sábado, 29 de abril de 2017

La Trinidad: modelo de una Iglesia-Comunión (publicado en Eclesia de marzo 2017)

   El sabio teólogo y monje benedictino Ghislain Lafont escribió en 1995 un estimulante libro titulado “Imaginer l´Eglise catholique”.[1] Allí Lafont sostiene que el “modelo gregoriano” de la Iglesia se inspira en una “teología del Dios Uno”, que olvidó que el Dios cristiano es la Trinidad.[2] Ese desequilibrio en la consideración del misterio de Dios, produjo como consecuencia varios desequilibrios, que siguen esa misma lógica de “lo Uno”, entendido como monolítico y uniforme.
   En concreto, esa “imagen gregoriana” se articula sobre tres elementos: el primado de la verdad, el primado del Papa, y del sacerdote célibe y santo; y estos tres elementos dependen los unos de los otros y se realimentan, formando un sistema. En esta imagen gregoriana, el respeto absoluto por la verdad –entendida como “una e inmutable” como “Dios mismo”– se vincula con la necesidad de adherir a esa verdad única para poder salvarse. Y –para reforzar la necesidad de adherir a esta verdad única– se argumenta que Jesús mismo es “la Verdad y la Vida”.
   A partir de esta lógica del Dios Uno, también se genera una “jerarquía descendente” que establece al “Papa como «plenitud fontal» de la vida de la Iglesia a causa de su situación mediadora única… intermediario entre Dios y los hombres” y establece al “sacerdote como el celebrante… de los 

sábado, 15 de abril de 2017

La presentación del misterio trinitario en "La Cabaña"

   
   Desde que aparecen las Tres Personas Divinas, aparece la paradoja de “lo Uno y lo Trino” en Dios: cuando Mack les pregunta “Entonces ¿cuál de ustedes es Dios?”, los Tres contestaron al unísono “Yo” (p. 95).
   La exposición del misterio trinitario está en primera persona: “No somos tres dioses; no estamos hablando de un dios con tres actitudes, como un hombre que es esposo, padre y trabaja­dor. Yo soy un solo Dios y soy tres personas, y cada una de las tres es plena y enteramente única”. Y es una exposición que no anula el misterio, pues como dice el mismo Dios: “que no puedas entender la maravi­lla de mi naturaleza en realidad es bueno. ¿Quién querría ado­rar a un Dios que puede ser plenamente comprendido, eh? No hay mucho misterio en eso”.
    Y ante la pregunta de Mack respecto de qué diferencia hace que Dios sea Uno y Trino, la respuesta es contundente: “¡eso hace toda la diferencia del mundo!”. Porque “si yo fuera simplemente un solo 

jueves, 13 de abril de 2017

Apenas pan y vino


   Cuando los seres humanos hemos querido representar la presencia divina en algo material, hemos construido edificios monumentales: desde las pirámides (egipcias o americanas) hasta el Templo de Jerusalem; desde la Basílica de San Pedro hasta el Templo Mormón de Salt Lake City… construcciones pétreas, diseñadas para impresionar y para durar por siglos.
   Cuando Dios mismo quiso dejar su presencia divina en algo material eligió apenas pan y vino: realidades sencillas, domésticas, cotidianas, familiares… y directamente creadas para dejar de existir, dando vida a quienes las consumen.
   Y en esto también se manifiesta que Dios es “don de sí mismo” para la “comunión”.

sábado, 8 de abril de 2017

El ícono de Rublev (4a parte)

16. Esta vida se enmarca en un doble octógono
que forman las bases sobre las que están situados
los sitiales de las Personas laterales en combinación,
bien con las cabezas de estas mismas Personas,
bien con la casa y la montaña del plano superior.
 El ocho representa el octavo día,
el primer día de la nueva semana, es el domingo de la resurrección.
Este día tiene dos centros, por una parte la copa, que representa la Eucaristía, por otra parte el seno de la Persona central: el Hijo. A través del amor de Cristo, que se nos ofrece como realidad creada en la Eucaristía, se realiza la nueva creación, el nuevo tiempo de la salvación que es apertura a la eternidad de Dios. Compartir la copa eucarística es adentrarse en el misterio del amor que mana del seno de Cristo.



17. Esta unión entre la Eucaristía y Cristo
queda realzada por una tercera estructura: las siluetas
de las Personas laterales representan una copa,
reproducción de la copa central.
Esta segunda copa, resultado de la conjunción
de la obra del Padre y del Espíritu que sostiene al Hijo,
manifiesta el contenido de la copa central: Jesucristo,
el salvador que viene de un largo camino de muerte
simbolizado por el cuello descolocado de su túnica,
pero también de resurrección y gloria que