domingo, 19 de noviembre de 2023

Mesa y sobremesa; Misa y sobremisa...

    Desde el domingo 10 de septiembre, en que recibí una moción del Espíritu (ante la que me comporté al principio de un modo tan poco dócil como el profeta Jonás), con el discernimiento y aprobación del párroco, estamos realizando un encuentro en la capilla a la que pertenezco, que hemos dado en llamar "sobremisa".

   Como nuestra celebración dominical tiene lugar a las 10 de la mañana (después de la cual siempre nos quedábamos un rato a charlar en la puerta de la capilla) y aprovechando que tenemos un merendero amplio y acogedor, quienes quieran (y por el tiempo que quieran o puedan) nos quedamos tomando mate (o mate cocido o té...) en el merendero, compartiendo la vida.

   Esto ha llevado a re-conocernos entre los miembros de la comunidad, recordar historias de la comunidad y del barrio... y a solucionar algunos problemas que algunos tienen y que -cuando los comentan- vemos que se pueden arreglar con la ayuda de otros miembros de la comunidad.

   También se han comenzado a acercar algunas personas que hacía tiempo no asistían a la liturgia y se han sentidos atraídos por este plus que es la reunión posterior. Se nota -como dicen muchos estudios- que la soledad es uno de los grandes males de nuestra época y este compartir fraterno y sencillo es un bálsamo para todos, y especialmente para algunos que sufren más este mal.

   Lo comento, pues puede ser inspirador para otra comunidades. Y, por momentos, me parece que si alguien pasa por la puerta del merendero (que da a la calle) y escucha nuestras risas y conversaciones, quizás se le ocurra decir: "Miren cómo se aman"...

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