domingo, 25 de septiembre de 2022

Severas palabras de un hombre sabio: San Juan de la Cruz sobre los malos pastores

   Es muy llamativo que en un escrito tan místico como Llama de amor viva, de un tan gran místico como es Fray Juan de la Cruz, éste haga una larga digresión para fustigar a los malos pastores, que no cuidan bien de las personas a ellos confiadas.

   Y es más llamativo aún que –teniendo Llama de amor viva dos versiones (conocidas como A y B)‒ en la segunda, habiendo pensado mejor las cosas, no sólo mantenga sino que alargue esa ya larga digresión. Pues en Llama A ocupa los párrafos 29 a 53 de la declaración (o comentario) de la tercera Canción (11 páginas), mientras que en Llama B ocupa los párrafos 30 a 62 del mismo comentario (18 páginas).[1]

   La principal idea es que la tarea pastoral es un servicio. Y que debe ser hecha en delicada atención al Espíritu Santo que es el verdadero dirigente:

   “Adviertan estos tales y consideren que el Espíritu Santo es el principal agente y movedor de las almas que nunca pierde cuidado de ellas, y que ellos no son los agentes, sino instrumentos solos para enderezar las almas para la regla de la fe y ley de Dios, según el espíritu que Dios va dando a cada uno” (Llama de amor viva A, 3,40).

   Como ejemplo de la dureza de las palabras de Fray Juan para los malos pastores –algunos por ignorantes y otros por desubicados.... porque se ubican en el lugar de Dios, a causa de su "soberbia y presunción" (Llama A 3,51)‒ se pueden leer en Llama A los párrafos 29 y 48 a 51 de esta tercera Canción. Vaya como botón de muestra lo siguiente: 

   "Indígnase Dios de éstos grandemente, y promételos castigo por el profeta Ezequiel (34, 3): diciendo: “No apacentábades mí ganado, sino cubríades os con la lana y comíades os su leche; yo pediré mi ganado de vuestra mano”. (Llama A 3,51).



[1] Estoy citando desde San Juan de la Cruz, Obras completas, Madrid, Editorial de espiritualidad, 19802. El segmento de Llama A ocupa las pp. 1216 a 1227, mientras que el segmento de Llama B ocupa las pp. 982 a 1000. Estas largas digresiones hacen que “la declaración” (o sea: el comentario) de la tercera Canción se alargue mucho más que el comentario de las otras tres: en Llama B la primera Canción tiene 36 párrafos de comentario; la segunda Canción, también 36; la cuarta Canción, tiene 17; mientras que la tercera Canción (que es la que nos ocupa) tiene 85… de los cuales 33 párrafos los ocupa la digresión de que hablamos. En Llama A las extensiones de las “declaraciones” de las Canciones son de 30, 32, 75 y 17 párrafos, contadas ahora de la primera a la última.

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