lunes, 27 de julio de 2020

Orden Sagrado y Matrimonio: ¿una discriminación naturalizada?

Cuando exponemos la teología de los sacramentos decimos que hay dos "sacramentos de misión", que ‒cada uno a su modo‒ “construyen comunidad eclesial”: el Orden Sagrado y el Matrimonio. Uno construye la comunidad de los fieles a distintos niveles (parroquia, diócesis, etc.) y el otro construye la “Iglesia doméstica” que es la familia… de donde surgen todas las vocaciones eclesiales (también los Papas han surgido de una familia).

Creo que como Iglesia no le damos a la preparación al Matrimonio la misma importancia que la preparación al sacramento paralelo, que es el sacramento del Orden que reciben los presbíteros. Para llegar a ser cura, un seminarista tiene ‒como mínimo‒ 7 u 8 años de preparación full-time. ¿Cuánto tiempo y esfuerzo dedicamos como Iglesia para ayudar a los jóvenes y a las parejas de novios para que hagan su mejor elección? Esta omisión, ¿no nos hace corresponsables como Iglesia del fracaso de muchos matrimonios cristianos?

Así como hace siglos que existe la institución del Seminario ¿no debería existir una institución semejante y complementaria ‒con la misma consistencia y funcionando todos los días‒ para la formación al  Matrimonio?

Quizás esta diferencia que vemos en la actualidad sea otra forma de clericalismo…

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