sábado, 27 de mayo de 2023

Pentecostés, Santísima Trinidad y Corpus Christi: una oportunidad litúrgico-pastoral

   La experiencia pastoral y docente muestra que el misterio de la Trinidad –y la Persona del Espíritu en particular– siguen siendo una carencia en la fe y en la vida de los fieles, poco menos que en la época del artículo “Advertencias sobre el tratado De Trinitate” de Karl Rahner, escrito en 1960.

   No obstante, cuando en la liturgia tenemos tres solemnidades en tres domingos consecutivos –Pentecostés, Santísima Trinidad y Corpus Christi– no aprovechamos bien esta oportunidad para reparar esas carencias en relación al Espíritu y la Trinidad; sino que –como en otras épocas– seguimos insistiendo en darle el mayor énfasis (procesiones públicas, publicidad televisiva, etc.) a la solemnidad del Corpus Christi.

   Por supuesto, esto no implica un menosprecio del misterio de la Eucaristía, que es una paradojal “concreción «divina»” –sustentada en la Encarnación y en la Pascua– del don de sí mismo y la comunión, que son el corazón del Misterio de la Trinidad.

   Y, justamente desde aquí, podría hacerse una “pastoral litúrgica” que articule las tres solemnidades con un sentido unificado y una relevancia común: dado que “el envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús, revela en plenitud el misterio de la Santísima Trinidad” (CCE 244) y que la Eucaristía es la expresión del don de sí de Jesús hasta el extremo y es “sacramento de comunión”, se podría aprovechar la relevancia que ya le damos a la solemnidad de Corpus Christi y extenderla a los dos domingos anteriores, haciendo de esos tres domingos juntos un “momento fuerte” de la liturgia y de la pastoral, como coronación del “tiempo pascual”.

   Pero actualmente sucede que la afirmación que dice que el Misterio de la Trinidad Divina es “el primero en la «jerarquía de las verdades de la fe»” (CCE 234) no se refleja litúrgicamente; y pastoralmente vemos que la gente no lo reconoce así.

   Y que la época de la Nueva Alianza –es decir: nuestra vida hoy– sea “el tiempo del Espíritu y la Iglesia” eso tampoco está muy claro para la mayoría, aunque Francisco suele insistir en esto... 

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