miércoles, 20 de septiembre de 2017

La Vida, el testimonio y la fiesta

   En su libro "Dios, el tiempo y el ser" Ghislain Lafont muestra que, a diferencia de los relatos que construimos los seres humanos para explicarnos qué somos (el relato científico de la evolución, el relato ideológico de la revolución, el relato filosófico sobre el sentido del hombre y las producciones artísticas que lo ponen en acto, como el teatro o la novela) hay un relato que nosotros no producimos, sino que recibimos: el relato de nuestro naciento.
   Este es un relato que escuchamos, de unos testigos, que nos dan testimonio de lo sucedido, y que nosotros aceptamos con una actitud que se puede llamar "fe". Puede haber algunos elementos que apoyan el relato (acta de nacimiento, fotos). Y es un relato que está doblemente encarnado: en el espacio tiempo real, y en nosotros mismos que somos cuerpo. Y, finalmente, es un relato que provoca una fiesta... y por eso festejamos los cumpleaños, fiesta de la vida.
   Y, de modo muy interesante, Lafont traspone estos elementos al misterio pascual de Jesús: la Buena Noticia sobre la muerte y la resurrección de Jesús es un relato que se escucha, de parte de unos testigos que dan testimonio, y que piden nuestra fe a su relato. Hay elementos que funcionan como signos de credibilidad (el sepulcro vacío, por ejemplo).  Y es un relato encarnado en una historia real -con un espacio y tiempo "nuestros" y no un "tiempo primordial" inaccesible como en los mitos- y que implica la corporalidad de Jesús mismo... y que amerita la fiesta de la Pascua /semanal y anual), fiesta de la Vida.

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