sábado, 11 de noviembre de 2023

Conversión, fe, bautismo

   Cuando Jesús comienza su predicación proclama: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; conviértanse y crean en el evangelio” (Mc 1,15). 

   La conversión es tema que está muy presente en los evangelios: Mateo la menciona 7 veces (número preferido de Mateo al diseñar su evangelio); Marcos, 3 veces; y Lucas, 14.

   Y a muchas personas, Jesús les menciona su fe: la expresión “tu fe te ha salvado” dicha por Jesús aparece 7 veces en los evangelios.[1] A veces, incluso, alaba la fe de algunas personas, como sucede con la mujer sirofenicia o con el centurión romano (Mc 7,24ss; Mt 8,5ss).

   Curiosamente, no encontramos ningún pasaje del evangelio donde Jesús le pida a una persona que se bautice, o que Jesús bautice a alguien. Por eso, algunos especialistas piensan que el bautismo es un requisito que comienza en la Iglesia después de la Pascua: el bautismo aparece en boca de Jesús Resucitado (Mc 16,16… aunque aquí Marcos sigue privilegiando la fe; Mt 28,19).[2]

   Lucas no trae un texto semejante en su último capítulo: pero sí Jesús Resucitado pide la conversión: “Así está escrito: que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día y que se predicaría en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén” (Lc 24,46s).



[1] Mt 9,22; Mc 5,34; Mc 10,52; Lc 7,50; Lc 8,48; Lc 17,19; Lc 18,42.

[2] G. Theissen, La sombra del Galileo, Salamanca, 1995; p. 267. En los seis gruesos tomos de John Meier sobre el Jesús histórico (Un judío marginal) no hay ningún título o subtítulo dedicado a Jesús y el bautismo, salvo al bautismo que Jesús recibe de Juan. Pero ya en el primer tomo en que empieza a hablar de Jesús y su actividad, el autor analiza Mc 1,15: J. Meier, Un judío marginal II, Estella (Navarra), 1999; pp. 511ss.

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