jueves, 31 de agosto de 2017

Fidelidad creativa

   Los evangelios nos muestran una fidelidad creativa en el proceso de transmisión de la fe, que es una enseñanza permanente para los discípulos de todos los tiempos. Veamos algunos ejemplos.

1. Palabras de Jesús en la Cruz

   Según Marcos y Mateo, Jesús crucificado dice: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mc 15,34; Mt 27,46). Pero Lucas en ese mismo momento pone algo muy distinto: “Padre: en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46): Jesús ¿estaba casi desesperado o completamente confiado?
   La explicación es la siguiente: Marcos –que es quien escribe primero‒ lo hace para una comunidad que tiene cristianos de origen judío entre sus miembros. Y ellos saben que “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” es el comienzo del Salmo 22. Este Salmo cuenta la historia de un hombre justo que es perseguido cruelmente; él se entrega confiadamente a Dios y Dios finalmente lo salva. Para quien conoce este Salmo, entonces, la sola mención de sus primeras palabras le resume todo lo

domingo, 27 de agosto de 2017

El lugar de Pedro en la Iglesia

   En Mt 16 hay dos elementos que sitúan a Simón Pedro en la Iglesia: el propio nombre de Kefá ‒que Jesús inventa para aplicar a Simón‒ y el símbolo de las llaves.
   "Kefá" (en arameo) no es "Pedro" sino "piedra"; no es un nombre de persona, sino un símbolo que indica una tarea y una posición.[1] Y el texto es claro: "y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Es decir: "Pedro" está debajo, sosteniendo a la comunidad... trabajo arduo y servicial. Lo cual es muy distinto a la figura de un monarca que está encima de una estructura vertical.
   Y esto nos lleva al otro elemento: las llaves, que son el símbolo del "primer ministro" (cf. Isaías 22, 22). Si hay un monarca en este texto de Mt 16 es Jesús, que es el Mesías (o sea, el Ungido: el Rey descendiente de David).
   Y el símbolo del "primer ministro" indica también que hay otros ministros: indica al colegio de los Doce Apóstoles al cual Pedro pertenece.

   A semejanza de la Trinidad, que es comunión, Jesús piensa una Iglesia Comunión en la cual también los Doce son una comunión dentro de la misma Iglesia.


[1] Esto queda claro sobre todo en un texto de Lucas: Jesús “llamó a sus discípulos y eligió doce de entre ellos, a los que puso el nombre (onómasen) de Apóstoles: A Simón, a quien puso el nombre (onómasen) de Pedro…” (6,13s). De aquí se sigue que, si “Apóstol” no es nombre de persona, “Pedro” tampoco: son nombres que indican una tarea y una misión. En el texto griego original, que ponemos entre paréntesis, la palabra es exactamente la misma.

sábado, 19 de agosto de 2017

Celibato optativo en el contexto de una Iglesia Comunión

Voces de representantes del Magisterio
  
   En septiembre de 2013, el entonces recién elegido como Secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolín, por el ya Papa Francisco, reflexiona sobre el celibato en un reportaje, diciendo: [1]

   -¿No existen dos tipos de dogmas? ¿No hay dogmas inamovibles instituidos por Jesús y los que vinieron después, a lo largo de la historia de la Iglesia, creados por los hombres y por tanto susceptibles de cambios?
-Ciertamente. Hay unos dogmas definidos e intocables.
-El celibato no es....
-No es un dogma de la Iglesia y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica.
-Que se remonta ¿a qué época?
-A los primeros siglos. Después la implementación se aplicó durante todo el primero milenio, pero a partir del Concilio de Trento se insistió mucho en eso. Es una tradición y ese concepto pervive en la Iglesia porque a lo largo de todos estos años han ocurrido acontecimientos que han contribuido a desarrollar la revelación de Dios. Esta finalizó con la muerte del último apóstol (san Juan). Lo ocurrido luego ha sido un crecimiento en la comprensión y actuación de la revelación.
-A propósito del celibato...
-El esfuerzo que hizo la Iglesia para estatuir el celibato eclesiástico debe ser considerado. No se puede decir, sencillamente, que pertenece al pasado. Es un gran desafío para el Papa porque él posee el ministerio de la unidad y todas esas decisiones deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla. Entonces se puede hablar, reflexionar y profundizar sobre estos temas que no son de fe definida y pensar en algunas modificaciones, pero siempre al servicio de la unidad y todo según la voluntad de Dios. No es lo que me plazca sino de ser fieles a lo que Dios quiere para su Iglesia.
-¿Y qué es lo que quiere?
-Dios habla de muchas maneras. Debemos estar atentos a esta voz que nos orienta sobre las causas y las soluciones, por ejemplo, de la escasez del clero. Entonces hay que tomar en cuenta, a la hora de adoptar decisiones, estos criterios (la voluntad de Dios, historia de la Iglesia), así como la apertura a los signos de los tiempos.

   Esta semana, el arzobispo rector de la UCA, Víctor Fernández se expresó sobre el tema con más precisión aún:

   –¿Se puede cambiar la exigencia del celibato a los sacerdotes?
–El celibato no es una norma de fe, de manera que alguna vez se puede discutir si conviene o no conviene. La Iglesia cree que conviene pero no se cierra a que alguna vez eso pueda modificarse. No es que diga que el celibato no sirve para nada. Porque hay gente que vive muy feliz y todas las energías que podría usar en el matrimonio las usa para un servicio generoso. Hay científicos, médicos, monjes budistas que son célibes. Las energías que algunos dirían, las está reprimiendo, en realidad las canaliza de otra manera y de una forma hasta muy eficiente. Lo que se puede discutir alguna vez es si debe ser obligatorio, pero no el valor que tiene el celibato.[2] 


Algunas ideas para pensar un celibato optativo

   1. El celibato es un estado de vida valioso y apreciable: es un don del Espíritu que contribuye a que una persona concentre su corazón en Dios y en las cosas de Dios. El propio Jesús vivió en celibato, y San Pablo también.
   2. Jesús propone un estilo de vida célibe semejante al suyo, para quienes perciban que les ha 

martes, 15 de agosto de 2017

Una reflexión bíblica sobre la Asunción de María

   Como sabemos, la asunción de María no consta explícitamente en la Sagrada Escritura. Pero podemos reflexionar sobre este misterio mariano a partir de la Biblia, con dos ideas de base:
1. María siempre estuvo con Jesús: en las buenas y en las malas... y en las malísimas, como al pie de la Cruz.
2. Y María siempre le "puso el cuerpo" a su relación con Jesús; y esto lo hizo como nadie más podrá hacerlo, pues en su cuerpo el Hijo de Dios se hizo hombre.
   Si unimos estas dos evidencias que tenemos en los Evangelios, podemos decir: si María siempre estuvo con Jesús -en las buenas, en las malas y en las malísimas-, y si siempre estuvo "poniendo el cuerpo"... parece conveniente que también en las buenísimas -en la gloria del Cielo- esté junto a su Hijo con su cuerpo.

viernes, 11 de agosto de 2017

La cuestión central, según G. Lafont OSB

   En el texto que estoy resumiento y traduciendo en las entradas tituladas "La transformación estructural de la Iglesia", Ghislain Lafont propone una pregunta esencial (en p. 190 nota 1); lo traduzco así:
  
   "Toda la cuestión es, quizás, ésta: desde el punto de vista de las estructuras de la Iglesia, ¿el Concilio Vaticano II sería solamente un reacomodamiento del conjunto definido por Trento y el Vaticano I, donde las estructuras de base serían consideradas inamovibles?
   "¿O sería, más bien, una operación mucho más amplia: teniendo en cuenta la modernidad reciente, remontándonos a los orígenes de la Iglesia y proyectándonos proféticamente al futuro, remodelar más profundamente las estructuras que permiten vivir y anunciar el Evangelio, como también entrar en diálogo con los hombres y con las religiones?
   "Yo creo profundamente que la segunda alternativa es la única que responde verdaderamente a lo que ha hecho el Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo, en las últimas décadas."

sábado, 5 de agosto de 2017

En la Trinidad no hay jerarquía, sino orden y comunión: un “orden relacional”.

Nuestra fe nos enseña que en la comunión consustancial que es la Trinidad no hay diferencias de superioridad o de inferioridad entre las Personas Divinas, como proclamamos en el Credo:
   “Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.  
   Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre
   Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria…”

   También lo dice bella y profundamente la “Oración teológica” de San Gregorio de Nacianzo:
   Hay “una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje...Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo entero... Dios los Tres considerados en conjunto... No he comenzado a pensar en

viernes, 4 de agosto de 2017

La transformación estructural de la Iglesia (2da parte)

La doctrina y la institución: el ejemplo del Vaticano I

   Las reflexiones precedentes explican por qué la reforma estructural de la Iglesia es un “deber”, pues los dos espacios –el de la expresión de la fe y el de la constitución de la comunidad‒ están estrechamente vinculados; incluso, podríamos decir que son lo mismo, visto desde dos ángulos diferentes.
   Sigamos viendo estos desplazamientos, comparando los Concilios Vaticano I y Vaticano II. En el Vaticano I tenemos dos documentos que se pueden vincular: Dei Filius que trata  sobre la fe y la razón y Pastor aeternus que trata sobre el Papa. El vínculo aparece de este modo: si existe una doctrina católica que expresa auténticamente  la esencia de la Revelación y la competencia de la razón ‒y el contexto epocal es de “tiempos difíciles”‒ entonces habrá que exponerla fielmente y defenderla valientemente. Y un magisterio y un gobierno fuertemente centralizados en el Papa, es una estructura que se corresponde con esta concepción de la verdad y con esta situación epocal. Pues la infalibilidad