jueves, 2 de julio de 2020

Para seguir pensando la situación actual... después de 6 meses que comenzó todo


I. Datos de coronavirus en Argentina y en el mundo.

1.a. Cada año mueren en la Argentina unas 342.000 en promedio.[1] Esto da un promedio de 940 personas fallecidas por día.
2.a. “Actualmente la media de personas que mueren a nivel global a diario es de 155.520. Mientras, a diario nacen 372.960 personas”[2]
1.b. Si en Argentina hemos tenido 1300 fallecidos desde que se detectó el primer caso el día 3 de marzo (hace unos 120 días o sea un tercio del año) y en ese período fallecen usualmente unas 114.000 personas en promedio, los muertos por coronavirus representan algo más del 1% de los fallecidos del período.
2.b.Si en el mundo al día de hoy hay 506.000 fallecidos por coronavirus desde que empezó la pandemia el 30 de diciembre de 2019, este total representa algo más de los que fallecen usualmente cada 3 días en el mundo. El porcentaje del semestre indica que los fallecidos por coronavirus representan el 2% de los fallecidos totales del período en el mundo.


II. Pandemias que no se visibilizan ni producen acción alguna.

3. “Durante el 2018, hubo 20 muertes por día a causa de accidentes de tránsito en la Argentina. Según la estadísticas brindadas por la organización Luchemos por la Vida, en el país hubo 7.274 fallecidos en accidentes de tránsito (en el hecho o como consecuencia del mismo) durante el 2018”.[3]
4. “Según el secretario (de Naciones Unidas) Ban Ki Moon, cada día se mueren 25.000 personas por causas relacionadas con el hambre. Que esa matanza –un holocausto y medio cada año– no tiene justificaciones técnicas, porque sucede en un mundo habitado por 7.300 millones de personas capaz de producir comida para 12.000 millones: un mundo donde la comida debería sobrar...." Y los niños menores de 5 años son el 75% de esas víctimas: más de 18.000 por día... [4]
5. “En 2018, se estima que hubo 228 millones de casos de malaria en todo el mundo… Diecinueve países en África subsahariana e India sumaron casi el 85% de la carga mundial de malaria… En 2018, se estimaron 405.000 muertes por malaria en todo el mundo…  Los niños menores de 5 años son el grupo más vulnerable afectado por la malaria. En 2018, este grupo representó el 67%...”.[5] Estos son los datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud. Con esto tenemos que –desde hace añares‒ hay más de 1100 muertes por día por malaria. Pero investigaciones científicas independientes (Universidad de Queensland, Australia) afirman que el número real sería más del doble, pues no se están contabilizando los casos de jóvenes y adultos, pues se presumía que no los afectaba.[6]


III. Algunas preguntas

   Ante estos datos cabe preguntarse: ¿por qué tal estado de inquietud y tantas medidas de seguridad para una enfermedad que representa el 2% de los fallecidos? ¿Por qué tanta insistencia mediática en el mismo tema: todo el día y desde  hace meses?
   ¿Era necesario dejar morir en soledad y sin acompañamiento afectivo, espiritual (y sacramental en el caso que se hubiera pedido)?
   Los gobiernos ¿no han excedido su autoridad al imponer medidas restrictivas masivas, en lugar de aplicar el principio de subsidiaridad –dejando a las instancias directamente implicadas tomar las decisiones pertinentes- y en todo caso intervenir (corrigiendo o sancionando según los casos) cuando estas instancias no actuaran correctamente (como indica el mismo principio de subsidiaridad)?
   Particularmente en Argentina: el estado de feria judicial permanente (aunque selectivo: se sanciona a quienes hacen una reunión o siguen adelante causas que afectan a opositores) y la suspensión o intermitencia del trabajo del Congreso hacen que el sistema republicano esté en estado vegetativo. Si tenemos en cuenta que esto no ha sucedido en otros países este año (y ni siquiera sucedió en décadas pasadas cuando algunos de esos países estuvieron en guerra y siendo bombardeados) no parece una medida lógica… sobre todo si atendemos a los números del ítem I.


IV. Lo seguro

Lo único comprobado es que el covid-19 es un virus que tiene una capacidad de contagio mucho más rápida que otros semejantes. Pero los primeros estudios serios (procedentes de Alemania, Corea del sur, Islandia y Dinamarca) indican que su tasa de mortalidad no difiere de otros virus semejantes.[7]
Esa alta capacidad de contagio produce saturación del sistema de salud con la consecuente dificultad o imposibilidad de atender a algunos enfermos que, de recibir la atención necesaria, podrían sanar o salvar su vida.
Esto abre otro tipo de cuestionamientos: ¿por qué algunos países se han preocupado por tener reservas de oro, de petróleo o de armamentos y no de recursos médicos (como sí hizo, por ejemplo, Finlandia)?


V. Precisiones de método

Para saber qué está pasando realmente necesitamos tres números (por ejemplo, para un día dado): el número de muertos por coronavirus del día, el promedio histórico del número de muertos diarios y el total de fallecidos ese día. Y la cifra realmente importante es la que surgiera de la comparación de los dos últimos números. ¡Pero los gobiernos y los medios sólo insisten en el primer número! El segundo se puede encontrar en las estadísticas históricas… y el tercero no te lo da nadie.
En el caso de Argentina, en que el máximo de fallecidos en un día ha sido de 48 personas y el promedio actual ronda los 20 ni siquiera hace falta ese tercer número: el máximo representa un 5% del promedio diario de fallecidos y el promedio es igual a la cifra de muertos por accidentes de tránsito, desde el siglo pasado… y nunca se le ocurrió a nadie suspender el tránsito.
De hecho, si se cotejan las cifras del Ministerio de Salud (citadas en la nota 1), en el año 2016 hubo un promedio anual de fallecidos que estuvo un 5% por encima de lo usual… y nadie recuerda ninguna medida sanitaria extraordinaria, ni ningún batifondo mediático sucedido en 2016.


VI. Algunas preguntas como Iglesia

- ¿No conviene tener una mirada crítica (profética) sobre la suspensión de algunos derechos personales y grupales (desde el derecho de trabajar o acompañar a un familiar enfermo hasta el de reunirse para celebrar el culto) que algunas instituciones impulsan (OMS, gobiernos)? Como recordaba Giorgio Agamben en su artículo “Una domanda”: San Francisco abrazaba a los leprosos, visitar a los enfermos es una de las obras de misericordia, el amor al  prójimo es esencial a la fe cristiana… y dar la vida por el prójimo nunca deja de ser un horizonte posible.
- ¿No tenemos en la Iglesia especialistas en medicina y etc. que nos puedan dar una segunda opinión sobre lo que nos dicen los especialistas del gobierno? La historia muestra que no hay que creer a discursos supuestamente científicos de un modo acrítico: hubo científicos que sostuvieron la superioridad de la raza aria, de la raza blanca… y hoy sabemos que ni siquiera hay razas, sólo étnias.
- ¿No deberíamos enarbolar nuestro tan preciado principio de subsidiaridad como el más respetuoso de la dignidad de las personas, de la libertad y del bien común… siendo también el modo más eficiente de gestionar? De lo contrario, por un lado se cometen innumerables injusticias porque las medidas generales no contemplan numerosos casos particulares que deberían contemplarse (y la Justicia no está disponible para  reclamar). Y  por otro lado –algo mucho más peligroso– se abre la puerta a abusos paternalistas por parte del Estado, que pueden sobrepasar todos los límites (como la historia muestra) hasta llegar al totalitarismo.


[1] Datos del Ministerio de Salud en base a los años 2016-2018:  http://www.deis.msal.gov.ar
[4] Martín Caparrós, “El hambre, un problema ajeno”, p. 3. publicado en www.eldiario.es. Se lo puede encontrar en: https://www.derechoalimentacion.org/sites/default/files/pdf-documentos/Hambre-problema-ajeno_Caparr%C3%B3s.pdf
Los datos coinciden con los indicados por el libro “Hacia una nueva gobernanza alimentaria”: https://derechoalimentacion.org/sites/default/files/pdf-documentos/Hacia_una_nueva_gobernanza_de_la_seguridad_alimentaria.pdf
[7] “Según datos de algunos países en los que el impacto de la infección por Covid ha sido muy estudiado (Corea del Sur, Islandia, Alemania y Dinamarca), la mortalidad en la población general provocada por el Covid 19 se sitúa en el rango inferior al 1 por mil, es decir unas veinte veces menor que la letalidad supuesta al inicio por la OMS”: Entrevista en Infobae al virólogo Pablo Goldschimidt: https://www.infobae.com/coronavirus/2020/05/11/el-virologo-argentino-pablo-goldschmidt-asegura-que-el-tratamiento-cientifico-y-mediatico-contra-el-coronavirus-contrajo-la-democracia-y-aumento-el-autoritarismo/

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