí aparece la actividad humana, pero aún no es en relación a otro ser humano)
4. Al reconocer a Dios como mi Abbá (Papá) entonces descubro que "todo hombre es mi hermano" (Pablo VI)
5. Y si mi hermano está pasando necesidad, entonces lo asisto...

   O sea que ni siquiera en el último caso se trata de "la asistencia material a una persona necestida" sino del amor fraterno hecho asistencia material a un hermano que es tan importante como yo...

CARIDAD - POWER POINT

lunes, 17 de junio de 2019

La Trinidad misericordiosa

LA TRINIDAD MISERICORDIOSA

Escultura en terracota
Hna. dominica sor Caritas Müller de Cazis (Suiza)

   Contemplamos a la Trinidad que recibe en su centro a la humanidad doliente, herida, medio muerta. Alrededor de la humanidad, envolviéndola, como abrazando al ser humano, están tres círculos inclinados unos hacia otro, con las tres personas de la Trinidad: El Padre, El Hijo y El Espíritu.
   - El Padre: La más grande de las tres personas, pone las manos bajo los brazos de la creatura humana para sostenerla. Pone toda su fuerza para ayudar al ser humano a alzarse. Besa a la humanidad como Padre misericordioso.
   - El Hijo: Al otro lado del ser humano, El Hijo, que se inclina sobre él y le sirve, en un gesto que recuerda el lavatorio de los pies. Las llagas nos muestran que es el Resucitado. Por la Resurrección sabemos que Dios está de parte de los pobres y excluidos.
   - El Espíritu: Alienta y fortalece el actuar conjunto del Padre y el Hijo, y a la humanidad sufriente. Es expresión del Amor. En forma de fuego y paloma está a punto de entrar en el corazón del ser humano para resucitarlo, darle Vida.
   El carácter trinitario de Dios en su relación con el ser humano: el Padre, en el círculo a la derecha, se vuelve hacia nosotros, nos acoge y abraza, oye nuestras súplicas y nos envía; en el círculo de la izquierda está el Hijo, que asumiendo nuestra frágil condición, viene a nosotros y nos manifiesta, en el servicio al prójimo, su inmenso amor; arriba: el Espíritu Santo, que nos alienta, abre nuestros ojos y nos muestra nuestra misión actual. En el centro, hay una figura humana que nos representa a todos que, con nuestras fragilidades y miserias, nuestros problemas y limitaciones, siempre somos 

Jesucristo en el evangelio de Juan – J. Guillet

   En el siguiente vínculo encontrarán un Cuaderno Bíblico que trata sobre Jesús en el Evangelio según san Juan... y dado que es Juan, entonces estarán también el Padre y el Espíritu Paráclito. Que lo disfruten...

   Jesucristo en el evangelio de Juan

jueves, 9 de mayo de 2019

Sinodalidad es “comunión y misión” a imagen de la Trinidad (publicado en Eclesia de abril 2019)


   Seguimos comentando el documento que en marzo del año pasado presentó la Comisión Teológica Internacional (CTI) sobre “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, documento aprobado por Francisco.
   Comenzando a desarrollar el tema, el documento sobre la sinodalidad de la Comisión Teológica Internacional nos dice: “«Sínodo» es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia con los contenidos más profundos de la Revelación. Compuesta por la preposición syn, y el sustantivo odós, indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios” (CTI, Sinodalidad, n° 3).

   La preposición syn la conocemos pues está en muchas palabras de nuestro idioma: síntesis, símbolo, sinfonía, sintonía, simetría, simpatía… y siempre implica unión. El sustantivo odós es menos común en palabras castellanas, y significa “camino”. Con lo cual vemos que la palabra “sínodo” tiene la capacidad de integrar en un solo vocablo los dos aspectos fundamentales de la Iglesia: comunión y misión. Implica unión hacia adentro de la comunidad, y “una Iglesia en salida” hacia los caminos del  mundo.
   Y recordemos que comunión y misión también son dinamismos que nos ayudan a acercarnos al misterio de la misma Trinidad divina: la Trinidad que es Comunión Eterna en sí misma, se vuelve misionera con el envío del Hijo primero, y del Espíritu Paráclito después. Y por eso siempre tenemos que recordar que la realidad de la misión es ‒en primer lugar‒ una gracia y una acción de origen divino, en la cual modestamente nos integramos aquellos que somos llamados, para colaborar en la incorporación a esta comunión de aquellos que son llamados después de nosotros.
   Incluso, más concretamente aún, “sínodo” indica que somos Pueblo peregrino que mientras camina se mantiene unido, y va invitando a integrarse en su comunión a aquellos con quienes se encuentra en

domingo, 5 de mayo de 2019

Observaciones sufridas sobre la economía y el dólar


   El director de Perfil, Jorge Fontevecchia escribió hace un año un artículo que se llama: “Dolarizados” donde constata que lo estamos de hecho.[1] Parece que siguió pensando el tema y en junio escribió otro artículo en donde se preguntaba por una dolarización efectiva y oficial: “¿Dolarizar?”.[2]
   Parte del asunto, como hace notar el autor, es que el 68 % de las empresas que trabajan en la Argentina son extranjeras y hacen sus análisis en inglés y en dólares (a diferencia de nuestro vecino Brasil, en donde sólo son el 24%). Y otra razón es la inveterada costumbre nacional de refugiarse en el dólar para no perder poder adquisitivo. Por eso Argentina es el país del mundo en que hay mayor cantidad de dólares fuera de Estados Unidos. De alguna manera -se ha dicho- los argentinos han plebiscitado en favor del dólar...
   Por otra parte, las tarifas están dolarizadas como hacen constar quienes hacen un seguimiento permanente del tema como Hector Polino, de Consumidores Libres.[3]
    Yo destaco del análisis de Polino que el único rubro importante de la economía que no está dolarizado son los salarios y jubilaciones.
   Ante esta dicotomía, cabe preguntarse qué quieren decir aquellos que dicen que dolarizar es resignar la soberanía económica nacional.
   Y también cabe preguntarse sobre la real soberanía nacional en materia económica cuando en enero de 2016 el dólar estaba a $ 15 y ahora está al triple… y el gobierno no parece poder hacer nada al respecto (digo esto porque según el diccionario de la Real Academia Española "soberanía" designa "el poder político supremo que corresponde a un Estado independiente").
   Y esto sin contar que la soberanía está jaqueada por el FMI.[4]
   Como yo no soy especialista no tengo una opinión definita al respecto. Sólo observo lo que pasa, noto las dicotomías y escribo lo que veo para hacernos pensar...

sábado, 6 de abril de 2019

Francisco y la sinodalidad: un punto de inflexión en la historia de la Iglesia (publicado en Eclesia, marzo 2019)


   En marzo del año pasado la Comisión Teológica Internacional (CTI) presentó su documento sobre “La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”, aprobado por Francisco . 
   Y, de hecho, el documento comienza citando al propio Francisco, pues su primer párrafo dice así :
   «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio»: este es el compromiso programático propuesto por el Papa Francisco en la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos por parte del Beato Pablo VI. En efecto, la sinodalidad – ha subrayado – «es dimensión constitutiva de la Iglesia», de modo que «lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra “Sínodo”»”(al final de esta nota está el enlace al documento completo).
   Esta propuesta de Francisco, fundamentada teológica y pastoralmente por la CTI, es un punto de inflexión en la historia de la Iglesia. Y por eso quiero poner el contexto del documento en este amplio marco de la historia de la Iglesia. Para eso me serviré de algunas reflexiones del teólogo y monje benedictino Ghislain Lafont en su libro sobre la historia de la teología.[1] Veamos…
   En los dos primeros siglos del cristianismo ‒primer período que tiene un valor modélico‒ vemos

miércoles, 3 de abril de 2019

Jesús con el "don de sí" de su Pascua nos pone en comunión con Dios


   En el Evangelio según San Juan, la primera vez que Jesús dice que Dios es “nuestro Padre” es después de su Resurrección. Allí es cuando dice a María Magdalena: “Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Jn 20, 17).[1]

   Antes de esto, el uso de “vuestro padre” en el Cuarto Evangelio es doble, y muestra la situación del mundo antes de la Nueva Alianza que nos salva en Jesús: “vuestro padre Abrahán” (Jn 8, 56) o “vuestro padre el diablo” (Jn 8, 44)… según la persona esté abierta a la acción de Dios o no…



[1] Sigo la traducción de la Biblia de Jerusalén, que con su “vosotros” permite precisar mejor estos contenidos.

domingo, 10 de marzo de 2019

8 palabras y actitudes de María que reencontramos en Jesús pues ...¡es su hijo!


            No siempre tenemos en cuenta que, cuando el Hijo de Dios se hizo hombre,  “puesto que en la unión misteriosa de la Encarnación “la naturaleza humana ha sido asumida, no absorbida"... El Hijo de Dios... trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado” (GS 22, 2 citado por el CCE 470).
E, incluso, como nos dice el Papa Juan Pablo II al final de la Catechesi Tradendae: “Por una vocación singular, ella (María) vio a su Hijo Jesús "crecer en sabiduría, edad y gracia". En su regazo y luego escuchándola, a lo largo de la vida oculta en Nazareth, este Hijo, que era el Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad, ha sido formado por ella en el conocimiento humano de las Escrituras y de la historia del designio de Dios sobre su Pueblo, en la adoración al Padre.” (CT 73)
Por eso no debería extrañarnos que palabras y actitudes que encontramos en María, las encontremos luego en Jesús, pues ... ¡es su Hijo!
Les comparto entonces el siguiente cuadro que muestra los paralelismos entre palabras y actitudes de María y de Jesús. Y pidámosle que ella nos ayude a ser dignos hermanos de tal Primogénito (cf. Rm 8,29).




María
Jesús

1
“Hágase en mí según tu Palabra...”(Lc 1, 38)             
“Hágase tu voluntad y no la mía...” (Mt 26, 39)
“Hágase tu voluntad en la tierra, como en el cielo...” (Mt 6, 10)
2
“Mi alma canta la grandeza del Señor...” (Lc 1, 47ss)
“Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra...” (Mt 11, 25ss)
3
“Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.” (Lc 1, 52).
“...ocultaste estas cosas a los sabios, y las revelaste a los pequeños...” (Mt 11, 25)
4
“...la humildad de su servidora...” (Lc 1, 48)             
“Aprendan de mí que soy manso y humilde...” (Mt 11, 29)
“Yo estoy en medio de Uds. como el que sirve...” (Lc 22, 27).
5
María va a ayudar a Isabel (Lc 1, 39ss)                  
Jesús, que pasó haciendo el bien. (Hch 10, 38).
Lava los pies de sus discípulos (Jn 13, 1ss).
6
Se invierten la situaciones
(Magnificat, Lc 1, 47ss)
Se invierten las situaciones
(Bienaventuranzas y Lamentaciones, Lc 6, 20-26 )
7
María, la Purísima, va a purificarse,
aunque no lo necesita (Lc 2, 22)
Jesús, el Hijo de Dios, va a bautizarse,
aunque no lo necesita (Mt 3, 13ss)
8
María escucha y aprende de parte del ángel Gabriel “que no hay nada imposible para Dios” (Lc 1, 37)
Jesús enseña: “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios” (Lc 18, 27)



sábado, 9 de marzo de 2019

La Trinidad y la Doctrina Social de la Iglesia: 9 artículos publicados en Eclesia en 2018


1. Las consecuencias sociales del misterio de la Trinidad.

   En distintos artículos anteriores hemos mostrado la dimensión ética del misterio de la Trinidad. Podríamos decir que la Trinidad nos invita a un “estilo de vida trinitario”, que consiste en el don de sí mismo a los demás que –cuando es mutuo‒ genera la comunión. Y en esta doble clave ‒“don de sí mismo” y “comunión”‒ podemos sintetizar la teología trinitaria… y casi toda la teología.
   Este año, nuestra propuesta es abordar un aspecto particular de la moral cristiana: la doctrina social de la Iglesia, que es la “moral social” que complementa naturalmente a la “moral personal”, dado que toda persona es naturalmente un sujeto relacional.


1. Nexos entre el Misterio de la Trinidad y la Doctrina Social de la Iglesia.

   En primer lugar, estos dos “temas” tienen algo en común: son una carencia histórica en la predicación, en la catequesis y en la vivencia cristiana. Y no es casual que ambos contenidos estén ausentes, pues están vinculados: si no afirmamos a un Dios Trinidad cuando hacemos la exposición de los contenidos de la fe, no tendremos sustento firme para hablar de la dimensión social de la persona, cuando expongamos los contenidos de la moral cristiana. Pues el mejor cimiento para la Doctrina Social de la Iglesia es mostrar que Dios mismo es “una realidad social”.
    Pero hay otro elemento común –ahora positivo– entre la exposición del misterio de la Trinidad Divina, y la Doctrina Social de la Iglesia: en épocas recientes, es creciente la atención dedicada a ambas temáticas, alcanzando a generar un interés cada vez más masivo dentro de la Iglesia (aunque con impacto desigual). Este creciente interés –más o menos simultáneo– por ambos temas, nos confirma su secreta vinculación.
   Y, como un “botón de muestra” indiquemos lo siguiente: en el Magisterio Universal de la Iglesia, surgen –con muy pocos años de diferencia– primero el Catecismo de la Iglesia Católica (1992-1997) cuyo “hilo conductor” es el misterio de la Trinidad;[1] y luego el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (2005), llamado por muchos “el Catecismo social”... y que comienza con una rica exposición trinitaria, que más abajo recorreremos.
           

2. La Trinidad como modelo de comunión en el CCE.

   Primero recordemos un aspecto en el que siempre es necesario insistir: la Trinidad es comunión de Tres Personas Divinas infinitamente distintas que ‒al mismo tiempo‒ son la misma divinidad.[2]
   Cuando consideramos el misterio de Dios, a lo máximo que llegamos en esta vida es a una mirada en la cual contemplamos dos aspectos complementarios, pero que nunca podemos terminar de sintetizar en una unidad final. Y esto es lógico, porque –como decía San Agustín– “Si lo 

miércoles, 20 de febrero de 2019

Ideas para un mundo mejor: bicisendas subterráneas (y algo más)


   1. Hay accidentes mortales con bicicletas en la calle en todo el mundo

   1.1. En un mes murieron tres jóvenes en la ciudad de Buenos Aires, atropellados mientras circulaban en bicicleta. Franco Sánchez murió atropellado en el barrio de Pompeya el 6 de diciembre de 2017; también murieron Sofía Osswald en San Telmo el 3 de enero y una joven (cuyo nombre no aparece en las noticias) en Caballito el 10 de enero. En los dos últimos casos, se precisa que fueron atropelladas por colectivos. Y hubo 436 personas fallecidas por accidentes de este tipo en el país durante 2016.[1]

    1.2. “El ciclista italiano Michele Scarponi murió este sábado a los 37 años después de estrellarse contra una camioneta mientras entrenaba en los alrededores de su pueblo natal, Filottrano, en el este de Italia. Scarponi, que pertenecía al equipo Astana Pro, se adjudicó el Giro de Italia en 2011, después de que Alberto Contador fuera despojado del título por un caso de dopaje. También había ganado la primera etapa del Tour de los Alpes este lunes.” BBC.com (22/04/2017).[2]

   1.3. “El ciclista británico Chris Froome, triple campeón del Tour de Francia, ha compartido este martes en su cuenta de Twitter una fotografía de su bicicleta destrozada. "Acabo de ser atropellado intencionalmente por un conductor impaciente que me tiró al asfalto. Estoy bien, la bici destruida. El conductor siguió", dice el texto que acompaña la imagen, que está tomada en Beausoleil (Francia). Diario El País (09/05/2017).[3]

   1.4. Según datos constantes en Argentina (y tomando como base los datos de 2017) mueren unos 40 ciclistas por mes en accidentes de tránsito en Argentina. Y en la Ciudad de Buenos Aires, 7 de cada 10 muertos son motociclistas o ciclistas.[4]

   Vemos entonces que hay accidentes incluso fatales, cuyas víctimas son personas experimentadas, y que suceden en poblaciones mucho menos densas que una gran ciudad como Buenos Aires.


   2. Los subterráneos tienden a saturarse en las horas pico

   Estudios recientes muestran que, al mejorar el servicio de subterráneos, pasajeros que utilizaban otras opciones han comenzado a optar por el subte, provocando que se sature, sobre todo en las horas pico.
   Por eso, por ejemplo, está en estudio una nueva línea de subtes, que llevaría la letra F:
   “En 2001, la Legislatura estableció que la ciudad debía ser equipada con una línea de subte transversal para unir sin necesidad de transbordos Constitución con Palermo a lo largo, principalmente, del eje de las avenidas Entre Ríos-Callao. Más de 15 años después, el gobierno porteño avanza con los estudios de factibilidad técnica y financiera para concretar la obra, aunque no empezaría antes de 2020.
   El nuevo ramal tendrá 8,6 kilómetros de extensión entre la terminal de trenes de la línea Roca y Plaza Italia. Los trabajos demandarían una inversión de casi US$ 1050 millones, a razón de US$ 120 millones por kilómetro, para solventar la obra civil, la instalación de vías y señales, la compra de material rodante y el suministro de potencia eléctrica. Recibiría medio millón de pasajeros diarios, estiman los funcionarios involucrados en el proyecto; hoy, toda la red moviliza un promedio de 1.200.000 personas por día hábil.” Diario La Nación (21/10/2017).[5]


   3. Una solución económica para el tránsito en la ciudad

   En  otros países del mundo se sorprenden que en Argentina colisionen autos y trenes. Y es que allí nunca andan al mismo nivel. Aquí la idea es la misma ‒que vehículos de porte muy diferente no circulen al mismo nivel pues es una posibilidad constante de tragedia‒ pero aplicada a bicicletas y automotores. Una opción es que las bicisendas sean soterradas. Otra opción es la bicisenda sobreelevada.

   Un túnel subterráneo -como el de la foto- con una sección rectangular de (digamos) 4 x 2,5 metros puede hacerse a poca profundidad con caños prefabricados, con bajo costo… sobre todo si se lo compara con el precio de instalar una nueva línea de subterráneos. Con estas medidas, casi cualquier calle puede ser apta para tener un túnel de este tipo debajo.
   Ese túnel posibilitaría que las bicicletas circularan:
            – Sin riesgos de atropello
– Sin irregularidades en el piso
– Sin agua de las alcantarillas que causa caídas
– Sin la molestia o el impedimento de la lluvia, el viento; o el frio o el calor excesivos
– Con la posibilidad de mayor velocidad que en la calle (podrían señalizarse dos carriles en cada sentido, para mayor y menor velocidad)
‒ Sin costo alguno, como tiene el transporte público o el auto particular
‒ Con beneficios para la salud, por el ejercicio cotidiano implicado
‒ Con reducción de la contaminación, del consumo de energía y del ruido
   En un túnel semejante que siguiera, por ejemplo, el itinerario de la Av. Rivadavia un amateur del ciclismo como yo podría ir desde Puerto Madero a Liniers en media hora... 

Ideas para un mundo mejor: reutilización del agua

   Les comento una idea sencilla que apliqué en mi casa y que nos permite ahorrar en el consumo de agua, con el consiguiente beneficio para las cuentas de la familia y para el sostenimiento del planeta. Como tenemos el lavadero en la terraza, hice un circuito en el cual el agua del lavarropas no va a la calle, sino a un tanque de 200 litros. Desde ese tanque puse un caño que llega a los baños, que están un nivel más abajo y que terminamos  usando para los inodoros, en lugar del agua potable que se utiliza usualmente.
   En mi caso, simplemente puse una canilla en cada baño con las que llenamos un balde y ya. Pero no es difícil alimentar el mismo depósito del baño con ese mismo caño... o poner un depósito de plástico exterior. En todo caso, las cuentas cierran pues se reducen mucho el consumo de agua, sobre todo si la familia es numerosa.
   Además, una alternativa (que yo aproveché también) es derivar el agua de lluvia a ese mismo tanque.

martes, 19 de febrero de 2019

Greta Thumberg: alienta la esperanza la conciencia y la acción crecientes de los jóvenes sobre el cambio climático

En el siguiente video, la joven ambientalista sueca Greta Thumberg -quien tiene la edad de uno de mis hijos: 16 años- da una lección de sabiduría y justicia a los que nos dirigen hoy de modo irresponsable...

Greta Thumberg sobre el cambio climático


viernes, 25 de enero de 2019

"Fraternal economy": versión en inglés de mi artículo "Economía fraterna"



Fraternal economy

“All human beings are born free and equal in dignity and rights.
They are endowed with reason and conscience
and should act towards one another in a spirit of brotherhood.”

       United Nations, The Universal Declaration of Human Rights, Article 1.


1. An economic experience of many centuries

   When someone enters a monastery of the Benedictine tradition, in addition to joining a religious community he also joins an economic community. This type of community could be called a production and consumption cooperative.
   And it works like this: the person who joins is assigned a task, which does not exceed 6 hours a day.[1] And fulfill this task enables the person to enjoy all the goods and services that the monastery provides. It's that simple.
   No money is needed inside the monastery: work, production, goods and services are enough. And, as for the management mode, it is a fraternal economy: in fact, the monks call each other “brothers”.
   On the other hand, let´s remember that the word "economics" refers originally to the family: in Greek "óikos" means "house" and "nomos" means "regulation": economics is the practical wisdom with which ‒especially the father of family but not only him‒ the activity of the house is planned and regulated for the benefit of all its members. And let´s remember that the "houses" of ancient times were also economic communities like the monastery, and sometimes they were very numerous.[2]


2. An opportunity and its incalculable benefits

   The question is: why could not this system be applied on a global scale? Not only does there seem to be no economic downside, but there would be many benefits. It doesn’t seem to be problematic, because the macroeconomic numbers show that there is capacity to produce enough goods and