miércoles, 14 de febrero de 2024

La triple profundidad del don del Hijo

 

   Heinz Schürmann, estudiando el himno cristológico de Flp 2,6-11, ve un triple nivel de entrega de Jesús: “se vació de sí mismo (kénosis)”, “se humilló a sí mismo (tapeinosis)”, “hasta la muerte de cruz” (staurós).[1]

   Se podría decir que son tres entregas sucesivas, que van incrementando la profundidad del don de Jesús.

   La kénosis se produce en la encarnación en la que el Hijo “que era de condición divina, se vació de sí mismo y tomó la condición de servidor”, es decir, la condición humana (vv. 6-7).

   La humildad (tapeinosis) la vivió Jesús a lo largo de toda su existencia; tanto que pudo decir “aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29).

   Y en la pasión y muerte, el don de Jesús llega hasta lo más profundo: “haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Flp 2,8).



[1] H. Schürmann, El destino de Jesús: su vida y su muerte, Salamanca, 2003; pp. 355ss (original alemán de 1996). El mismo autor analiza los dos primeros conceptos (kénosis y tapeinosis) cuando estudia el sentido de la expresión “la ley de Cristo” en San Pablo (Ga 6,2):  Cf. H. Schürmann, ¿Cómo entendió y vivió Jesús su muerte? Reflexiones exegéticas y panorámica, Salamanca, 1982; pp. 105-128 (2da. edición alemana de 1976).

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