sábado, 11 de junio de 2016

Un ensayo de pensamiento en clave relacional



   El misterio de la Trinidad divina es un misterio de comunión.
   Y la comunión es "unidad en la diversidad", un equilibrio delicado entre dos extremos: el extremo de la uniformidad que diluye la riqueza de la diversidad, y el extremo de la división que atenta contra la armonía de la unidad.
   Y el "modelo de comunión" tiene repercusiones en múltiples campos: la idea del hombre, de la sociedad y de la diversas actividades humanas –la política, la ciencia, la cultura– pueden ser consideradas a la luz de este modelo, que promueve el diálogo, el aprecio de lo distinto y la solidaridad mutua.
   Muchas de esas repercusiones y consecuencias las podrás leer en el artículo “Un ensayo de pensamiento en clave relacional", que fue publicado en el número 45 de la revista Consonancias, editada por el Instituto para la Integración del Saber (IPIS) de la UCA; y al que podrás acceder desde el siguiente vínculo: Revista Consonancias

domingo, 5 de junio de 2016

Iglesia y política



   En estos días muchas personas me han consultado sobre la relación entre Iglesia y política. Ante esta consulta he citado recurrentemente un claro (y olvidado) texto del Documento de Puebla, elaborado por los obispos latinoamericanos en la difícil época de los ´70. Su claridad exime de mayores comentarios.
   Sólo me parece interesante aportar dos cosas: 


   1. Explicitar que dos de las últimas citas bíblicas que aparecen en el texto que copio (Mt 22,21 y Mc 12,17) remiten a un momento de la vida de Jesús en que el oficialismo y la oposición (herodianos y fariseos) se confabularon para implicarlo en cuestiones partidarias, y Jesús –con sabiduría– se eleva sobre esas pequeñeces de luchas de poder, para establecer los principios de la primacía absoluta de Dios y de la justa autonomía relativa del Estado.
   2. La acepción de “política” que aparece en 521 y 522 podría expresar lo que Francisco ha llamado hace unos pocos días la “gran política” que interesa a la Iglesia.

   Copio a continuación los números principales del párrafo de Puebla, titulado “Conceptos de política y de compromiso político”. Espero ayuden a clarificar las dudas que algunos tienen.


521      Deben distinguirse dos conceptos de política y de compromiso político: primero, la política en su sentido más amplio que mira al bien común, tanto en lo nacional como en lo internacional. Le corresponde precisar los valores fundamentales de toda comunidad -la concordia interior y la seguridad exterior- conciliando la igualdad con la libertad, la autoridad pública con la legítima autonomía y participación de las personas y grupos, la soberanía nacional con la convivencia y solidaridad internacional. Define también los medios y la ética de las relaciones sociales. En este sentido amplio, la política interesa a la Iglesia y, por tanto, a sus Pastores, ministros de la unidad. Es una forma de dar culto al único Dios, desacralizando y a la vez consagrando el mundo a El (LG 34).


sábado, 4 de junio de 2016

Parábolas fáciles sobre temas difíciles



Jesús enseñaba en parábolas. Y Él es nuestro Maestro y Señor (Jn 13, 13s)... por lo cual, imitarlo también en su modo de enseñar aparece como algo bueno.
   Y en este cambio de época –en que la mayoría prefiere la imagen a la idea, y la narración al concepto– también aparece como adecuado recurrir a las parábolas.
   No obstante, en este volumen también ofrecemos junto con las parábolas:
   – su explicación;
   – textos para profundizar y orar;
   – propuestas para vivir;
   – y alguna metodología catequística para exponer el tema tratado en la parábola.
   Y que el Espíritu, que sopla donde quiere, siga haciendo lo Suyo...

Algunos ejemplos de este tipo de parábolas se pueden ver en este mismo blog, en la solapa "Parábolas". 

  Este libro es la esperada reedición del volumen 1 que habíamos publicado con Claretiana en 2004 y 2006, ahora en formato 22 x15, y 80 páginas.

Disponible en Mercado Libre: Ver el libro en Mercado Libre
 Y en las librerías: 
- De la UCA: Av Alicia M. de Justo 1500, Subsuelo, Edif. San Alberto Magno, CABA 
- De la Junta Catequística de Lomas de Zamora: Sáenz 572, Lomas de Zamora, Buenos Aires.
- De San José: Esteban Adrogué 1151, Adrogué, Buenos Aires: Librería de San José en Facebook 

El ícono de Rublev (2ª Parte)


   9. Al mismo tiempo, contemplamos la comunión de las Personas, en el siguiente elemento: si quitamos los espacios que las separan, veremos que los perfiles de las Tres Personas quedan fusionados.

  10. Por otra parte, el rostro del Espíritu Santo se dirige –con mirada atenta– al rectángulo que está en el frente de la mesa: el rectángulo representa al mundo (que tiene cuatro puntos cardinales, cuatro estaciones y –según el pensamiento antiguo– cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire: el cuatro es el símbolo del mundo, como el tres es el símbolo de Dios).
   Esto significa que el Paráclito es quien nos cuida y nos conduce en la peregrinación de la fe: el Dios Amigo que nos acompaña en el camino, nos recuerda lo que Jesús enseñó y nos ayuda a vivirlo en cada situación concreta-.

    11. Las Personas muestran figuras esbeltas: el cuerpo es catorce veces el tamaño de la cabeza, en lugar de siete veces (que es la dimensión normal).

   12. Hay un movimiento que parte del pie derecho de la Persona de la derecha, continúa en la inclinación de su cabeza, pasa a la Persona central, arrastra irresistiblemente el cosmos: la roca, el árbol, y se resuelve en la posición vertical de la Persona de la izquierda, donde entra en reposo, como en un receptáculo... un hogar.

    13. Y vemos que, si bien el mundo está más acá de Dios, como un ser de naturaleza diferente, al mismo tiempo está incluido en el círculo sagrado de la comunión de la Trinidad; como en la visión que tuvo San Benito al final de su vida, cuando “vio todo el universo en Dios”, o como nos enseña San Pablo, cuando dice que “en Dios vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28).

14. El cuadro se puede dividir en dos zonas, una rectangular superior, donde se ven una casa, un árbol y una montaña.
   Por una parte, nos sitúan en el ambiente del relato de Génesis 18 que inspiró a Rublev: la casa de Abraham, la encina de Mamré y una montaña que evoca la zona montañosa de Hebrón.
   Pero estos elementos se transforman en símbolos de de las grandes realidades religiosas del Antiguo y del Nuevo Testamento.
   La casa es el lugar de la presencia de Dios: teniendo dos pisos puede representar a la Iglesia en la tierra y la Casa del Padre en el Cielo. Y el techo exterior puede significar el lugar que ocupan aquellas personas de buena voluntad que –sin pertenecer visiblemente a la Iglesia– también tienen la protección y la gracia de Dios (cf. LG 16). 
   El árbol es el lugar de la prueba (la prueba que vence al hombre en el árbol del bien y del mal del que come Adán y aquella en la que el hombre sale vencedor en el árbol de la cruz). Surgiendo como desde la espalda del Hijo, esta planta también puede ser la Iglesia, pues Jesús es la verdadera Vid, y nosotros somos sus sarmientos (cf. Jn 15).